Atrapados por alacranes azules en Morón

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Atrapados por alacranes azules en Morón

El alacrán colorado o escorpión azul (Rhopalurus junceus) es una especie endémica de Cuba, distinta de las restantes 36 variedades presentes en la Isla. Debe el nombre al tono azul en su cola y aguijón; lo de colorado le viene porque su cuerpo muestra un matiz rojizo oscuro.

Pocos se atreverían a contemplar la extraordinaria fisonomía de estos ejemplares, amenazantes, con pronunciadas tenazas y cola, y dispuestos siempre a propinar una picadura, cuyo dolor nos lo recordará buen tiempo.

Sin embargo, en un reducido espacio de la provincia de Ciego de Ávila, hombres y mujeres conviven entre estos animales, los alimentan y manipulan. En tales circunstancias es difícil salir ilesosde frecuentes punzadas pero, las habilidades adquiridas durante años y los medios de protección,les permiten esquivarlas mientras los cuidan y extraen sus toxinas para el posterior envío a los laboratorios de Labiofam en La Habana, donde las emplean para la elaboración del fármaco Vidatox  30 CA.

Estudios científicos han corroborado los efectos analgésico, antinflamatorio y antitumoral de las proteínas de la toxina, de ahí su aplicación médica en pacientes con tumoraciones cancerígenas, a través de gotas homeopáticas que no interfieren en otros tratamientos aplicados contra la enfermedad.

El fármaco inhibe las células malignas, resulta inocuo para la salud humana sin efecto secundario y sus logros más significativos suelen registrarse en enfermos con cáncer de mama, próstata, cerebro, pulmón, cuello del útero, páncreas y colon.

El investigador Alexis Díaz, de la Empresa de Producciones Biofarmacéticas y Químicas (Labiofam), en declaraciones para la agencia de noticias Prensa Latina, manifestó: "Las evidencias han demostrado que mejora la calidad de vida de los pacientes, les ayuda a recuperar el peso corporal y el apetito, y contribuye a disminuir el consumo de analgésicos tradicionales".

Aunque en el territorio avileño la extracción del veneno se inició en el año 2005, el empleo terapéutico de la toxina del alacrán azul fue descubierta al cabo de una década de trabajo por el biólogo cubano Misael Bordier, quien inició el criadero de escorpiones y su investigación, en la Facultad de Ciencias Médicas de Guantánamo, a finales de los 80.

La toxina, una vez formulada y esterilizada constituye el producto natural, también comercializado como Escozul, cuyo empleo se ha expandido a países de Europa, Asia y América Latina, a partir de las importaciones del fármaco y la socialización de las experiencias en el tratamiento de enfermedades contra el cáncer, que constituye una de las principales causas de muerte a nivel global.

DES-CIFRANDO EL ESCORPIONARIO

En una espeluznante maniobra con pinzas, Mileidys atrapa uno de los ejemplares que permanecen en cautiverio en el Bioterio de la Unidad de Producción de Labiofam en el municipio de Morón, comprueba su vitalidad y lo devuelve al fondo del recipiente (revestido con zeolita), donde reposa y tiene a su disposición una reducida vasija con agua. Luego le deposita una galeria viva (pequeño gusano que compone su dieta de dos veces a la semana) e ipso facto el depredador la atrapa para devorarla.

La vista se pierde entre los 7 000u 8 000 envases, minuciosamente etiquetados y clasificados, que reposan en diferentes estantes. En cada uno convive un alacrán, por tanto, es copioso el procedimiento para atenderlos, a cargo de tres técnicos de la unidad productiva. Se requiere paciencia, destreza y mucha sensibilidad. “Los cuidamos como si fueran niños”, asegura Mileidys.

