Accidentes, no dejar nada al azar

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Accidentes, no dejar nada al azar

Manejar ciclomotores implica conocer y cumplir la Ley de Tránsito. Foto: Alejandro García

 

Cuando hace unos días el tren atropelló a una adolescente de 13 años de edad, en la ciudad cabecera, el hecho sobrecogía y enlutaba, y debieron avivarse, también, los temores y la reflexión que siempre provoca un hecho trágico como este, sobre todo, porque en la carretera ni los choferes ni los peatones están exentos del peligro.

De hecho, la mortalidad por accidentes, entre ellos los de tránsito, está entre las primeras cinco causas de muerte en Cuba, según el Anuario Estadístico de Salud 2021, y el dato no es despreciable, pues compite con padecimientos comunes y de alta letalidad como las enfermedades del corazón y los tumores malignos.

Pudiera pensarse que por las complejidades de un año como 2021, en el que varias veces se restringió la movilidad a niveles mínimos, las cifras de siniestros y lesionados serían ostensiblemente menores. Sin embargo, la información ofrecida a Radio Surco por Sonia Hernández Talavera, secretaria ejecutiva de la Comisión de Seguridad Vial en la provincia, le pone frenos a cualquier suposición. “En 2021 los indicadores de accidentalidad aumentaron con respecto al año anterior, registrándose 219 siniestros, cifra que supera en 52 a los del año anterior. La cifra de fallecidos fue mayor, con un total de 21; mientras que resultaron lesionadas 157 personas”.

Daños económicos por más de seis millones 129 000. 00 pesos se contabilizaron en este lapso, pero aún peor, ya lo hemos dicho, son las víctimas mortales y las que quedan marcadas por el signo de la discapacidad, las limitaciones y las secuelas psicológicas.

Hay una experiencia de vida acumulada que refuerza lo anterior: las personas en bicicleta o vehículos de dos ruedas, casi siempre, se llevan la peor parte en un accidente de tránsito. Luego, habría que pensar en las vulnerabilidades que rodean a los adolescentes y jóvenes, solo por el hecho de serlo.

Pienso, por ejemplo, en su inexperiencia para reconocer situaciones peligrosas en la vía, errores de decisión que conllevan a un choque, el desconocimiento de la Ley de Tránsito, su temeridad y el hábito de moverse en grupos.

Si tenemos en cuenta, además, que las motorinas y bicicletas eléctricas han venido a ser tabla salvadora para la transportación y, muchas veces, los conductores se ubican en este rango de edades, está claro que cuidarse y cuidarlos no es una exageración. Tampoco lo son las legislaciones que exigen el uso del casco y la licencia para manejar los ciclomotores eléctricos, así como los decretos y multas que se aplican cuando se incumplen estas disposiciones. La licencia de conducción no debería ser un documento fatuo, sino garantía de vida.

Si quedan dudas, otro dato, publicado con anterioridad por Invasor, ayuda a redondear el problema: solo en el primer semestre del año 2019, el 19,3 por ciento de las personas lesionadas fueron adolescentes con menos de 15 años, quienes se movían en ciclos.

En el rosario de causas que determinan accidentes de tránsito hay algunas que, como la mala hierba, se reiteran en los informes de año en año, entre ellas, la no atención al control del vehículo, los adelantamientos indebidos, el exceso de velocidad y la presencia de vehículos de tracción animal en la vía en horario no permitido.

A esto se suma el hecho de que el parque vehicular de la provincia (alrededor de 24 000 en total) no está en buen estado técnico, por eso, los fallos en los frenos o en la dirección también han provocado siniestros.

Hay una verdad de Perogrullo en el tema de los accidentes de tránsito y es que los riesgos son evitables y correrlos tiene su precio. Mirar a ambos lados de la calle antes de cruzar, conducir dentro de los límites de velocidad, estar sobrios, conocer la Ley de Tránsito y velar por el estado técnico de los vehículos le resta oportunidades a la suerte. No dejemos nada al azar.