Día del Campesino: En la fuerza de sus manos

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Día del Campesino: En la fuerza de sus manos

El programa del Moncada se convirtió en una guía estratégica y táctica, en el proceso vertiginoso de las transformaciones socioeconómicas del país. A solo dos meses de asumir del poder, el gobierno revolucionario proclamó distintas medidas con el objetivo de rescatar la soberanía nacional, eliminar el subdesarrollo y establecer la igualdad social.

 

Transcurridos cuatro meses y 17 días del triunfo de la Revolución, el Gobierno Revolucionario dictó la primera Ley de Reforma Agraria, que tuvo como escenario el local ocupado por la Comandancia del Ejército Rebelde en La Plata, Sierra Maestra.

Se eliminaron así los latifundios nativos y extranjeros, al limitar la propiedad de la tierra a un máximo de 30 caballerías; las propiedades de los terrenos fueron entregadas a los campesinos que los trabajaban y se liquidaron las rentas que se veían obligados a pagar, liberándolos de todo tipo de explotación y amenaza de desalojo; los obreros agrícolas fueron redimidos de míseros salarios, largas jornadas laborales y de la constante amenaza del desempleo y el “tiempo muerto”.

La Reforma Agraria constituyó un importante paso en la radicalización del proceso revolucionario, significó el nacimiento de un sector estatal de la economía, al convertirse en granjas del pueblo miles de caballerías expropiadas e iniciarse el proceso de cooperativización. Pero, sobre todo, coadyuvó a fortalecer la alianza obrero-campesina, que fue un principio de la Revolución desde el comienzo de la lucha.

Esta unión se consolidó en el propio proceso revolucionario: juntos constituyeron el nuevo ejército revolucionario, apoyaron y pusieron en práctica las nuevas medidas revolucionarias, se dispusieron a enfrentar las agresiones internas y externas de la reacción, y emprendieron la construcción de la nueva sociedad.

El carácter radical de las medidas populares, entre las cuales se incluyó la Ley de Reforma Agraria, golpeó fuertemente a la burguesía nativa y al Imperialismo, quienes desataron una cadena de agresiones que comprendía desde la más feroz campaña anticomunista hasta la agresión directa.

Los fondos bancarios cubanos depositados en los Estados Unidos fueron embargados, y se declaró la reducción a Cuba del suministro de petróleo norteamericano, equipos industriales y otras mercancías, incluyendo comestibles. A ello se sumaron agresiones aéreas y un peligroso intento de sedición contrarrevolucionaria.

Las agresiones provenientes de esa nación se han agudizado como parte de la política hostil mantenida por el gobierno estadounidense durante más de 62 años. En ese escenario, el campesinado se ha mostrado resistente, dando incontables muestras de confianza en la Revolución que los dignificó aquel 17 de mayo, devenido posteriormente en jornada para celebrar y reanudar el compromiso con la soberanía de la Patria, que también descansa en la fuerza de sus manos.