Se llama Nimesulida y empezó a abrirse camino tras la flexibilización de la entrada de medicamentos al país, implementada para paliar la depresión de la industria farmacéutica cubana, con una producción de poco más de la mitad del cuadro básico de medicamentos.
De ahí a que se empezara a comprar para “bajar fiebres” en medio del revuelo de COVID-19, catarros y hasta dengue, no pasó mucho.
“Las personas que lo están vendiendo —explica el pediatra Arisney Jiménez Herrera— lo promocionan como Dipirona, Metamizol o Duralgina, y los padres, por desconocimiento, lo compran y se lo dan a los niños para bajar la fiebre; más ahora que hay alza de enfermedades que producen fiebre elevada como las arbovirosis, el síndrome boca-mano-pie, herpangina y las enfermedades diarreicas agudas por rotavirus que también cursan con fiebre”.
Tener un niño con fiebre en casa desespera a cualquiera, y del Nimesulida se ha echado mano en esos casos, sin conocer los peligros que advierten desde hace días los especialistas del Servicio de Pediatría del Hospital Roberto Rodríguez.
Una búsqueda rápida, que pudo hacer cualquier comprador del medicamento fuera de Cuba, o quien fuese a consumirlo aquí, alarma con solo leer los titulares.
Fue retirado del mercado en Venezuela, Colombia, España, Finlandia, México… El Centro Nacional de Documentación y Información de Medicamentos de Perú advierte: “Hepatotoxicidad grave asociada con el uso de nimesulida. Suficiente evidencia para recomendar su retiro del mercado latinoamericano”. El gobierno de México solicitó en 2019 a sus médicos dejar de prescribirla, determinación que también han tomado los pediatras avileños.
“En menos de 15 días hemos tenido tres pacientes pediátricos con reacciones anafilácticas luego de la ingestión de este medicamento; reacciones que pueden atentar contra su vida”, comentaba Arisney. Produce más que trastornos hepáticos.
A propósito, los doctores sugieren consultar antes de ingerir cualquier medicamento no manufacturado en Cuba, puesto que la formulación, las indicaciones o la dosis pueden ser diferentes, por mucho que los nombres sean los habituales. Incluso, existe la posibilidad de que parte de los fármacos que llegan al país desde el exterior formen parte de la desarrollada industria de falsificación de medicamentos de la región o del mundo, por lo que vale estar doblemente alertas.
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