Es mejor precaver

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Es mejor precaver

Frente al advenimiento del peligro, hay que tocar con la mano los puntos vulnerables.

 

“Si cuando vuelva a pasar por la presa, hoy en la tarde, veo a una sola persona pescando, pueden estar seguro de que el municipio perderá la condición Latir del Pueblo y no la volverán a obtener nunca más”.

A usted, que lee, posiblemente la frase le parezca tajante, autoritaria, inflexible… Yo que presencié cuando Liván Izquierdo Alonso, Primer Secretario del Partido en Ciego de Ávila, la expresó allá en el norte de la provincia, puedo decirle que lo hizo con voz serena, pausada, más como consejo sano que amenaza.

Él sabía que tenía que hacerlo. E infería también el educativo efecto.

Y es que siempre será poco todo cuanto se haga oportunamente para prevenir frente a los peligros asociados a una situación hidrometeorológica como la que ha tenido lugar durante estos días, con elevados registros de lluvias y estragos en el occidente y centro del país.

Experimentadas ese terreno (ejercicios Meteoro, azote de huracanes, tornados, inundaciones…) desde el primer momento las principales autoridades del territorio decidieron tocar con la mano y con la pupila cada detalle, en correspondencia no solo con lo orientado desde el Grupo Temporal de Trabajo, sino también con lo que indica la lógica en un contexto así, donde lo principal es proteger la vida humana, en primerísimo lugar, y preservar recursos y bienes indispensables para la economía y para la nación en general.

Es mejor precaver

O desobstruyes a tiempo o “el mal tiempo te pasará factura”.

La vieja y sabia frase que sugiere “prevenir para no tener que lamentar” vuelve a mostrar su alcance por estos días.

Sobre la base de su esencia, equipos pertenecientes a diversos organismos y a formaciones especiales creadas para coyunturas así, desobstruyeron lo que hubiese podido impedir el libre cauce de las aguas en puentes, alcantarillas, cañadas y otros puntos realmente vulnerables.

En ello concentró priorizada atención la provincia. No hay que ser adivino para saber que del estado en que se encuentren arroyos, ríos, cañadas, vaguadas, tranques, presas y otros embalses, dependerá en gran medida el control de la situación y la posibilidad real de evitar complicaciones que terminan poniendo en peligro la vida humana o provocando enormes pérdidas económicas.

“Esto fue más rollo que película” –escuché cómo le decía un ciudadano a otro mientras se cruzaban en bicicleta por la calle Máximo Gómez, de Ciego de Ávila.

El receptor del mensaje solo se limitó a saludar con una mano mientras largaba una discreta sonrisa. Imagino que para su interior haya meditado algo parecido a lo que en ese instante pensé yo: “Mejor el rollo y no una película de horror y desastre”.

Por ello, puedo inferir lo que ocurrió en aquella norteña Derivadora minutos después de la frase dicha por Liván Izquierdo: todo el mundo cogió “derecho” hacia la presa para que ni un solo pescador le diese oportunidad a la muerte de salirse con la suya.