Se reúnen a las puertas del naciente período 2022 y a unas horas de celebrarse el Día de la Ciencia Cubana, con la motivación de incorporar conocimientos jurídicos y socializar experiencias que tributen a perfeccionar el desempeño.
Se dieron cita para hablar sobre prácticas novedosas e innovadoras que las rutinas les hace asumir como normales y apartadas del llamado a aplicar la ciencia a la actividad productiva para hacer frente a sucesivas carencias y concebir bienes y servicios que satisfagan las necesidades de la economía nacional.
Trabajadores por cuenta propia, gestores de proyectos de desarrollo local, integrantes de cooperativas no agropecuarias y titulares de micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes), conocieron herramientas para conducir sus negocios por el camino de la prosperidad, que significa también el posicionamiento de los productos como competitivos en los mercados nacional y foráneo.
Agradecen, entonces, las lecciones sobre normalización y calidad, propiedad industrial y la gestión ambiental pues, difícilmente podrán enrumbarse hacia el desarrollo próspero y sostenible sin transitar por estos senderos, que son los de la legalidad, pero también los del éxito.
A ratos la clase parece “complicada” y el lenguaje distante, sin embargo, las esencias quedan prendidas de la memoria y el “bichito” del conocimiento incitará a la búsqueda bibliográfica o a consultas a expertos, especialistas, profesores, científicos…
Queda claro que el trayecto no estará exento de trabas y obstáculos, incluso más de uno alza su voz allí para denunciarlas desde una postura crítica y siempre revolucionaria, porque es absurda e incongruente la actitud de quienes entorpecen negociaciones entre las formas económicas de reciente creación y las existentes de antaño.
A los resistentes al cambio el tiempo les demostrará que montan o se quedan, como se dice en el argot popular. En el empeño por transformar el modelo de gestión económica del país, desafiando las múltiples carencias que impone una crisis multicausal, la Delegación Territorial del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, de conjunto con las autoridades locales, se proponen acompañar a los nuevos protagonistas del desarrollo.
El propósito esencial es aunar voluntades e incorporar la ciencia y la innovación a las labores habituales para obtener mejores resultados en una provincia que contabiliza 26 mipymes aprobadas y 23 en proceso, representativas de una fortaleza para avanzar en las producciones de alimentos, bienes y servicios, y materiales de construcción.
Se suma la existencia de 65 proyectos de desarrollo local, con objetos sociales similares; y cuatro cooperativas no agropecuarias. Los pronósticos señalan un crecimiento, incluida la creación de mipymes estatales.
Más allá del necesario incremento, expertos como Laura María de Quesada Uli, subdirectora de la Dirección Provincial de Economía y Planificación, proponen reflexionar sobre las potencialidades para hacer e intencionar los encadenamientos productivos entre todos los actores económicos para impulsar un verdadero desarrollo participativo.
Se impone, además, desarrollar una cultura de trabajo que rompa esquemas y añejas mentalidades, que rebase las trabas y logre mayores niveles de eficiencia y productividad para responder a las necesidades en esferas como la producción de alimentos.