Chamberos contra la pandemia

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Chamberos contra la pandemia

 

Si algo dejó claro Jorge Luis Tapia Fonseca, vice primer ministro de la República de Cuba, en recorrido por consejos populares del norte del municipio avileño de Chambas, es que muchas de las soluciones a los apremiantes problemas ocasionados por la COVID-19 se pueden resolver desde lo endógeno con el concurso de todos los miembros de la comunidad.

 

Fiel a su estilo de trabajo, alérgico a las justificaciones ante lo mal hecho, en batalla permanente contra el burocratismo y en vínculo con el pueblo, recorrió, junto a su equipo de trabajo, las localidades de Los Perros, Punta Alegre y Máximo Gómez para el seguimiento a las medidas de enfrentamiento a la pandemia.

En el primero de esos asentamientos poblacionales, con alrededor de 1 630 habitantes, Tapia Fonseca fue crítico ante los altos niveles de indisciplina, que se manifiestan en una elevada movilidad, el incumplimiento de los protocolos sanitarios al interior de los hogares y la deficiencia en cuestiones organizativas ante la realidad de 48 casos activos, de los cuales una decena son niños.

“De continuar la indisciplina social aquí, luego en el Sistema de Salud no alcanzarán los recursos para controlar la incidencia y consecuencias negativas de la enfermedad. El mejor medicamento es el aislamiento, la prevención”, aseguró el Vice Primer Ministro.

Mucho énfasis hizo en la necesidad de garantizar la cantidad de mensajeros con el propósito de distribuir hacia las casas alimentos y otros recursos imprescindibles, en aras del aislamiento y la reducción de la movilidad. Sobre este último tema dijo que sobre quienes infrinjan el horario de cierre deben aplicarse multas en la cuantía máxima, e incluso, en casos más graves la apertura de expedientes judiciales por causar la propagación de la pandemia.

Los factores de la comunidad han de funcionar adecuadamente en la aplicación de estrategias para cortar las cadenas de contagios. De esa integración dependerá buena parte del éxito contra la enfermedad.

También como parte de la visita, en la que participaron Jorge Luis Broche Lorenzo, miembro del secretariado del Comité Central del Partido Comunista de Cuba (PCC), Carlos Luis Garrido Pérez, primer secretario del Partido en la provincia, y el gobernador Tomás Alexis Martín Venegas, se chequeó la marcha de obras en beneficio de la comunidad, como la instalación de un teléfono público, la reparación de la placita, la puesta en funcionamiento de una turbina para el abasto de agua y el funcionamiento en las noches de un carro en caso de emergencias médicas.

Más adelante, en el Instituto Preuniversitario Urbano Joaquín de Agüero y Agüero, de Punta Alegre, la comitiva dialogó con los pobladores acerca de todo lo que se puede hacer en pos de eliminar la propagación del virus.

“Aquí hay que ponerle el mismo entusiasmo del tiempo de parrandas al enfrentamiento a la pandemia”, dijo Tapia Fonseca, con vistas a renovar los métodos de actuación e implicar activamente a los pobladores.

Resulta inconcebible que no se cuente con todos los mensajeros cuando mucha gente no tiene trabajo y pueden cobrar por estas funciones 2 200.00 pesos, además de que trabajadores de otros sectores permanecen en sus casas percibiendo beneficios salariales o con menos responsabilidades que en tiempos normales y pudieran sumarse a la tarea.

Tapia Fonseca planteó que si se cierran todas las vías de acceso, tanto en Punta Alegre como en Máximo Gómez (también conocido como El Central), se estaría en condiciones de lograr indicadores epidemiológicos favorables comparables a los de la Isla de la Juventud.

Acción esta última que, junto a otras como la vacunación anti-COVID-19, la aplicación de Biomodulina T a los mayores de 65 años y de Nasalferón a las embarazadas en el tercer trimestre de gestación, puede asestarle el golpe definitivo a la pandemia.

No obstante, es preciso no bajar la guardia porque “la Abdala no resuelve ella sola el problema, hay que ponerse también la vacuna de la disciplina y la exigencia”.

En el encuentro con el pueblo se dejó claro, además, la necesidad impostergable de cambiar viejos métodos en la atención a los planteamientos; una solución más rápida, despojada de burocratismo, a partir de los recursos disponibles y la sensibilidad humana de los directivos ante todas las demandas de los pobladores.