Implementarán proyecto para el manejo integrado del Gran Humedal del Norte de Ciego de Ávila

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Implementarán proyecto para el manejo integrado del Gran Humedal del Norte de Ciego de Ávila

El proyecto científico del Centro de Investigaciones de Bioalimentos (CIBA), dirigido al manejo integrado del Gran Humedal del Norte de Ciego de Ávila (GHNCA) para lograr su sostenibilidad y adaptación al cambio climático, tendrá impacto en el desarrollo de la provincia de Ciego de Ávila. 

Con la unificación de los factores confluyentes en el GHNCA se prevé perfeccionar el ordenamiento ambiental, económico y social; contribuir a la sostenibilidad y adaptabilidad a partir de la evaluación del clima en diferentes escenarios; lograr un equilibrio ecosistémico mediante soluciones basadas en entornos y en comunidades; y desarrollar políticas y planes estratégicos orientados a la conservación y el uso racional de los recursos naturales.  

El proyecto favorecerá las producciones de bienes y servicios asociadas a la acuicultura, el turismo y la agricultura; y, por ende, la elevación de la calidad de vida de las comunidades enclavadas en el humedal, que incluyen Manatí, La Pesquera, Embarcadero, El Salado, La Escondida, Manacas, Cayo Guanal y Playa de Cunagua.

El estudio iniciará con el establecimiento y la actualización de la base ambiental, a partir de caracterizaciones y análisis del comportamiento de variables climáticas y meteorológicas (precipitaciones, temperaturas y vientos); la clasificación de los suelos en función de su origen, posición topográfica, pendientes, drenaje, profundidad, textura, estructura y grado de erosión; y el análisis de los caudales anuales y mensuales de los ríos, las fluctuaciones de caudales y la calidad de las aguas superficiales.

A ello se sumarán caracterizaciones de las lagunas naturales, indagaciones referentes a las particularidades y disponibilidad de aguas subterráneas, los niveles de ruido y su relación con la biodiversidad; la identificación, ubicación, distribución, diversidad y abundancia de las especies de flora y fauna; una caracterización sociodemográfica, que incluya aspectos relacionados con la calidad de vida de las comunidades y las costumbres de los grupos humanos, la descripción de las actividades económicas fundamentales que se desarrollan en el área, la infraestructura creada y los recursos culturales con valor patrimonial.

La MSc. Yamilé Jiménez Peña, Subdirectora de Investigaciones del CIBA expresó que “en función del GHNCA se ha trabajado mucho, pero de manera independiente. Las entidades allí representadas lo han hecho desde su perspectiva y misión. El proyecto del CIBA se propone integrar y perfeccionar esos estudios, con el objetivo de instituir un programa de manejo integrado que constituya una herramienta eficaz para la toma de decisiones concernientes al uso racional de este ecosistema, en su adaptación al cambio climático”.

Enfatizó que el proyecto responde a la Tarea Vida y a los programas gubernamentales, liderados por el presidente cubano Miguel Díaz-Canel Bermúdez, para integrar la ciencia al desarrollo local y la producción de bienes y servicios.

“En el área del humedal existe actividad agrícola, la cual podremos reorganizar tras conocer las características de los suelos y su idoneidad para los diferentes cultivos, según las condiciones del ecosistema”, enfatizó.

Al proyecto encabezado por el CIBA se integran como participantes las empresas provinciales de Aprovechamiento Hidráulico, Recursos Hidráulicos, Pesquera y Forestal; la Delegación Territorial del CITMA, los ministerios de la Construcción, Agricultura y Turismo; la Universidad Máximo Gómez Báez, Geocuba y los centros Meteorológico y de Investigaciones sobre Ecosistemas Costeros.

Entre los principales problemas identificados en el GHNCA sobresalen la transformación del régimen de las aguas superficiales y subterráneas, debido a la construcción de obras hidráulicas y civiles para lograr un mejor aprovechamiento de los recursos hídricos de la cuenca norte de la provincia; afectaciones en la calidad del vital líquido, como consecuencia del vertimiento de residuales sin o con deficiente tratamiento desde diferentes fuentes contaminantes; y cambios en la dinámica de las corrientes marinas tras la construcción del pedraplén que une a los cayos con la isla grande, lo que ha tenido impacto negativo en las características del mar interior y la biodiversidad de la zona.

