A mal tiempo, buenas prácticas (I Parte) (+ Fotos e Infografía)

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A mal tiempo, buenas prácticas(I Parte)(+ Fotos e Infografía)

Cuando Jorge Ariel Ferrer Buchillón extiende su diestra para indicar el alcance del mar con el empuje de los vientos y las marejadas provocadas por el Huracán Irma, a su paso por el poblado costero de Punta Alegre, en la provincia de Ciego de Ávila, se comprende la magnitud del fenómeno, pero nada es comparable con la vivencia.

Las aguas saladas penetraron unos cien metros en el espacio que ocupa su finca La Salina, con casi tres hectáreas (ha), donde se registraron daños en plantaciones de frutales, cultivos destinados a la alimentación animal y la vegetación costera, esta última destruida casi en su totalidad.

¿Qué habría sido de su terruño si los manglares no hubiesen contenido la furia de olas de hasta ocho metros de altura?, se pregunta. El bosque de la ribera contribuyó a la protección de recursos humanos y materiales, en un “combate” desigual contra un evento hidrometeorológico extremo y sin precedentes en el lugar.

A unos kilómetros de allí, Nelson Martínez Moya confirmó la desolación de aquellos días, cuando en su propiedad “no quedó nada verde” y bosques del litoral, con robustas plantaciones, fueron derribados o “quemados” por vientos con rachas superiores a los 250 km por hora, “parecía que les habían prendido fuego”.

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Como nunca antes estos ganaderos comprendieron el valor de aquel ecosistema que abarca porciones de sus tierras. Sin ellos la catástrofe pudo ser mayor, por eso se disponen a devolverles la vitalidad, con el apoyo de organizaciones de Cuba y el extranjero.

LO QUE EL VIENTO NOS DEJÓ

Tras el paso de ese huracán, que afectó de manera significativa 12 de las 16 provincias cubanas, con pérdidas estimadas en más de  3 000 millones de dólares, surgió el proyecto internacional “Construyendo resiliencia costera en Cuba a través de soluciones naturales para la adaptación al Cambio Climático (Resiliencia Costera)”.

El Máster en Ciencias Yohanis de la Torre Galiano, director técnico de ese programa global, explicó que se pretende fortalecer e integrar la reducción del riesgo de desastres y la adaptación al cambio climático en los planes de desarrollo socioeconómico de sectores y gobiernos de municipios costeros vulnerables.

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Para el logro de los objetivos se proponen como acciones fundamentales la determinación y evaluación de los peligros actuales y futuros para los municipios donde interviene, la identificación de alternativas de soluciones de adaptación basadas en ecosistemas (AbE) y en comunidades (AbC).

De esta manera se facilitará el enfrentamiento al cambio climático, la actualización de los modelos de ordenamiento ambiental y la incorporación del enfoque integrado de la reducción de riesgos de desastres (RRD) y la adaptación al cambio climático en la planificación del desarrollo local, precisó.

En Cuba se definieron cuatro sitios de intervención: Punta Brava, Playa Victoria, Punta Alegre y Santa Rita, ubicados en el litoral norte de las provincias de Villa Clara, Sancti Spíritus, Ciego de Ávila y Camagüey, respectivamente.

Apuntó que se logra un impacto directo en los municipios de Caibarién, Yaguajay, Chambas y Nuevitas, en tanto, las acciones de réplica se extienden hasta otros 11 territorios, donde se reconoce la naturaleza transversal de los impactos del clima y su relación con la planificación del desarrollo socioeconómico.

Unas 600 mil 925 personas se beneficiarán con esta iniciativa, financiada por la Unión Europea, a través de la Alianza Global para el Cambio Climático, y liderada por el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, a través de la Agencia de Medio Ambiente (AMA) y su Grupo Nacional para la Evaluación de Riesgos.

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Resaltó el acompañamiento del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y la participación del estado Mayor Nacional de la Defensa Civil, el Ministerio de la Agricultura, y los institutos Nacional de Recursos Hidráulicos y de Planificación Física.

Lucía Lacalle Martín, agregada de cooperación para Medio Ambiente, Cambio Climático y Energía Renovable de la Delegación de la Unión Europea (UE) en Cuba, subrayó que esa iniciativa complementa el Plan del Estado Cubano para el Enfrentamiento al Cambio Climático (Tarea Vida).

La voluntad de los cubanos y el estrechamiento de las relaciones con la UE constituyeron motivaciones para impulsar Resiliencia Costera, cuyo aporte de cinco millones de euros catalogó como “granito de arena” para incentivar las labores orientadas a minimizar las consecuencias de las variaciones del clima, dijo.

