Daños eléctricos, entre luces y sombras

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Daños eléctricos, entre luces y sombras

 

Cuando Misdalys López Marrero salió apurada de su baño aquella tarde-noche, tras notar el parpadeo de las luces, ya había presentido el peor de sus temores; minutos más tarde se lo confirmaría la máquina del refrigerador, al no arrancar de ninguna manera.

A la mañana siguiente volvió a conectarlo y nada… no encendía. Enseguida llamó a la Empresa Eléctrica para dar su queja. Ella no era la única con el problema, pues varios de sus vecinos de la calle Caridad, en la ciudad de Ciego de Ávila, también reportaron daños en sus electrodomésticos.

Un ejemplo típico, de esas ocasiones en que sube el voltaje y al mismo tiempo las preocupaciones de muchos que van a revisar si se “quemó” alguno de sus equipos. Y aunque tales fluctuaciones, que también van a la baja, duran apenas segundos, las consecuencias negativas pueden prolongarse por días o incluso meses.

Si el tiempo de solución (indemnización, reparación y reposición) en 2020 se comportó en el rango de los 32 días como promedio, en el pasado año se elevó sensiblemente hasta los 55 días, a partir de la negativa situación epidemiológica en el municipio cabecera, desde julio, que imposibilitó contar con los servicios de Copextel para el dictamen de los equipos de refrigeración.

La posibilidad de la ocurrencia de daños a la propiedad ocasionada por el servicio de la Empresa Eléctrica a sus clientes, siempre está latente ante la menor de las perturbaciones en las redes percibidas en los hogares, a veces de carácter imputable a la entidad, otras no tanto.

Causas, desencadenantes y algunas aclaraciones

Precisamente, entre las causales que resultan válidas para su reclamación se encuentran aquellas afectaciones del servicio eléctrico reportadas a la Empresa Eléctrica, y las debidas a operaciones de apertura y cierre del circuito sin que medie en ellas un tiempo mayor de tres minutos; falso contacto del “neutro” de la red, así como desgaste y falta de mantenimiento de los materiales y equipos de las instalaciones de distribución.

En el último de los apartados no es secreto que la tensa situación financiera del país desde hace varios años, de conjunto con el recrudecimiento del bloqueo yanqui, además de afectar el normal desempeño de las principales unidades de generación en el país, ha frenado la adquisición de elementos imprescindibles para la seguridad y calidad del servicio, como transformadores de voltaje o dispositivos UDC (conectores de distribución universal, por sus siglas en inglés), los cuales garantizan una conexión libre de corrosión, protegida contra variaciones de temperatura y sobrecarga en las acometidas del consumidor.

Sin embargo, la Resolución 400 de agosto de 2021 modificativa del Reglamento para la Atención a Reclamaciones por Daños a la Propiedad de Clientes Residenciales y no Residenciales derivadas de anomalías en el suministro de energía eléctrica, dictada por el director general de la Unión Eléctrica; especifica que no se consideran aquellos reclamos ocasionados por descargas atmosféricas, catástrofes, desastres naturales, penetraciones del mar, fuertes vientos, accidentes automovilísticos, manipulación no autorizada a instalaciones de la Empresa Eléctrica y desperfectos de las instalaciones eléctricas interiores del inmueble.

Tampoco la empresa indemnizará cuando se dañen refrigeradores cuyas máquinas hayan sido reparadas y no tengan garantía de talleres estatales (siempre y cuando sea el único equipo dañado), daños provocados por variaciones del voltaje ocasionadas por operar equipos de soldar en su vivienda o instalaciones próximas, de viviendas y servicios que se encuentren en tendederas, por manipulación o reconexión del metro contador de energía, y árboles en terrenos privados.

Datos y procedimientos

El fenómeno por predios avileños traía cifras hasta el cierre del año 2021 de un total de 121 daños a la propiedad con 194 expedientes y 574 equipos (de ellos, casi el 47 por ciento corresponden a alumbrado), equivalente a un índice de 3.3 por cada 1 000 clientes; a partir de reportes brindados por la Unidad Empresarial de Base (UEB) Centro Integral de Atención al Cliente (CIAC) de la Empresa Eléctrica del territorio.

Gricel Rivas Hernández, directora de la citada entidad, dijo a Invasor que aunque resta mucho por hacer para mejorar estos indicadores, con respecto al cierre de 2020 se notan avances, sobre todo en el índice de daños que descendió 0.8 punto, no obstante municipios como el cabecera y Venezuela superaron la media provincial.

Daños eléctricos, entre luces y sombras

Las acciones de control han permitido que no se incrementen los daños, pero los recursos para dar estos mantenimientos necesarios no siempre están a la disposición y entonces ocurren, inevitablemente.

A muchos cubanos, con la marcada ocurrencia de apagones durante mediados de 2021, les embargaba el sobresalto de cómo llegaría la corriente o ese fenómeno que algunos han nombrado como el “quita y pon”. Pero contrario a lo que se pudiera imaginar, tales sucesos en sí no provocan el daño, a no ser que traigan consigo una perturbación del normal funcionamiento de la red, según refieren los especialistas.

Vendría a ser entonces un conectar-desconectar al equipo de su tomacorriente, pero la alerta siempre está presente. El protocolo a seguir establece, una vez reportada la queja por el cliente, el despachador entrega a los operarios de la guardia eléctrica los datos de las personas afectadas para efectuar las mediciones en el lugar, de forma inmediata.

Tras revisar las causas y condiciones que provocaron el incidente, además del levantamiento de los bienes dañados, la comisión creada a tal efecto, constituida por directivos y especialistas de la Empresa Eléctrica, procede a elaborar una declaración jurada, a través de un modelo establecido para estos casos, en la cual el cliente expone los equipos perjudicados.

