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    Murió de cara al sol, como predijo en sus versos

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    Murió de cara al sol, como predijo en sus versos

     

    Unos días antes del 19 de mayo de 1895, el coronel español Ximénez de Sandoval, quien se encontraba en la plaza de Palma Soriano, conoció sobre los desembarcos de Máximo Gómez, José Martí, Antonio y José Maceo y organizó las operaciones para hacerles frente con una fuerte columna de caballería, infantería y prácticos cubanos.

    Preparó una emboscada en la localidad oriental de Dos Ríos, con su flanco izquierdo protegido por el río Contramaestre, por el derecho había un bosque espeso y al frente, por donde único podían avanzar las tropas mambisas, se encontraba una cerca de alambres que limitaba la carga al machete.

    El jefe militar español igualmente valoró que tenía garantizada la retirada hacia Remanganaguas, población ocupada por las tropas colonialistas.

    En Dos Ríos, el 19 de mayo de 1895, el Generalísimo Máximo Gómez se aprestó a enfrentar a la columna española que creyó estaba descansando en la zona y según anécdotas de la época le dijo a Martí: “ Retírese hacia atrás que este no es su puesto”.

    No cumplió el Apóstol de la independencia la indicación de Gómez, quizás espoleado en su amor propio, y se aprestó a abandonar el campamento y participar en el combate. Salió hacia la línea de fuego, sobre su caballo Baconao, junto al joven Miguel Ángel de la Guardia Bello.

    Aunque Martí no había combatido dominaba los principios del arte militar y de la política asociada a los conflictos, para lo cual estudió las guerras napoleónicas, la de secesión de EE.UU., y otros importantes conflictos del siglo XIX, y por supuesto, detenidamente, la de los Diez Años y las causas de su fracaso y el de otros intentos posteriores.

    Él la consideraba un procedimiento político, como escribió en su artículo “Nuestras ideas” en el periódico Patria el 14 de marzo de 1892, con lo que compartía la doctrina más avanzada de la época sobre la lucha armada desarrollada por el teórico prusiano Carl von Clausewitz, quien definió que “la guerra es la continuación de la política por otros medios”.

    El Delegado del Partido Revolucionario Cubano llevó a la práctica en Cuba ese principio raigal y, para preparar la Guerra Necesaria, fundó en 1892 el Partido, desde el cual se multiplicó en decenas de representaciones o clubes, en América Latina, Estados Unidos y Europa que servían para el trabajo político, pero también para realizar acciones conspirativas y adquisición de recursos.

    Con tales convicciones volvió a la Patria y aquel 19 de mayo se aprestó a participar en el combate contra la columna española. Al llegar a la cima de un barranco se situó frente a la infantería peninsular que lo abatió con dos disparos mortales en el pecho y la región del cuello y la mandíbula.

    La luz del Sol brilló por última vez en la frente del Apóstol.

    Consternado por la muerte de Martí, el Generalísimo le dijo en una carta a Tomás Estrada Palma: “Cuando me pude apercibir de su caída, lo más que podía hacer lo hice, lanzarme solo a ver si recogía su cadáver. No me fue posible, y puedo asegurar a Ud. que jamás me he visto en tanto peligro. La noticia de fuente española de que yo estaba herido, no dejaba de tener su fundamento”.

    El Héroe Nacional cubano, poco antes de su caída en combate, había escrito lo que se considera su testamento político, en el cual hizo notar la necesidad de “impedir que en Cuba se abra, por la anexión de los imperialistas de allá y los españoles, el camino, que se ha de cegar, y con nuestra sangre estamos cegando, de la anexión de los pueblos de nuestra América al Norte revuelto y brutal que los desprecia” (…) Viví en el monstruo, y le conozco las entrañas; — y mi honda es la de David”.

    En carta a su amigo mexicano Manuel Mercado le manifestó: “(…) ya estoy todos los días en peligro de dar mi vida por mi país, y por mi deber —puesto que lo entiendo y tengo ánimos con que realizarlo— de impedir a tiempo con la independencia de Cuba que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América.

    "Cuanto hice hasta hoy, y haré, es para eso. En silencio ha tenido que ser, y como indirectamente, porque hay cosas que para lograrse han de andar ocultas, y de proclamarse en lo que son, levantarían dificultades demasiado recias para alcanzar sobre ellas el fin”.

    En estos tiempos, cuando mediante campañas mediáticas enemigas en las redes sociales se justifica en algunos el irrespeto a Martí y los símbolos patrios, al tiempo que se ataca al proyecto social cubano, el legado del Apóstol resulta un fuerte asidero para enfrentar tales patrañas.

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