RESILIENCIA COSTERA EN CONSTRUCCIÓN

En el empeño por fortalecer las capacidades para la RRD, el proyecto facilita equipamientos para el trabajo en condiciones extremas en los centros de gestión para la reducción de riesgos de desastres (CGRRD) ubicados en las cuatro localidades donde interviene de manera directa.

El Director Técnico de Resiliencia Costera enfatizó que también se concluyó la primera versión de la metodología para evaluar vulnerabilidades ante múltiples peligros hidrometeorológicos extremos (inundaciones por intensas lluvias y penetraciones del mar, y fuertes vientos), validada por la AMA a partir de las experiencias en Nuevitas, Chambas, Yaguajay y Caibarién.

Esta herramienta, añadió, permitirá evaluar por primera vez en el país (en las áreas y sitios de intervención) los peligros mencionados en las seis dimensiones de vulnerabilidad que se utilizan en los estudios de peligro, vulnerabilidad y riesgos (PVR) en Cuba (estructural, no estructural, ecológica, económica, funcional y social).

A la vez se trabaja en el mejoramiento de la infraestructura y tecnología de los sistemas de alerta temprana, tanto los hidrometeorológicos como los de ascenso del nivel medio del mar, agregó.

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A partir de la llegada al país, se prevé la instalación de estaciones hidrometeorológicas automáticas en lugares estratégicos, como el Parque Nacional Caguanes, en el municipio espirituano de Yaguajay, y en Unidad Empresarial de Base Pesquera de Punta Alegre.

Se incorporarán dos nuevas estaciones mareográficas en las proximidades de Playa Victoria, perteneciente al territorio yaguajayense; y en Cayo Coco, ubicado en el archipiélago Jardines del Rey, al norte de Ciego de Ávila, además de preverse la modernización de otras tres para mejorar las prestaciones.

Esto posibilitará el registro permanente de datos sobre el ascenso del nivel del mar, con transmisión en tiempo real y ampliación de la cobertura informativa en los territorios para caracterizar y pronosticar otros eventos y procesos de diversos orígenes (fenómenos meteorológicos extremos, oscilaciones de la marea astronómica y ocurrencia de tsunamis).

A largo plazo permitirán incrementar la precisión en el cálculo sobre de la tasa de ascenso del nivel medio del mar en el archipiélago cubano, mediciones de gran valor para los estudios de PVR, investigaciones y proyectos ejecutivos de dinámica e ingeniería de costas, las indagaciones ecológicas, la gestión ambiental, AbEy el manejo integrado costero, argumentó de la Torre Galiano.

Unos 23 proyectos implementan soluciones naturales que contribuyen a rehabilitar 212 ha de humedales costeros: seis en Punta Brava, 45 en Punta Alegre, 139 en Playa Victoria y 25 en Santa Rita. En tanto, otros cuatro programas se definieron para el restablecimiento de 63 kilómetros de cursos hídricos que drenan hacia áreas cenagosas.

Antes de la ejecución de estas tareas se garantizaron condiciones de trabajo (vestuario, herramientas y equipamiento) que facilitan las labores en condiciones extremas, incluidos picos, palas, hachas, machetes, guantes, tractores con pala frontal, carretas y motosierras, detalló.

El proyecto también fomenta la creación de áreas demostrativas para la AbE y la utilización de formas de adaptación con las comunidades, además de fomentar las producciones agrícolas más limpias y el aprovechamiento de las fuentes de energía renovables, de modo que se estimulan sistemas de vida menos agresivos con el entorno.

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Esta estrategia se sustenta en la conformación de los denominados patios resilientes que, en sinergia con otros proyectos internacionales como Conectando Paisajes, se convertirán en fincas escuelas que promoverán sistemas productivos sostenibles y resilientes, manifestó.

Se constituyen como referentes de prácticas agroecológicas, incentivan el adecuado manejo y aprovechamiento de los recursos naturales, reducen los impactos negativos de la actividad humana, potencian la seguridad alimentaria y el autoabastecimiento locales, y mejoran la calidad de vida y resiliencia de las comunidades.

En los cuatro municipios donde interviene de manera directa el proyecto quedaron constituidos los primeros CGRRD con visión integrada de esa actividad al enfrentamiento a la ACC, además de concebirse uno con carácter regional en la provincia de Villa Clara.

Asimismo, fueron concebidos centros comunitarios de creación de capacidades y de gestión de conocimientos en el Parque Nacional Caguanes y el Centro de Investigaciones Sitio Arqueológico Los Buchillones, este último en el asentamiento costero de Punta Alegre.

Señaló como otro resultado importante la conformación de una guía para diseñar los planes municipales de ACC con visión integrada de la RRD, el cual debe extenderse a todo el país, considerando la utilidad para la toma de decisiones y la gestión del desarrollo local.

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