Ciego de Ávila vs. COVID-19: rumbo a la meseta

Imprimir
Inicio desactivadoInicio desactivadoInicio desactivadoInicio desactivadoInicio desactivado
 
Valoración:
( 0 Rating )

 

Ciego de Ávila vs. COVID-19: rumbo a la meseta

 

Por la reunión del Grupo Temporal del Gobierno para la prevención y control del nuevo coronavirus, realizada el sábado 5 de febrero, nos enteramos los avileños que un grupo de asesores y expertos del Ministerio de Salud Pública “acompañan a los especialistas locales en la asistencia epidemiológica y el manejo clínico de los casos”, pues aquí y en la Isla de la Juventud “se está reportando el mayor número de casos y de fallecidos”.

Sobre ambos indicadores habíamos publicado en este periódico, aunque no teníamos la dimensión “nacional” del fenómeno. Desde que no se hacen los análisis diarios es más difícil hacer comparaciones. Pero los números están y, efectivamente, Ciego de Ávila sigue arrastrando sambenitos y cadenas epidemiológicas que nos tienen hoy en una meseta de más de 100 casos diarios.

De igual forma, con 19 fallecidos en lo que va de año (apenas 37 días; fallece una persona cada dos días, como promedio), vuelven a saltar las alarmas, pues no todo puede y debe explicarse con la edad de los pacientes y las comorbilidades. Desde la llegada tardía al sistema sanitario (cuando los síntomas se agravan), el protocolo que exige mostrar sintomatología para tomar muestra de antígeno o PCR, hasta el manejo hospitalario de los casos, son variables que influyen en la evolución de los enfermos, tengan la edad que tengan.

¿Por qué no salimos del “hit parade” de la COVID-19 en Cuba?, se pregunta más de un lector de Invasor. ¿Preocupan más los números avileños por altos o los del resto por bajos, en el contexto de una variante muy contagiosa que no obedece a regionalismos? ¿El contagio fuera de control se ha circunscrito solo a un par de provincias o los números no lo dicen todo?

En mi modestísima opinión—y a falta de una voz experta o autorizada—, creo que hay un poco de todo y las respuestas podrían estar en la cantidad de determinaciones realizadas cada jornada y en la positividad. El dato más visible es el del total del país. Al cierre del 6 de febrero se analizaron 14 703, casi 8 000 menos que el 31 de diciembre de 2021, y unos 3 000 menos que un año atrás. También lo confirmó este lunes el doctor Durán en su habitual comparecencia semanal: la tendencia a disminuir la cantidad de determinaciones no es solo cubana, sino internacional.

Para Ciego de Ávila, con 509 PCR realizados al cierre del domingo, ha decrecido cuatro veces el volumen de muestras enviadas al laboratorio si lo comparamos con julio de 2021. Obvio, la circunstancia sanitaria no es la misma, pero el efecto en los acumulados sí se nota. Máxime si tomamos en consideración que, después de La Habana y Matanzas, es aquí donde más se muestrea, por lo general.

Entonces, si la incidencia de casos depende de los positivos diagnosticados y nuestro territorio procesa mayores cifras que el resto, las probabilidades de encontrar enfermos crecen. No obstante, de acuerdo con los gráficos presentados por el Director Nacional de Epidemiología del Ministerio de Salud Pública, en la semana que concluyó el sábado último Ciego de Ávila tuvo una positividad inferior a la de ocho provincias (aunque se mantuvo en el grupo de Muy Alta Positividad, con 10,5 por ciento, superior al guarismo nacional).

No ayuda mucho, por cierto, el hecho de que la mayoría de los diagnosticados estén bajo el régimen de ingreso domiciliario. Al cierre del 6 de febrero, de 878 casos activos, el 77 por ciento estaba en sus hogares. ¿Quién podría asegurar que se están cumpliendo las medidas de prevención?

Ómicron avanza y la evidencia más irrefutable podría ser esta: un ¡domingo! la pesquisa levantó 336 casos sospechosos (con síntomas), de ellos 38 considerados población de riesgo (por edad o comorbilidades), según el informe de la Dirección Provincial de Salud compartido a la prensa por el doctor José Ramón Artigas Serpa, especialista en Segundo Grado en Epidemiología.

Los cálculos del experto vaticinan que la provincia se mantendrá esta semana con promedios diarios de 150-160 casos. Asimismo, señala que en lo que va de año la mayoría de los enfermos son del sexo femenino, sintomáticos y del grupo etario de 40-59 años.

Un dato que siempre reseñamos, por importante, es el del tiempo transcurrido entre el inicio de los síntomas y el diagnóstico/ingreso. De acuerdo con Artigas, en 2021 solo el 18.2 por ciento ingresó antes de 48 horas de los primeros síntomas, en tanto, los que demoraron más de cuatro días representaron el 56.4 por ciento (y de ellos el 32.7 por ciento con más de seis días).

La mala noticia es que, en los últimos 15 días, aunque las proporciones disminuyen, todavía es muy elevado el grupo de personas que demora en aislarse. “Esto continúa favoreciendo la transmisión comunitaria si no se pesquisa con calidad y se ingresan oportunamente todos los contactos y sospechosos”, precisa el epidemiólogo.

Los lapsos entre síntomas y diagnóstico no fueron mejores en 2021. El 77.4 por ciento de los pacientes demoraron cuatro o más días para tener un resultado y, de ellos, el 46.5 tardó seis. Comparado el total con lo ocurrido en la última quincena, cabría el aliciente de que se reduce la espera, pero no tanto como para borrar los peligros que entraña. El experto insiste en que sin el diagnóstico a tiempo se tarda el inicio del tratamiento en los casos positivos y favorece la probabilidad de complicaciones y de muerte.