Otras dificultades están asociadas a la limitación de la llegada de aguas terrestres a la línea costera, lo que incide en el incremento de los niveles de salinidad en el mar interior y tiene efectos desfavorables en la biodiversidad; los daños ocasionados a las dunas por la actividad constructiva, la expansión de especies de plantas exóticas invasoras y la introducción de variedades de plantas que han tenido impacto negativo en el ecosistema.

En el sector turístico no se reusan las aguas residuales para el fertirriego de las áreas verdes y la jardinería, ni se explota adecuadamente la naturaleza que alberga el GHNCA durante las excursiones.

En tanto, la actividad forestal enfrenta las consecuencias de la introducción de especies no adecuadas al ecosistema, así como el impacto de incendios forestales y la tala ilegal. La flora y la fauna del humedal también han sufrido los efectos devastadores de la sequía y los huracanes.

Desde el punto de vista socioeconómico no se han evaluado los bienes y servicios que ofrece el GHNCA, las comunidades e instituciones que desarrollan actividades dentro de esa área no poseen suficientes conocimientos sobre la problemática actual del ecosistema, y es deficiente la labor comunicacional sobre la importancia del humedal y las áreas protegidas existentes en su interior.

El gigantesco ecosistema, carente de administración, tiene una extensión de 226 mil 875 hectáreas y abarca cuatro de los 10 municipios de la provincia de Ciego de Ávila (Chambas, Morón, Bolivia y Primero de Enero). Posee tres áreas protegidas: la reserva ecológica Centro-Oeste de Cayo Coco y los refugios de fauna la Loma de Cunagua y El Venero, este último dedicado a la conservación de poblaciones de aves acuáticas y de la grulla cubana.


También cuenta con un centro de cría del cocodrilo americano, con centenares de ejemplares, que al llegar a su estado de adultez, son liberados al medio natural para su desarrollo.

Según un reporte de la Agencia Cubana de Noticias (ACN), “es objetivo de acciones priorizadas como parte de la Tarea Vida, por ser uno de los escenarios de peligro y vulnerabilidad de las zonas costeras de Cuba y los cayos adyacentes, asociados al ascenso del nivel del mar para los años 2050 y 2100”.

De acuerdo con la literatura especializada, los humedales son zonas de la superficie terrestre que están temporal o permanentemente inundadas, reguladas por factores climáticos y en constante interrelación con los seres vivos que la habitan.

Se consideran como tales “las extensiones de marismas, pantanos y turberas, o superficies cubiertas de aguas, sean éstas de régimen natural o artificial, permanentes o temporales, estancadas o corrientes, dulces, salobres o saladas, incluidas las extensiones de agua marina cuya profundidad en marea baja no exceda de seis metros”, además, “podrán comprender sus zonas ribereñas o costeras adyacentes, así como las islas o extensiones de agua marina de una profundidad superior a los seis metros en marea baja, cuando se encuentren dentro del humedal”.

Los humedales son ecosistemas de gran jerarquía por los procesos hidrológicos y ecológicos que en ellos ocurren y la diversidad biológica que sustentan.

Se consideran los ecosistemas más productivos de la Tierra y son fuente de diversidad biológica, aportan el agua y la productividad primaria, de la que un sinnúmero de especies animales y vegetales dependen para su supervivencia. Sustentan elevadas concentraciones de aves, mamíferos, reptiles, anfibios, peces y especies invertebradas y son fuentes importantes de agua potable.

Desde el año 1997 se celebra el Día Mundial de los Humedales, en conmemoración a la firma del Convenio sobre los Humedales, en Ramsar, Irán, el 2 de febrero de 1971. Este acuerdo fue el primero de su tipo en el planeta destinado a la conservación y el uso racional de esos ecosistemas.