El especialista del área técnica certificará las afectaciones y, a la vez, alertará sobre la importancia de la veracidad de la información ofrecida, pues ante la ocurrencia de un ardid o engaño queda desestimado todo el expediente. La regulación es clara en tal sentido.

El próximo paso por el cliente en cuestión sería ir personalmente en la UEB o la oficina comercial que le corresponde antes de los tres días hábiles posteriores al negativo suceso, para notificarle el dictamen de reclamación por daño a la propiedad y firmar el expediente confeccionado en caso de que proceda.

Y en caso contrario, ¿qué hacer, a dónde recurre el cliente si aún se siente con razón? ¿Cómo no alimentar suspicacias en un proceso en que la parte demandada actúa en la mayoría de sus procedimientos como juez y parte?

Cierto es que quedan los registros de las quejas en el centro telefónico, y los datos del comportamiento de la red en el despacho provincial de cargas, o que, en buena parte de los casos, la revisión de los electrodomésticos dañados corre a cargo de una tercera entidad, pero aun así pueden quedar resquicios para la duda.

Algunos se preguntan, con buena dosis de razón, por qué su equipo afectado no entra en la categoría de daños imputables, si la variación de voltaje se sintió en varias casas vecinas o si después del chisporroteo del transformador cercano vino el fatal desenlace, incluso tras reportar inmediatamente la causa.

En caso del cliente estar en desacuerdo con el dictamen de la comisión, puede entonces reclamar al director general de la Empresa Eléctrica provincial; de persistir su insatisfacción, puede remitirse al director general de la Unión Eléctrica (UNE) y, de continuar inconforme, puede remitirse a la vía judicial.

Al cierre de 2021, de las 67 quejas de daño a la propiedad recibidas por la UEB CIAC solo tres de ellas fueron dadas con razón, y, de estas últimas, dos inconformes con el valor del cheque. Números que hablan de una actuación acorde a los procedimientos; los reclamos de los clientes a suma instancia de la UNE durante los tres años previos resultan mínimos y dados sin razón.

De soluciones y pagos

A Misdalys, la comisión creada por la Empresa Eléctrica la atendió muy bien en todo momento ante su situación a mediados del pasado año, no tiene quejas en tal sentido. Pero en aquel entonces no había refrigeradores para reponer, tampoco existía la posibilidad de repararlo en ningún taller y entonces recibió, en conformidad, los 12 125.00 pesos que le entregaron por el perjuicio ocasionado.

La solución llegó, no obstante a no ser la más feliz para ella. “Acepté el dinero porque si lo rechazo me quedo sin nada. Cambiar esa cantidad de moneda nacional a MLC (moneda libremente convertible) era y es insuficiente, ahora más con el precio de la calle, para comprarme uno nuevo en las tiendas en divisas”.

Desde ese entonces Misdalys guarda ese dinero en su tarjeta magnética a la espera de encontrar quien le enrolle la máquina (alemana y sin abrir, de un equipo que por su fiabilidad no quiso cambiar cuando la Revolución Energética y poner a saber cuánto más; su vecino de al lado pasó por lo mismo, pero no tuvo derecho a la retribución monetaria porque ese dispositivo ya estaba reparado anteriormente.

“Por suerte mi hermana me prestó otro frío, ¿pero cuándo ella lo necesite, qué me hago?”, dijo a Invasor con voz preñada de incertidumbres esta avileña próxima a la edad de jubilación.

La reparación del electrodoméstico constituye siempre la primera opción a considerar, pero, en caso de no ser posible, las vías para la indemnización son a partir de: la reposición de un equipo con similares prestaciones o igual valor de los existentes en la red de tiendas minoristas, en CUP o en USD a través de transferencia a la cuenta bancaria personal del reclamante asociada a una tarjeta magnética en MLC del precio del establecimiento en los establecimientos que venden a la población en esa moneda.

Esta opción se abrió en los meses finales del 2021 a partir de la puesta en vigor de la Resolución 400, más acorde con la realidad económica del país, de ordenamiento monetario y desabastecimiento de productos en los centros comerciales en moneda nacional.

Tal hecho hace que las soluciones hayan sido diferentes en el transcurso del año, tal vez en varios casos no la más deseada por el cliente, ante una legislación que llegó un tanto tarde para dar la posibilidad de resarcir más cercana a una realidad bien alejada del cambio oficial de CADECA impuesto desde enero de 2021. No obstante a tales detalles a mediados de enero del presente año solo restaban por reponer unas 21 luminarias afectadas

Lo cierto es que, por concepto de indemnización por cheques, la Empresa Eléctrica avileña ejecutó un total de 855 000.00 pesos, equivalentes al 40,33 por ciento de su plan, mientras que en revisión y diagnóstico fue de 148 100.00 pesos (el 29,62 por ciento de la partida prevista). Cifras que, a decir de Eduardo Cruz Mata, especialista principal de Atención a la Población, no ofrecen criterio de comparación fiable con años precedentes, ante los cambios introducidos por la Tarea Ordenamiento.

A lo que apostilla Gricel Rivas Hernández que los porcentajes por debajo de las proyecciones se deben, en buena medida, a la baja incidencia de eventos meteorológicos extremos en el transcurso del año, pues tras su ocurrencia, elementos como las acometidas se resienten por el impacto de las intensas lluvias y fuertes vientos, y, debido a la carencia de recursos para mantenimientos, varias semanas más tarde ocasionan falsos contactos que incrementan los daños.

Al final constituyen pasos de una cadena en la que tanto empresa como cliente no quisieran verse implicados. Llegados a ese punto, el ajuste a los procedimientos y el actuar con justicia será palabra de orden a cada momento para hallar la solución más adecuada entre las partes.