Vender sin margen a error

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Vender sin margen a error

 

Cuando el Decreto 35/2021, De la Comercialización de Productos Agropecuarios entró en vigor, ya sabíamos de placitas vacías, de deudas e impagos, de alimentos perdidos en el surco y de un sistema de comercialización que en ocasiones dejaba mal parado al campesino.

Introducir nuevas formas para llevar a cabo este proceso, pagar directo al productor y que Acopio compre según sus posibilidades logísticas y financieras, vinieron a ser luz al final de un túnel largo y tortuoso, que hoy tampoco está exento de altibajos.

A estas alturas el tema es importante por partida doble; primero, porque llenar el plato con carne es más difícil ahora que antes y, luego, porque se suponía que de los 113 mercados de la provincia fueran ya alrededor de 50 los arrendados a campesinos, usufructuarios y formas productivas, según declaraciones a Invasor de Yoelio Rodríguez Aróstegui, director de Desarrollo y Negocios en la Empresa Provincial de Acopio, en marzo del 2021.

Un año después solo 30 funcionan bajo esta modalidad y, a priori, la conclusión más lógica es que no han surgido nuevos interesados o que la empresa ha limitado las posibilidades, en otro intento por potenciar su propia red de distribución y comercialización. Sin embargo, el asunto es más complejo.

Asumir la gestión de este tipo de establecimientos conlleva riesgos, que no siempre las personas están dispuestas a correr. Aunque a la larga todo se vende, el desconocimiento, los temores y el hecho de asumir la logística que va del campo a la tarima pueden frenar las ganas de unos cuantos.

Lo otro sería que las ganancias, en algunos casos, todavía no se revierten en la implementación de un sistema de pago por resultados o, incluso, en lograr la conformación de colectivos agropecuarios, lo cual significaría un escalón superior de desarrollo.

Mientras en el mercado de nuevo tipo La Malanga, en la ciudad cabecera, un estibador cobró, al cierre del mes de marzo, más de 8 000.00 pesos, en el arrendado por la Cooperativa de Crédito y Servicios 9 de Abril, en la zona conocida como el Tanque del Agua, sus trabajadores perciben un salario fijo que no rebasa los 3 000.00 pesos.

Quizás esta era una de las razones por la que Ariel Nieves, director comercial en la Empresa Provincial de Acopio, decía en la Televisión Avileña, hace unos días, que con más potencialidades para asumir el reto de la comercialización se encuentran los mercados de nuevo tipo (dos en Baraguá y otro en Morón).

Si bien un día de recorrido no le hace justicia a un mes, de seguro con jornadas mejores y peores en lo referido al abastecimiento, pudiera ser botón de muestra. Invasor lo hizo el pasado 26 de abril y comprobó que la variedad de productos existe, pero está lejos de superar los 10, tal cual se describió cuando la letra y espíritu del Decreto 35/2021 comenzaba a aplicarse; incluso, muchos son de tipo industrial y de baja demanda, como salsas picantes, encurtidos y enlatados.

Con los precios no hay salvedades y la herida en el bolsillo se siente sin importar dónde llenemos la jaba. La malanga, el boniato, el plátano vianda, burro y de fruta tienen precios topados, pero al resto de los productos se les define según la oferta y la demanda, con márgenes aplicables hasta el 50 por ciento.

De este modo, Mairelys Leiva Cruz, técnica en gestión comercial en La Malanga, habla de mango comprado a un campesino a 3.20 pesos por libra y puesto en la tarima a 4.50. Así, una buena fruta de dos libras vale 9.00 pesos, uno menos que el carretonero que está en la siguiente esquina y lo lleva hasta la puerta de la casa. Concordemos en que la diferencia es pírrica y casi terminamos agradeciendo el servicio a domicilio.

Si algo no podemos negar es que existe más competencia y eso ha obligado a mover algunos eslabones en esta cadena, que debe seguir mirando hacia el surco y empinarse mejor en las tarimas.