El quehacer de la empresa repercute directamente en la población.

Aunque no tan cotidiano como en los esplendorosos años de la economía cubana, el cumplimiento anticipado del plan anual por parte de determinada empresa parece reservar más motivaciones para sus directivos, especialistas y trabajadores que para los intereses de una prensa consciente de que todo cuanto se haga resulta insuficiente, llevado a la romana donde contrapuntean cada vez más los niveles producidos (oferta) y las necesidades (demanda).

Por otra parte, la tendencia al descenso de dichos planes (por diversas razones, muchas de ellas materiales u objetivas: nadie lo niega), de alguna manera resta también atractivos en términos de cobertura periodística.

Debo admitir, sin embargo, que no es el caso de la Empresa Comercializadora y de Servicios de Productos Universales, de Ciego de Ávila, que, aun en medio de las mil y más carencias acuñadas por estos tiempos, se trazó para el 2022 un plan superior al del año precedente.

Sé que no faltará quienes razonen que así también lo hizo su empresa o entidad. Felicidades. Es lo que pretende y tan generalizadamente necesitan, por una parte la economía nacional en una coyuntura como la actual y por otra los bolsillos y las ollas familiares, por solo mencionar lo más directo y sensible bajo cada techo familiar.

Solo que quizás la mencionada empresa avileña tenga una especie de particularidad o al menos un rasgo digno de tenerse en cuenta: 82 millones de pesos, de los más 190,5 millones que constaban como venta casi dos meses antes de concluir el calendario, no corresponden a mercancías que llegaron “por la canalita”, sino por vía de una gestión interna que se ramifica por todo el archipiélago y que deja fuera, por tanto, cualquier interpretación acerca de la perniciosa praxis que implica cruzar brazos y sentarse a esperar.

Reconocimiento a los colectivos más destacados.

El panorama actual (dentro y fuera del país) obligan a armonizar el paso con el ritmo de la vida y en ello la mencionada empresa parece tener suficiente claridad. Un ejemplo de ello muy bien pudiera estar en el creciente nivel que han venido remontando las ventas a nuevos actores económicos, como los trabajadores por cuenta propia y las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas (MIPYMES), aun cuando el principal cliente sigue siendo el comercio minorista, con el consiguiente impacto en la población.

Por ello, la perspectiva de abrir una tienda con esas características en la cabecera provincial abre expectativas en torno a la demanda de productos industriales, según comenta en declaraciones para los lectores de Bohemia Julio César Alamino Pérez, un muchacho a quien el colectivo vio llegar un día como estudiante, animado en realizar sus prácticas, la vida le reservó luego un modesto lugar allí, transitó por diferentes escalones y hoy es el director general.

Por todo ello, sin los excesos o justos niveles de épocas pasadas, pero sobre todo sin ruidos o alborotos innecesarios, los trabajadores de Julio César celebraron el cumplimiento de un plan que no se trazaron para coronar fácilmente y que debe marcar terreno para en 2023 seguir con las botas bien puestas e ir por más.