Aunque ya no seamos del todo conscientes, la curva de contagios de la COVID-19 en Ciego de Ávila no desciende tan rápido como pareciera sugerir la normalidad no declarada, pero fáctica, en que vive la provincia. Mucho tiene que ver la manera en que está cursando la enfermedad y la percepción del momento.
Con todo y que en los últimos días han fallecido cuatro avileños, la aparente menor letalidad de la variante ómicron del SARS-CoV-2 y los cambios en los protocolos de actuación han provocado en algunos la falsa sensación de que la pandemia está vencida. Por eso cada semana sacamos cuentas y ponemos ciertos números a la consideración del público.
La relación directa entre la cantidad de enfermos en un período determinado, la saturación del sistema sanitario, el incremento de las muertes asociadas y el sentimiento de indefensión y miedo (que puede derivar en histeria colectiva), ya fue demostrada aquí en fecha tan reciente como el verano pasado. Y, como apuntábamos hace unas semanas, resulta inaudita la desmemoria, todavía más si nos fijamos en los acumulados.
Al cierre del primer día de febrero se reportaron 125 casos autóctonos positivos que, mirándolos con optimismo, nos inducirían a pensar que el más corto de los meses podría consolidar la caída de la incidencia al estabilizar una meseta de un centenar de positivos diarios. Ello a pesar de que apenas el 28 de enero se produjo el pico máximo para el actual rebrote, con 327.
Claro que esas cotas diarias pueden estar determinadas por cuestiones ajenas al verdadero comportamiento del contagio. A lo largo del enfrentamiento demoras e interrupciones en los laboratorios han modificado las cifras del día, a favor o en contra. También se sabe que ahora se muestrea menos, atendiendo al contexto sanitario y económico. Son esas razones para hacer análisis por períodos, antes que jornada a jornada. No obstante, el promedio de positivos diarios (153) permite tener una buena idea de por dónde vamos.
En ese sentido, tocaría esta semana detenernos en lo sucedido durante el mes de enero. El inicio de 2022 vino acompañado de una nueva ola, luego de que el final de 2021 fuera lo más parecido a la tranquilidad que tuvimos en los últimos 365 días. Ómicron se instaló con mucha facilidad y ha estado avanzando rápido, aunque con incidencias menores, en parte porque se encontró una población muy inmunizada.
Ciego de Ávila computó 4 760 casos autóctonos en apenas 31 amaneceres de enero, con lo cual el período ostenta sus propios récords: el peor inicio de año y el cuarto mayor acumulado después de julio, agosto y septiembre de 2021. ¿Por qué no estamos tan asustados como entonces? Lo decíamos en un párrafo anterior, la muerte o la gravedad (también la fatiga pandémica y las urgencias cotidianas) podrían explicar cómo reaccionamos, aun cuando 31 avileños perdieran la vida.
Este martes el director general de la Organización Mundial de la Salud, Doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus, fue muy claro: “desde que ómicron se identificó por primera vez hace 10 semanas, se han informado casi 90 millones de casos de COVID-19. Ahora estamos comenzando a ver un aumento muy preocupante de muertes en la mayoría de las regiones del mundo. Es prematuro que cualquier país se rinda o declare la victoria”.
En esa cuerda, el ministro de Salud cubano, José Ángel Portal Miranda, concluía su publicación de cada semana con un llamado de alerta: “pedimos a nuestro pueblo actuar con prudencia y responsabilidad. Las vacunas por sí solas no son capaces de poner fin a la epidemia”.
Buenas noticias para los alérgicos
Hablando de vacunas, esta semana se conoció de la llegada al territorio de un lote de vacunas Abdala sin Tiomersal, destinadas para las personas alérgicas. El doctor José Luis López, subdirector de Epidemiología del Centro Provincial de Higiene, Epidemiología y Microbiología, explicó que las dosis disponibles en este momento no son suficientes para inmunizar a todos los alérgicos censados.
Es por ello que desde este viernes comenzará la vacunación por los adultos mayores y se extenderá hasta el lunes en los vacunatorios de los policlínicos, en cada municipio. Serán el médico y la enfermera de la familia los encargados de notificar a los ancianos en qué momento acudir a inmunizarse, con un esquema que comprende tres dosis, con intervalos de 14 días.
Según dijo el funcionario, el resto de la población alérgica no debe desesperarse, porque la producción del inmunógeno sin Tiomersal continuará en las plantas del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología y antes de que finalice el mes llegará otro lote.
Al cierre de enero en Cuba tenían completo su esquema de vacunación 9 millones 831 581 personas—el 87,9 por ciento de la población—y de ellas 5 millones 358 553 habían recibido su dosis de refuerzo.