El proyecto internacional Construyendo la resiliencia costera en Cuba a través de soluciones naturales para la adaptación al cambio climático, potenciará una visión integrada de la reducción del riesgo de desastres y la adaptación al cambio climático como base fundamental para la sostenibilidad de las acciones de desarrollo, mediante intervenciones directas en cuatro asentamientos costeros del país, incluido Punta Alegre, en el municipio de Chambas.
Financiado por la Unión Europea, bajo el programa Alianza Mundial contra el Cambio Climático (GCCA), e implementado por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y la Agencia de Medio Ambiente (AMA), del CITMA, como institución nacional; el estudio contempla también al Consejo Popular 2, Punta Brava, del municipio de Caibarién; Playa Victoria, en el territorio de Yaguajay; y Santa Rita, en la localidad de Nuevitas.
En estas áreas de los litorales de Villa Clara, Sancti Spíritus, Ciego de Ávila y Camagüey se prevé la implementación de soluciones naturales que permitan ajustarse al cambio climático, entre las que sobresalen la rehabilitación de costas, la creación de fincas resilientes, la planificación de acciones en comunidades y ecosistemas vulnerables, y la incorporación del enfoque integrado de reducción de riesgos de desastre en los programas de desarrollo local.
“Esto implica lograr cambios en la percepción, las actitudes, el manejo de los recursos costeros y en costumbres ancestrales como las vinculadas a la pesca, que requieren de un ordenamiento, por lo cual se precisa formar una conciencia.
“El fortalecimiento incluirá equipamiento, capacitación, visibilidad, sensibilización y comunicación, espacios de coordinación de actores a diferentes niveles. Especial énfasis se pondrá en el fortalecimiento de los gobiernos, representantes de sectores clave y los medios de comunicación”, destacó la Máster en Ciencias Yamilé Jiménez Peña, Subdirectora de Investigaciones del Centro de Investigaciones de Bioalimentos (CIBA).
Al concluir el proyecto deberán estar creadas las capacidades en actores locales clave para priorizar acciones en los planes de Reducción de Riesgos de Desastres sectoriales y territoriales, que no solo incorporen las lecciones aprendidas del enfrentamiento a eventos hidrometeorológicos extremos, sino también el conocimiento sobre riesgos actuales y futuros, reduciendo las vulnerabilidades existentes y evitando la creación de nuevas.
Fuentes documentales del CIBA destacan el impacto que tendrá el experimento en la rehabilitación de humedales costeros y la contribución al restablecimiento de los servicios de protección de un importante tramo de ecosistema costero. “También promoverá, entre actores clave y autoridades de gobierno, la incorporación de de soluciones naturales en programas, planes y proyectos de desarrollo para fortalecer la resiliencia de los litorales”.
Construyendo la resiliencia costera…concibe actividades principales como el diagnóstico, control y manejo de las especies exóticas e invasoras que afectan los servicios ecosistémicos de humedales costeros; la determinación y el monitoreo ambiental de fuentes contaminantes que afectan el entorno; y la formulación de propuestas de alternativas para solucionar el impacto ambiental ocasionado por el vertimiento de residuales líquidos y sólidos.
A tales esfuerzos se integran especialistas de la Delegación Territorial del Ministerio de Ciencia Tecnología y Medio Ambiente (CITMA), el CIBA, el Centro de Investigaciones sobre Ecosistemas Costeros (CIEC), el Centro Meteorológico Provincial, la Dirección Provincial de Planificación Física, el Gobierno Municipal del Poder Popular en Chambas, las empresas Agropecuaria y de Aprovechamiento Hidráulico, la UEB Forestal, la Filial Universitaria, la Dirección Municipal de Educación, y sectores priorizados y estratégicos de la localidad intervenida, incluidas la Empresa Pesquera e instituciones de Educación y Salud Pública.
Según expresa la documentación del proyecto, acuerdos ambientales nacionales e internacionales reconocen que la degradación de los ecosistemas limita la capacidad del planeta para adaptarse al cambio climático y que los enfoques de Adaptación basada en Ecosistemas (AbE) deben ser una prioridad. La AbE puede incrementar la capacidad adaptiva y la resiliencia social y ecológica en países desarrollados y en desarrollo, a partir de la utilización de la biodiversidad y los servicios ecosistémicos para ayudar a las personas a adaptarse a los efectos adversos del cambio climático.
“Esto incluye el manejo sostenible, la conservación y la restauración de los ecosistemas, como parte de una estrategia general de adaptación, que considera los cobeneficios sociales, económicos y culturales para las comunidades. Algunos ejemplos son: la restauración de ecosistemas costeros para proteger a las comunidades de marejadas, el uso de árboles de sombra en cafetales para estabilizar la producción en climas más secos y variables y la restauración de bosques en nacientes y zonas riparias para regular las reservas de agua y proteger a las comunidades de inundaciones.
“La AbE puede brindar beneficios adicionales a la adaptación, como incrementar las reservas de carbono, la polinización y la diversificación de medios de vida. Complementa los enfoques relacionados con el manejo de los recursos naturales y la biodiversidad; pero este enfoque es diferente porque se centra en las necesidades y beneficios adaptativos y los integra en las estrategias de adaptación. Asimismo, la AbE se centra en las personas al utilizar enfoques participativos basados en las comunidades.
“Existen muchas maneras de responder al cambio climático. Lo importante no es tener una lista de ellas, sino entender cómo cada ciudad se ve afectada y cuáles acciones institucionales, legislativas, comunitarias, ambientales o de infraestructura son las convenientes para que esta logre mejor capacidad de respuesta o sea más resiliente al cambio climático”.