Impulsan en Ciego de Ávila el retorno de la carne de cerdo

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Impulsan en Ciego de Ávila el retorno de la carne de cerdo

 

“Después de ocho meses paralizada por serias dificultades con las materias primas importadas, la arrancada de la fábrica de pienso seco criollo 50 aniversario, ubicada en la ciudad cabecera de Ciego de Ávila, constituye un significativo paso hacia el retorno de la carne de cerdo en la provincia”, según Melvys Martín Jiménez, directora de la Unidad Empresarial de Base (UEB) Autorizado de Alimentos, perteneciente a la Empresa Porcina (EP) de Ciego de Ávila.

Tras una larga lista de limitaciones, la EP avileña se abre camino desde muy abajo, tanto que, de 260 convenios porcinos que poseyó meses atrás, en este momento, solo tiene dos. No había alimento para cebar la masa porcina, tampoco es que haya para todos si, ahora mismo, deciden re-contratarse, porque levantarse pasa también por reproducir el conocido “mamífero nacional”. En junio de 2020, en manos del sector privado, radicaba el 85 por ciento de la producción provincial, así que imaginemos el desplome.

¿Qué estrategias con soluciones propias pueden adoptarse para garantizar el alimento porcino? ¿Cuáles trabas internas aún persisten en el incentivo a la obtención de carne de cerdo en Ciego de Ávila? ¿Cómo minimizar la matriz de piensos importados, ahora restringidos a niveles ínfimos por los efectos de la COVID-19?

El retoñar de la “50 aniversario”, afectada como todas las unidades afines por los efectos de la COVID-19 y el bloqueo económico de Estados Unidos contra Cuba, se debe a la implementación de las 43 medidas para fortalecer la empresa estatal socialista, cuyo impacto positivo radica en concederles mayor autonomía a los directores, crear colectivos competentes y estimular las producciones con eficiencia en la gestión de los recursos.

Desde el 27 de abril pasado, comenzaron a entrar las materias primas del despegue: maíz, soya y afrecho nacionales, procedentes del sector campesino, cooperativas, la Empresa Agropecuaria Cubasoy, la industria cienfueguera de piensos y de Guantánamo. Si antes esos ingredientes de la composición eran importados, al presente, solo se compran en el exterior por el Grupo Empresarial Ganadero los aditivos, o sea, otros productos usados en la mezcla.

La directora de la UEB tiene a su favor “un respaldo desde sus proveedores”, el que considera no sea transitorio y tenga variaciones en los precios, que son aún altos. “Necesitamos ampliarnos y seguir comprando materias primas locales”. Pudiera pensarse que la realidad de la EP de Ciego de Ávila se ha invertido y, en vez de ser el freno la comida para los cerdos (lo que la puso en el considerable bajón), ahora lo es la insuficiente clientela.

Por eso, informa Rogelio García García, director adjunto de la EP, que “el Grupo Empresarial Ganadero, al que pertenecen como una de sus divisiones, convocó a apoyar la fabricación de piensos en otras provincias en desventaja con las materias primas. Y lo hacemos porque, en este momento, no asumimos tantos productores”.

Lo confirma Melvys Martín Jiménez: “En esta fábrica caben unas 400 toneladas (t) entre maíz, soya y afrecho. La demanda hoy es poca. Se han vendido solamente dos días de producción, en los que se obtuvieron 27 t de pienso B. Y, en una jornada, se pueden lograr hasta 40 t”. Mientras ella piensa en que no tiene dónde almacenar y la demanda está por debajo de la oferta, en otros tiempos la nave se vaciaba con rapidez.

Pero, Wilfredo Guerra Quesada, director de Producciones de la EP, pone sobre la mesa un eslabón más en la larga cadena. “Este proceso es lento, porque hay que ir recuperando la masa porcina. Tenemos que rescatar las reproductoras y desarrollar la venta de preceba por convenios. Por ese concepto, se han entregado, exclusivamente, 300 precebas a dos productores (en los municipios cabecera y Florencia). Sin puercos no hay nuevos contratos y, sin esos contratos, ¿a dónde va esta comida?”.

