En 1958, justo el 9 de febrero, hallaron con más balazos que edad el cuerpo del luchador avileño Alfredo Gutiérrez Lugones en Santiago de Cuba, luego de que bajara de la Sierra Maestra en busca de atención médica por una hernia.
Aunque abandonó los estudios por la difícil situación económica en su hogar, estuvo estrechamente vinculado como joven ortodoxo a los estudiantes del Instituto de Segunda Enseñanza en Ciego de Ávila y sus manifestaciones contra el régimen de Fulgencio Batista. Cuenta Ángel Cabrera Sánchez, historiador de la ciudad, que hasta obtuvo un carné para que las represiones de la dictadura fueran menos cruentas.
La rebeldía del “Flaco”, como le decían a Gutiérrez Lugones, era tal que en el parque Martí de la ciudad avileña, a media cuadra de la estación de policía ─narra el historiador de la ciudad─, junto al busto del Apóstol desabotonó su camisa, sacó la bandera cubana y empezó a gritar consignas revolucionarias.
En el tributo que el pueblo avileño dedicó al joven revolucionario este 9 de febrero, especialistas del Archivo Histórico Provincial Brigadier José Ambrosio Gómez Cardoso presentaron una síntesis biográfica que apuntaba el nacimiento de Gutiérrez Lugones el 2 de febrero de 1938, su participación en la Jura de la Constitución, en la campaña pro derecho de la juventud martiana y, posterior al desembarco del Granma, su liderato de una de las células del Movimiento 26 de Julio.
El vil asesinato a sus 20 años consternó al pueblo de Ciego de Ávila y generó en aquel momento de efervescencia revolucionaria más repudio a los esbirros batistianos.
Lo confirma un amigo de la niñez y alumno del Instituto, Carlos La Falce Fernández, quien añadió que la obra de Gutiérrez Lugones, como la de Pedro Martínez Brito o Ricardo Pérez Alemán, instó a los avileños a unirse en favor de los alzados y que se lograra el triunfo.
"Fue un ejemplo para la época. Entregó la vida por la causa que defendía. Su legado debe continuar en las generaciones actuales", expresó.
Para Cabrera Sánchez "venir al parque Gutiérrez Lugones a homenajearlo simboliza el compromiso nuestro con sus ideales, esos que hoy defendemos".
Al finalizar, cuando todos se retiraban, el historiador de la ciudad les dijo a los hermanos de Gutiérrez Lugones que mientras tuvieran fuerza visitaran el parque, a lo que Tomás Gutiérrez Lugones respondió: "No tenga duda de eso".