Trompetillas para Trump

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Trompetillas para Trump

No solo Estados Unidos. El mundo entero parece estar al tanto de lo que pueda ocurrir en las próximas horas dentro de ese poderoso país, sobre todo en relación con -o como consecuencia de- la postura adoptada por su saliente gobernante Donald John Trump.

Su rotunda negativa a participar en la ceremonia de sucesión mandataria –echando por tierra una larga tradición-  coincide con información que adelanta el Washington Post, acerca de la partida ese mismo día, antes de que Biden sea juramentado en el cargo.

No será la primera, y posiblemente tampoco la última, expresión de desconocimiento y de irreverencia hacia el triunfo del contrincante demócrata. El tono de una arrogancia e impertinencia congénitas, que fueron haciéndolo cada vez más impopular, incluso dentro de las filas republicanas, llegó a encrestarse con la incitación abierta a una violencia civil que terminó volcando sobre el Capitolio a miles de ciegos seguidores suyos, autores de un comportamiento tan bárbaro (salvaje) como el que su propio gobierno aplaudió cada vez que la también incitada oposición política emprendía acciones similares contra gobiernos legítimos en países como Venezuela, Bolivia, Ecuador…

Devenido “colmo” de males, el hecho no solo bañó en lodo al partido republicano y despojó de careta a la aparentemente inmaculada democracia norteamericana, sino que  remarcó una situación de inseguridad quizás nunca sentida de forma tan real e intensa allí, al menos por décadas. No por gusto se alistan alrededor de 21 mil efectivos para la toma de posesión de Biden, el próximo 20 de enero.

Si a todo lo anterior se une la difusión del rosario de mentiras dichas por él, barbaridades como la de sugerir inyectarse desinfectante contra el coronavirus, miles de caricaturas ridiculizantes de su figura y  una avalancha de memes a raíz de los últimos acontecimientos… es obvio que, amén de la autodespedida que sobre alfombra roja él mismo se prepara, la partida tendrá implícitos más acordes de “trumpetilla” que de bombo, vítores y platillos cuando penetre por última vez en la panza del Air Force One: esa “Casa Blanca voladora” en que pensó viajar eternamente a la gloria creyéndose invencible, superior a todo y a todos; dueño del mundo y el tipo más poderoso de la Tierra, desde que la evolución natural convirtió al mono en hombre.