El soliloquio de Randol

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La nobleza o la humildad no se entrenan ni se compran en una farmacia de turno. A ciencia cierta, el cronista tampoco puede afirmar que se nace con ella…, o se hace en el bregar de la vida. Pero Randol Izquierdo Rodríguez, un jovencito que el próximo 4 de diciembre cumplirá 19 años, parece que lleva una eternidad con esos atributos.

El soliloquio de Randol

Cuando iba en busca de la gloria, en la última etapa de la Vuelta a La Farola, entre pedalazo y pedalazo, en su soliloquio, se decía que esta era la oportunidad de darle las gracias a su papá y a todos sus entrenadores por el tiempo que le dedicaron en su preparación.

Y no puede evitar pensar en los consejos que ahora le darían sus primeros entrenadores, Benito René Hernández y Raúl Torres, “cuánto diera por tenerlos ahora, alentándome desde el auto del equipo”.

Ese día, cuando entró triunfante a la meta, pensó también en las figuras que le antecedieron en el ciclismo avileño, esas con las que creció escuchando hablar de sus hazañas, desde Aníbal Torres, Rubén Companioni o Eliécer Valdés, hasta las más recientes como Companioni Junior o Ramón Martín, Cuquitín.

Ahora, cuando acaba de terminar tercero en la Clasificación General Individual en la II Vuelta a Oriente, lo primero que le dice al periodista es que sus coterráneos Serguei Fernández y Juan Carlos Martínez, también estuvieron muy bien, con el sexto puesto del primero y, en el caso del segundo, a pesar de llegar al giro sin apenas preparación, le ayudó en los momentos difíciles.

Para Randol vendrán, próximamente, nuevas lides, desde la Copa 8 de Marzo, la Vuelta al Centro y la justa panamericana de Panamá en abril, pero más allá de sus éxitos o fracasos, ojalá nunca baje del podio de la sencillez.