Ni siquiera porque a una pandemia como la COVID-19 todavía no se le da el adiós definitivo y la experiencia nos susurre al oído que atajar los problemas a tiempo es sinónimo de precaución.
Entonces uno no se sorprende al saber que Ciego de Ávila tiene más casos febriles que ingresos, lo que nos coloca entre las provincias con mayor incidencia en el país, al manejar estadísticas entre el 50 y el 65 por ciento de positividad para los reactivos (monosueros).
“Muchas personas llegan a los policlínicos y hospitales con sintomatología sugestiva a dengue, pero aún tenemos que tratar esos casos como sospechosos por COVID-19. Deben aislarse para descartar esta segunda enfermedad y, de ser negativos, se les hace entonces la otra prueba correspondiente”.
Según López González, los individuos con malestares deben ir para un centro de aislamiento; en cambio, ocurre que en la pesquisa muchos niegan tenerlos o en las consultas se van sin ofrecer una dirección de residencia y, si la dan, no es donde viven realmente. Un bombillo que se enciende y parpadea necesita revisión.
“Un test de antígeno o un PCR confirman en poco tiempo la presencia de la COVID-19; sin embargo, para el dengue hay que esperar al quinto día posterior al inicio de los malestares, se realiza el monosuero y, de ser positivo, el paciente pasa a ser sospechoso de padecer dengue, pero tampoco confirma la presencia de la enfermedad, porque no a todos les da el rash.
“Esta misma muestra se envía para La Habana y es entonces un caso probable si la positividad persiste. Luego de esto se hace una segunda muestra a los 21 días de iniciados los síntomas y esta es la que confirma si hubo o no dengue”.
Ante los altos números de infestación, otro de los aspectos que casi confirma el padecimiento es que un número considerable de avileños ya padecieron la COVID-19 y se vacunaron con Soberana Plus, entonces cuando acuden con alguna sintomatología casi es descartable que tengan otra vez el virus SARS-CoV-2.
Hoy en la provincia la tendencia es al incremento; a medida que van descendiendo los casos de COVID-19, suben los diagnósticos de dengue y, asegura el doctor, “todavía a esta epidemia no se le tiene el control que necesita”.
“La detección de focos de Aedes aegypti también va en aumento, toda vez que se comenzó a hacer más vigilancia que la que se podía en medio de la pandemia”, de ahí que los municipios de Ciego de Ávila, Majagua y Morón presenten los escenarios más complicados en este sentido. Justo en las zonas urbanas de estos territorios se intensifica la vigilancia epidemiológica para fumigar el total del universo.
Refiere, además, que en el Grupo de Trabajo Temporal se valora la posibilidad de garantizar el ingreso del total de los sospechosos, pero la realidad demuestra que, ante tantos ingresos domiciliarios y otros que pasan el dengue en casa sin acudir a las instituciones de Salud, el Aedes aegypti sigue picando a sus anchas.