“La extracción del veneno se realiza mensualmente, mediante un proceso totalmente artesanal. Con un regulador de voltaje que disminuye la intensidad de la corriente entre 20 y 22 voltios,  se dan tres golpes de pedal y, al recibir el estímulo eléctrico mientras es sostenido con dos pinzas, expulsa las gotas de veneno por el telsón. Si al tercer intento de extracción no echan, entonces son clasificados como negativos y devueltos a su ambiente natural”, explica Alejandro Negrín Brito, especialista de producción de la entidad.

En el periodo de explotación autorizado (dos años), de acuerdo con las regulaciones del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA) para la protección de la fauna; se practican 24 extracciones a cada animal y, posteriormente, son liberados en las propias áreas de captura, que se encuentran diseminadas por casi toda la provincia.

A una cantidad de escorpiones que oscile entre 50 y 55 es posible extraerles un promedio de 10 mililitros (ml) de toxinas. En un día se pueden extraer hasta 150 ml.

En 2020 la entidad produjo 12.516 litros que posibilitaron el envío de 40 lotes de toxinas al Laboratorio Central de Labiofam y un ingreso equivalente a 82 348.48 pesos moneda nacional, sustentados en extracciones con calidad a partir de concentraciones de proteína con un mínimo de seis y hasta superiores a 10 mg/ml.

Con alrededor de 8 000 escorpiones en el bioterio y un plan de captura fijado en 500 mensuales, la unidad productiva moronense deberá extraer 21 mil 817 ml en el transcurso del año 2021, meta fijada a nivel nacional que presenta no pocos obstáculos para su cumplimiento.

“Atrapar semejante cantidad de escorpiones azules resulta dificultoso en las circunstancias actuales, como consecuencia de la notable disminución de la especie en los predios avileños, tras los azotes del huracán Irma. Debemos tener en cuenta, además, las reducciones en el bioterio, debido a decesos (como promedio muere el 2% de la masa) y la liberación por plazos cumplidos o por su condición de negativos. Realmente lo único que suma es la captura”, destacó Negrín Brito.

No se trata de una mera justificación ante probables incumplimientos, sino de un razonamiento lógico y objetivo, en circunstancias que los proyectos de alacranarios en el país parecen estar en decadencia, fenómeno que se viene manifestando desde el año 2017.

“La depreciación de la toxina, cotizada en correspondencia con la concentración de proteínas, conllevó a que los escorpionarios fueran subsidiados, generando desmotivación entre los trabajadores y reducción en los aportes. El plan de producción nacional actualmente se corresponde con una cantidad de 72 000 alacranes, cantidad de animales que antes eran atendidos en grandes alacranarios como los de las provincias de Granma y Holguín”, enfatizó el especialista de producción.

Otras cifras aportan mayor objetividad a las palabras: las toxinas con concentraciones de proteínas de 10 mg/ml, pagada anteriormente a 24.00 pesos moneda nacional el ml, ahora se comercializa por un valor de 5.76; en tanto, las de mayor calidad se cotizaban a precios superiores y actualmente solo cuestan 13.0011 el ml.

El decrecimiento de los precios también tiene un impacto negativo en la sostenibilidad de la unidad productiva, teniendo en cuenta que los procedimientos establecen que los alacranes deben alimentarse ocho veces al mes y las galerias adquiridas en los Centros Entomófagos y Entomopatógenos (CREE) tienen un valor de 0.18 centavos cada una.

Pese a las condicionesdifíciles, la entidad asegura el adecuado tratamiento de los animales para continuar aportando a la consolidación de la Industria  Biofarmacéutica como una de las actividades de mayor capacidad exportadora. La consistencia productiva y la disciplina tecnológica los distingue en una actuación perseverante para potenciar la cadena salud‒fármacos, en un contexto de reconocimiento internacional a los tratamientos y aplicaciones cubanos.

Los trabajadores de la Unidad Productiva de Labiofam en Morón, siguen atrapados por los alacranes azules, en el afán por continuar impulsando el desarrollo económico, social y científico. La sensibilidad, también los motiva, saben que cada gota de toxina representa el alivio y la esperanza para pacientes aquejados por terribles enfermedades como el cáncer.