A media mañana de este lunes 24 la tormenta Laura era para los cienfuegueros un fenómeno que se desplazaba a 135 kilómetros de su costa sur. Y obviamente, a la hora en que el satélite mostraba esa ubicación, se confirmaba que para los avileños había sido solo un susto que iba alejándose con ella.

Justo en ese momento, Orlando Pérez Pedreira, delegado de la Agricultura en el territorio daba el parte a su manera: “sin daños”. Con su versión resumida definía la feliz noticia para un sector que ha venido disminuyendo rendimientos a falta de fertilizantes, y no podía darse el lujo de marchitar, aún más, las hectáreas plantadas que “para colmo” eran las mayores extensiones sembradas en una campaña primaveral.

Pero mientras Laura se acercaba al oriente cubano y su cono nos llevaba de la alerta a la alarma, Orlando movilizaba a su equipo y se preparaba para lo peor: más de 600 cabezas de ganado de la costa sureña fueron evacuadas; las granjas avícolas recibieron el pienso suficiente y sus huevos fueron recogidos para apoyar la alimentación de los evacuados; las cochiqueras recibieron alimentos para cinco días de cobertura; los techos de las casas de cultivo fueron desmontados; la transportación de Acopio, activada para mover las cosechas que podían caer y distribuirla con rapidez para la población o el consumo animal (dependiendo de los daños)…

Ahora sabemos que todo eso fue necesario...

Que las temperaturas frescas y las escasas lluvias le hicieron bien hasta los 144 organopónicos de la provincia y que nuestras cosechas, allende las ciudades, siguen en pie.