La frase que no dijo Humberto de la Caridad Hernández Suárez el año pasado, mientras ofrecía información sobre la construcción de una conductora de agua potable que conectará a Turiguanó con Cayo Coco, la dice ahora, con total responsabilidad. La “tarea” es difícil, pero ellos tienen que seguir sembrando tubos sin mirar pa´lante.

El director de la Unidad Empresarial de Base Cuito Cuanavale de la Empresa de Mantenimiento y Rehabilitación de Obras Hidráulicas, usa la alegoría a las palabras de Fidel Castro, visibles en el cartel ubicado al inicio del pedraplén y añade: “aquí no hay horas”. A todas luces, ese camino sobre el mar sigue generando epopeyas.De los 188 millones de pesos en que está valorada la conductora, se han ejecutado hasta la fecha 105 millones, y las cifras hablan por sí solas de la envergadura.

También de la prioridad, tal cual insiste Edwin González González, delegado provincial del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INRH) en Ciego de Ávila. De la calidad con que se trabaje hoy depende el desarrollo turístico de Jardines del Rey, en cuyo horizonte está duplicar las actuales 10 000 habitaciones en operación.

La conductora Turiguanó-La Bandera, de 27,4 kilómetros (km) de longitud, sustituirá la que servicia a la cayería para incrementar al doble el caudal. Polietileno de alta densidad en lugar de fibra de vidrio; lo moderno reemplazando a lo obsoleto. Pero no se trata solo del material con el que están hechos los tubos, sino de su diámetro. Al aumentar de 600 a 800 milímetros, el agua podrá bombearse a razón de 350 litros por segundo.

El déficit de combustibles ha ralentizado el montaje, en medio de otras tensiones generadas por la falta de equipos eficientes o los propios tubos, explica González González. De 4,1 km concluidos en septiembre de 2021, se avanzó a 6,5 km al finalizar igual etapa de este año. Visto así, el adelanto ha sido poco.

Sin embargo, el delegado se muestra optimista al estimar el cierre de 2022 con 12,5 km terminados. Su confianza en la meta no es infundada: sobre la tierra ya están “cocidos” 2,5 km de tubería (esperando las zanjas) y bajo el suelo otros dos por certificar. A unos metros del peaje, en una facilidad temporal de almacenamiento, 2,2 km de tubos. “Hay materia prima para lograr la continuidad del proceso, solo resta que se asegure el combustible.

“También la contratación de equipos y mano de obra a la Empresa Constructora de Obras del Turismo Cayo Coco acelerará el paso en este final de año”, recalca.

La complejidad de la obra no estriba únicamente en el porte de la conductora, sino en la precisión con que debe abrirse las trincheras para colocarla, sabiendo que, en el pedraplén, además de la de fibra de vidrio están soterradas las redes de telecomunicaciones. “Es un trabajo milimétrico, cumplido sin contratiempos”, señala Humberto Hernández Suárez y lo ratifica el Ingeniero Fernando Pereira Trujillo, supervisor.

A pesar de que en una nota anterior este periódico esbozó la posibilidad de que los kilómetros instalados tuvieran valor de uso al concluir 2021, y mejorar el abasto a más de 5700 habitantes en ruta, no ha sido posible. Epifanio Núñez Arias, director de Inversiones de la Delegación del INRH, dijo que la falta de siete ventosas de 100 milímetros de diámetro —por las que liberar la presión del agua bombeada— ha impedido cumplir con la palabra empeñada.

Sin esas piezas sería peligroso operar la conductora y perdería fiabilidad la red, pues luego de la entrada en funcionamiento de la fuente de abasto Los Satos, que aporta un caudal de 220 l/s, el volumen de agua creció hasta los 350 l/s, demandados por la cayería.

Una vez concluida la conductora, el agua llegará al tanque elevado en Turiguanó y de ahí a Jardines del Rey por gravedad, con el consiguiente ahorro de portadores energéticos. La obra se diseñó para un plazo de tres años, de ahí que, en 2023, si todo marcha según lo previsto, concluya la primera etapa. La segunda etapa conectará los centros de distribución Flamingo y Palma Real con La Bandera, otros 8,7 km de redes.