Definir cada día quién recibe o no una donación de sangre en Ciego de Ávila no depende únicamente del criterio médico exacto, sino que suma y, a veces decide, la disponibilidad existente en el stock de ambos hospitales provinciales, que desde hace rato contabilizan el mínimo imprescindible para salvar vidas y no lo suficiente para extirpar sustos y garantizar la calidad de la atención.
En el Hospital Provincial General Docente Doctor Antonio Luaces Iraola las prioridades se establecen en función del Programa Materno Infantil (PAMI), los códigos rojos, el salón de operaciones y los casos electivos. Entre los protocolos y la práctica hay un trecho.
Así lo confirma Danaisy Castillo Roja, jefa del servicio de Medicina Transfusional en este centro asistencial, con el dato que los grupos sanguíneos RH negativos no logran completarse, en especial, el O negativo, considerado donante universal, y de los altibajos para mantener en óptimo estado y cantidades la sangre destinada al PAMI, la cual debe rotarse cada cinco días.
“Los últimos meses han sido muy tensos, muchos casos han encontrado solución a partir de la participación voluntaria de amigos y familiares. Otras gestiones han sido más complejas y las personas se desesperan. La disponibilidad de insumos y materiales, entre ellos, los equipos de transfusiones y las bolsas han limitado, también, el trabajo”, enfatizó.
Es en la atención a casos electivos donde encuentra cierto alivio, pues ante la ausencia de un riesgo inminente para la vida pueden mover las reservas con cierta holgura; sin embargo, en algún punto del camino se ha convertido en “regla” y no en excepción que para interrumpir un embarazo, llevar a feliz término una operación o estabilizar a un paciente con leucemia o hemofilia sea necesario que familiares y amigos donen de manera emergente. El flujo está invertido, ya lo sabemos.
Al cierre del mes de febrero el Banco Provincial de Sangre cumplió con las 800 donaciones previstas, siendo Baraguá, Chambas y Majagua los municipios más destacados, mientras que el resto incumplió, incluso, por debajo del 50 por ciento de lo previsto en los casos de Ciro Redondo, Florencia y Ciego de Ávila.
Marta Méndez Mellor, directora de dicho centro, explicó que el potencial de donantes de la provincia supera los 5500, pero algunos llegan a la edad límite permisible y es necesario aumentar el número de personas incluidas en el contingente de grupos no frecuentes.
“En estos momentos las personas con grupos RH negativo identificadas no superan el tiempo reglamentario para otra donación (tres meses los hombres y cuatro las mujeres) y esta es una de las dificultades que enfrentamos hoy. El trabajo intersectorial en el área de salud con los profesionales del sector, así como el rol protagónico de las organizaciones de masas es vital para garantizar la eficacia de un programa que se sostiene en la voluntariedad”.
Sin dudas, la atención al donante y la dieta alimenticia ideal para recuperarse después de la extracción son otros de los puntos rojos que llevan a punta de lápiz cada uno de los implicados, conscientes de cuanto terreno se ha cedido. Lo que se hace mal o a medias es otra deuda más profunda aún.
Solo así pudiera entenderse la anécdota que trae a colación Dania Jiménez Rodríguez, secretaria de Organización y apoyo a las tareas de la economía en la Dirección Provincial de los Comités de Defensa de la Revolución. “Por falta de comunicación oportuna y organización en el terreno de los 50 donantes que debieron acudir al llamado en Ciro Redondo, solo lo hicieron nueve y después fue imposible reorganizar la acción en el transcurso del mes”.
Pareciera que este es un problema cíclico al que no hemos sabido ponerle coto: en 2019 Invasor describió los altibajos de la disponibilidad de sangre y las preocupaciones hospital adentro y al cierre del 2022 solo hubo buenas noticias con el sobrecumplimiento en un 10 por ciento del plan de 10 800 donaciones. En el 2023 se ha comenzado con el pie izquierdo.