Mucho valor se necesita para ser un Papá a tiempo completo. Nadie ose demeritar tan hermosa faena, cargada de ese especial sentido de la responsabilidad y un infinito amor. Tanto como la madre, cobija el padre.

Sus manos, fuertes, también acarician el alma y en sus brazos está la protección que cada niño necesita y seguirá necesitando más allá del tiempo. Nadie lo duda: el mejor legado de un padre a sus hijos es un poco de ese tiempo, cada día.

Puro y dulce en su interior. Llega a ser el mejor confidente y cómplice de esas aventuras que todo hijo vive.Nunca será el villano. Papi siempre es el héroe favorito. Da lo mismo que vista una bata blanca o verde, según la labor, porque de cualquier forma se sabe que ha estado salvando a otros, o que venga cubierto de grasa, porque su labor arreglando carros no le deja otra opción, o que la tierra, con su olor a vida, la traiga impregnada en la piel, después de una larga jornada en el campo…Los ojos se llenan de una brillantez perpetua cuando aparece el Papá bombero, panadero, cocinero, escritor, periodista, maestro, albañil, plomero, policía, barrendero, abogado, artesano, camarero, chofer, científico…

Ese papá que al llegar a casa, deja las muchas preocupaciones y problemas resueltos o por resolver, atrapados en otra dimensión y se convierte en mago o entrenador de patines, es también el que más conoce de números, de leyes de la Física y obras literarias a la misma vez. Papá, aprendiz de todo. Papá poeta. Papá constructor…

La expresión divina, se retrató en su rostro cuando puso la mano en el vientre de Mamá, y sintió la patadita o cuando esa mano diminuta atrapó uno de sus dedos de gigante, para no soltarse jamás. Y es que aunque un día, ya no esté, de alguna forma se las ingeniará para mantener ese lazo.

Papá es un creador, un verdadero “espantapenas”, el consejero certero. Tiene una respuesta para todo y también la solución. Él sabe lo que significa su abrazo por eso no escatima y los tendrá a granel…¡Y cuánto se extraña cuando falta!

Conforme a la tradición, se le dedica un día. De acuerdo a los sentimientos, todos nuestros días le pertenecen.

Gracias y felicidades a todos esos hombres, hacedores de la maravilla.