Él mismo se responde más tarde, cuando habla de una deuda actual de 3 510.6 t de alimento porcino entre 75 bases productivas del territorio. Según Guerra Quesada, de mantenerse ese ritmo en las tres fábricas de pienso de la provincia, en lo que resta de año, unas 2 000.0 t deben ser vendidas a los porcicultores, cuya carne concertada hace bastante tiempo fue consumida. El proceso de re-contratación de productores posee, atravesada, una deuda.

Al menos, la recién reanimada fábrica “50 aniversario” almacena materias primas para dos meses, declara Melvys. Se suman a esa pequeña industria una similar en el municipio de Ciro Redondo y la de pienso líquido, situada en El Azufre, Consejo Popular de Jicotea, las que, no exentas de dificultades, se han mantenido activas.

Siempre que Wilfredo y su equipo “lancen el anzuelo” a los posibles contratados en lo adelante, debe quedar claro que no puede haber margen a los tropezones ni a las falsas expectativas, porque sería chocar dos veces con la misma gran piedra, que llevó a muchos a abandonar cochiqueras o poner en pausa su actividad.

Tampoco es que Malvys eche en un saco cuanta medida —de las 43 aprobadas para fortalecer el sistema empresarial en Cuba — le sirve, porque, si bien no es su encargo, ella avanza si avanzan también las 63 medidas aprobadas para dinamizar la agricultura, que requieren del esfuerzo de los organismos de la Administración Central del Estado y los gobiernos locales. Visto así, la alimentación del cerdo depende de no perder de vista el surco.

“No pensamos que esto decaiga en unos meses. Lo que hace falta es que los productores se sumen, porque la comida se garantiza”, asegura la experimentada trabajadora, quien bien ha echado a andar su potencial al frente de la UEB. Lo revelador del arranque se da en la inclusión del pienso B en la dieta del animal, que posee sello local por dondequiera que miremos.

Que los productores se unan a este “retorno de la carne de cerdo” pasa por el análisis de las tres modalidades que se ofrecen para los convenios, dirigidas a aquellos que ceban animales propios o los adquieren (precebas) por la EP. Sucede que, sin darles todo el alimento necesario, durante los meses pactados, el precio de la libra de carne que les ofrece la EP a los porcicultores —aunque allí se habla de kilogramos— se queda aún por debajo de lo invertido.

En esencia, si aspiramos crear un sistema de crianza intensivo, en medio de una producción porcina sumamente deprimida, necesitamos de nuestra genética, los piensos y materias primas. Por otro lado, fortalecer la contratación a entidades de desperdicios de cosechas, industriales y de alimentos elaborados, y el aprovechamiento de recursos naturales.

En 2020, el colega Alden Hernández Díaz escribió: “Yandira Sánchez Fuentes, directora de la Empresa Porcina en la provincia, no se atreve a pronosticar una recuperación en el corto plazo; para ella los primeros despuntes se notarían a partir de 2022, y en lo que llega la fecha la apuesta es por la sostenibilidad de la masa básica”. Por ahí va “la cosa”, casi en la mitad del almanaque.

Es necesario despertar, pero, cuando Rogelio García García reitera que los esfuerzos están en recobrar esa masa básica, imagino que el camino hasta llegar a la mesa será prolongado y profundo. De lo contrario, seguiremos lejos de satisfacer demandas de la economía nacional y la materialización del per cápita mensual de unos cinco kilogramos de productos proteicos.

Y las tarimas continuarán esperando por disponibilidad de carne de cerdo, la que es vendida en pocas cantidades en el recinto ferial del Parque de la Ciudad a 180.00 pesos la libra, según la EP, mientras en la calle el monto se ceba hasta rondar los 250.00.