El humo blanco en la chimenea al principio de la semana pasada adelantó la buena noticia. Como si se tratara de la espera por la elección y nombramiento de un nuevo Papa en el Vaticano, los avileños habían esperado con igual devoción el regreso del café. Una devoción casi religiosa, podríamos decir.
Solo por eso escribimos el título en latín, ya que el origen del café no tiene nada que ver con el mundo grecolatino, por más que se cuente una leyenda sobre Zeus y su ensoñación tropical con una mujer morena de cabellos negros y fragancia única, entre dulce y amarga.
Demasiado exacta la metáfora, ¿no le parece? El café, sin embargo, es africano. Etíope, para más señas, aunque no pueda escribirse una historia detallada con fechas y cultivadores. Desde allí se esparció al mundo y del mundo a nuestras humildes coladeras.
Hay quien no es persona hasta que no prueba el café de las mañanas. Después que el vapor de agua empuja el resto del líquido por la cintura de las cafeteras italianas, y empapa el polvo para, desde ahí, subir negro, amargo y caliente, convertido en brebaje vital.
Y hay quien si no toma café al menos una vez al día siente que la cabeza “se le parte” y anda como poseído detrás del buchito sanador.
Por eso estos meses de ausencia en la canasta básica traen a no pocos con “mal de café”, esa abstinencia dolorosa que puede desembocar en mal humor, ansiedad y hasta en berrinches.
Mientras el polvito milagroso llega a las bodegas en lo que queda de octubre, nos atrevemos a cuquear los olfatos y la memoria afectiva de los tomadores empedernidos de café, con este paseo por la Empresa Torrefactora y Distribuidora de Ciego de Ávila.
Ojalá que cuando usted vea este fotorreportaje, pueda hacerlo degustando una tacita humeante de capulus, es decir, de café.
De la calidad del proceso de tueste, depende la calidad del polvo
Fuego constante
Ya se distribuye el café normado en una parte de la provincia
Dentro de la torrefactora, máximas medidas higiénicas para garantizar la inocuidad
Están garantizados, también, los envases
Se estima que no habrá fallos en noviembre y diciembre
La llegada del café significa vitalidad para la torrefactora
El peso exacto, ni un gramo menos
La calidad se mide durante todo el proceso