Resulta que a 12 000 y tantos kilómetros de aquí hay 22 hombres patea que patea un balón, con el único objetivo de perforar las redes contrarias y, en pos de presenciar ese acto sacro por televisión, alguien —tantísima gente incontable— horas antes previó programar la alarma de su móvil, revisó el canal en Telegram de la Empresa Eléctrica y madrugó —en la fase de grupo.
Si amanece con pespuntes grises —¡corrección!, en apagón—, saldrá el instinto de mediocampista en busca del espacio donde ver el partido.
El marcador se reflejará en el rostro. El resultado final será el ánimo. Por instantes habrá cambio de nacionalidad, endiosamiento a un tipo que entrenó por años el tren inferior, fintas, tiros libres. Será gritar a oídos sordos. Dos horas.
Y no termina con el pitazo final, después está el debate de lo que fue y de lo que pudo ser, la polémica por lo que publicó el jugador, la prensa, sobre las decisiones de los que visten diferentes sin ser porteros. Después está convertir la calle en cancha...
Eso y muchísimo más, imposible de narrar en el “terreno” de Invasor, ocurre durante 64 partidos en un archipiélago de fildeos y jonrones...
Primeros pasos
¿Nos encontramos en el Var o en el bar?
Como Neuer, como Neuer…
MESSÍDO10
"Quiero ganar la tercera"
A falta de Tele Rebelde, Google
Algún día, algún día Cuba volverá al Mundial
¿Del Barça o del Madrid? De Argentina
¿No vas a pasar el balón?