Dos delegados y la cosecha de Marta

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Dos delegados y la cosecha de Marta

Cuando Marta Hernández Fleitas, de 82 años, lea esta entrevista, seguirá sintiendo orgullo de la familia que ha creado. Su hijo, Amaury Gómez Hernández, ha tenido bien claro honrar la continuidad de la acción y el pensar que ella le ha inculcado.

Con la nominación de Amaury y su hijo mayor como candidatos a delegados a las asambleas municipales del Poder Popular, se cerró un ciclo iniciado por el abuelo materno en la defensa de la Revolución cubana como a la familia misma. Ese darlo todo por lo que es de todos, que es el sino de los suyos.

Por eso cuando Amaury estuvo al corriente de la nominación de su hijo, Maury Gómez Ramos, de 25 años, por la circunscripción 96, se supo contento y libre de algún tipo de rivalidad ante el hermoso acto del reconocimiento.

Ya no importa que las votaciones lo hayan investido como delegado, 191 votos a 81. No hubo ni habrá competencia entre padre e hijo, aunque Amaury use palabras como batalla y contienda para describir el inusual hecho. “Como se dice vulgarmente, fue como una batalla entre mi hijo y yo, una ‘contienda’, pero por el amor; por el resultado de la educación; por los valores formados, los de la Revolución y sus conquistas; es una batalla bonita”.

Marta, sonriente, y para seguir motivando a su nieto, cuando se supo el resultado de las elecciones el pasado 27 de noviembre le soltó un, “ya serás delegado, tiempo al tiempo, ahora te queda seguir apoyando a tu papá”, que motivó risas y comentarios jocosos en el seno familiar.

A sus 50 años, Amaury ha sabido fundar una familia a semejanza de la que sus padres tuvieron. Es un hombre correcto, de pensamiento ágil, facilidad de palabras a la hora de hablar y convencer. Una persona humilde. Ayudar a los demás es su principal actitud ante la vida.

―¿Cómo te iniciaste en estos caminos del Poder Popular?

―Desde que tuve edad para votar y ser electo en los Comités de Defensa de la Revolución (CDR), me inicié como presidente durante siete años consecutivos. Un buen día, salí nominado para delegado y tuve un período de tres mandatos como delegado de base, para luego llevar un mandato en la Asamblea Provincial. Cuando culminé ese período, pensé en el fin de mi labor de dirección. Pero no. Salí entonces, otra vez, presidente del CDR”.

―Los cargos del Poder Popular en esta instancia no son profesionales, es decir, tienes un empleo que ocupa parte de tu tiempo. ¿Cómo conjugas el trabajo, la familia y el mandato de tus vecinos?

―Trabajo como chofer comercial de CIMEX y ya te podrás imaginar la cantidad de tiempo que eso me absorbe, pero la familia es todo, para ella no hay reparos. Luego está la familia extendida que te ganas cuando representas a la gente de tu barrio, de tu comunidad. Para con ellos hay un compromiso igual de grande. Se trata de poner bonito al barrio, pero, también, de serle de utilidad a todos, resolver los problemas hasta donde es factible. A cada rato sale una problemática y casi siempre más compleja que la anterior. Uno trata de esforzarse y, con el apoyo incondicional de la familia, lo va consiguiendo.

―¿Se puede estar satisfecho, sabiendo que hay deudas en lo material?

―Uno nunca queda complacido con las cosas logradas. Aunque lo hagas con la gente de pueblo, esa que está contigo, que has visto crecer y envejecer. No hay descanso. En mandatos anteriores se ha podido dar solución a algunos asuntos como el alumbrado público, el desagüe de las calles, pero qué va, falta mucho por hacer.

―¿Qué se siente cuando tus vecinos se pronuncian a tu favor como delegado a través del voto libre y secreto?

―Imagínate…, fuerzas para seguir luchando codo a codo con ellos. Es un honor hacer cosas buenas. Sé que mi hijo estará a mi lado, apoyando, dando ideas, materializando otras.

―¿Podríamos decir que sientes orgullo?

― Sí, y a mucha honra. No es un orgullo fatuo, porque ser delegado no entraña ningún privilegio, mas, mi familia merece este reconocimiento que llega a través de nosotros. Mis padres han sido muy preocupados y son responsables, también, de que algo así suceda. Por la educación que nos dieron a mis hermanos y a mí, a mis hijos, por los valores sembrados. Y mi madre todavía más, porque tengo un hermano que salió como delegado por allá por el 9 de Abril. Y ella lo suelta a cada rato, con orgullo, tiene dos hijos y un nieto “que le zumban la coronilla”.

―Me gustaría saber si votaste por tu hijo, pero no caeré en esa tentación. En cambio, ¿crees que él habría sido un buen delegado?

―Sí. Tiene todas las condiciones políticas y morales. Posee preparación para enfrentar cualquier tarea. Siempre ha estado activo en todos los llamados de la Patria y del pueblo. Ha dado el paso al frente, incluso cuando era más joven y estudiaba a tiempo completo. Lo más importante, sabe escuchar. La dirección del país está llamando a la incorporación de los jóvenes a todas las tareas. Nunca fue mi rival, es mi hijo. En este asunto solo hay espacio para el amor.

Porque del amor a la Patria, a la obligación de defender la Revolución, Marta siempre les habló. Ahora mira a su nieto más espigado con el orgullo de quien sabe que el futuro está garantizado. Maury Gómez Ramos es teniente de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, graduado en Academia militar y con vastos estudios sobre sociología, comunicación y tácticas de contrainteligencia.

Es un muchacho muy activo en los trabajos voluntarios, no se le escapa uno. Luce más maduro para su edad, sobre todo, a la hora de escuchar y ofrecer respuestas. Sabe cómo conducirse según sus interlocutores. En ese sentido, se nota la influencia de su padre. “El Comandante en Jefe lo dijo muchas veces, todo parte de la educación y los primeros educadores son la familia. Todo eso que soy yo ahora se lo agradezco a mi familia, a mis padres, a mi abuela. Vengo de un seno revolucionario y es maravilloso”.

―¿La nominación como candidato a delegado en tu circunscripción, junto a tu padre, fue una sorpresa?, ¿cómo lo asumiste?

―Sí, totalmente, fue algo novedoso y me produjo alegría. Fue el resultado de haber logrado una bonita relación con el CDR, con mi gente. Y el hecho de que saliera electo mi padre no significa que yo no aporte todo lo que pueda. Era mucha la responsabilidad para con ellos y lo seguirá siendo. Mi familia me enseñó a querer limpiamente, sin esperar nada a cambio. Ganó el mejor, el que la comunidad merecía y, sobre todo, el amor. Sigo estando orgulloso de mi familia, de mi padre, y, sobre todo, de mi abuela, que fue quién inició esta maravilla.

Marta se sentará a esperar la llamada de sus dos hijos cuanto este sábado tomen posesión de sus cargos como delegados a la Asamblea Municipal del Poder Popular de Ciego de Ávila. Pondrá la radio, alguien le hará leer esta entrevista y se beberá su café humeante, convencida de haber sembrado en tierra fértil.