EL Ariete

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Edificación puntual del eclecticismo en Ciego de Ávila, sito en la calle Joaquín de Agüero, esquina Simón Reyes construido en el año 1922, con fines hoteleros y considerados uno de los mejores en su época.

El 6 de febrero de 1920 el señor Luis Gómez de la Torre, español radicado en esta ciudad, concurrió ante el notario Rafael Flores del Monte como gerente de la “Sociedad Mercantil Colectiva Joaquín Gómez y Hnos.”, para realizar el contrato de obra del inmueble donde fungió como contratista el señor Vicente Rossell y Palmer, español radicado en esta ciudad. La obra se realizaría con fondos de dicha sociedad; el proyecto fue ejecutado por el ingeniero don Pedro de Pastors, de reconocido prestigio en la localidad por su amplia labor como proyectista de la obra de La Trocha de Júcaro-Morón en la versión de Weyler, y  en otros inmuebles como la Colonia Española, el plazo de ejecución de la obra quedó acordado para siete meses, debiendo quedar terminado para el 20 de septiembre de 1920, con un precio de $60 000 en moneda oficial.

Al morir el señor Joaquín Gómez de la Torre en 1920, las acciones pasan a sus herederos (padres, hermanos, hijos) haciéndose el trámite pertinente en 1923 por su hermano Luis Gómez.

A pesar de la fecha establecida para la terminación de la obra, aparece en uno de los remates del edificio la fecha de inscripción MCXXII, lo anterior, más una nota de prensa en el periódico “La Región” del martes 24 de octubre de 1922, confirman que fue en este año cuando se concluyó la ejecución.

Varios fueron los servicios que ofertó el inmueble y diferentes sus propietarios, uno de los cuales fue el comerciante Domingo Alonso, quien procedente de Regla se instaló en esta ciudad, instalando allí una cafetería, restaurante y cantina llamada El Ariete.

También se instaló la agencia de viajes por ómnibus denominada “La Flecha de Oro “, que se caracterizaba por viajes de carácter nacional Habana-Santiago, el tránsito por allí era de carácter obligado y se hacía coincidir con los horarios de almuerzo y de comida, lo que beneficiaba el negocio por la diversidad de clientes que atraía.

También estuvieron ubicados pero en su primer nivel, una barbería denominada El Ariete, además de una consulta de un dentista y una quincalla, servicios que se vieron favorecidos por la ubicación de la edificación.

El inmueble posee planta en forma de C que recuerda la arquitectura doméstica colonial cubana, de sólidos muros exteriores, amplios corredores públicos potentes columnas; por la calle Simón Reyes tenía seis puertas que comunicaban con el salón principal del restaurante. El vértice del ángulo que forman las dos fachadas es ochavado, con una gran  puerta de acceso al salón.

El segundo nivel, aunque se desarrolla en el mismo tipo de planta, esta es un poco más amplia que la inferior, pues ocupa el espacio de los portales, con 18 habitaciones, siete con visuales hacia el patio interior y el resto, mirando hacia las dos calles que forman la esquina del edificio.

A la azotea el acceso era a través de una escalera de caracol que desembarcaba en un cuarto mediano dando paso al resto de la cubierta desde donde aún hoy se divisa una parte considerable del centro de la ciudad.

La fachada original, según fotos y testimonios de la época, poseía por la calle Simón Reyes cuatro arcadas carpanel corridas de acceso a un amplio portal que comunicaba con el interior del salón-restaurante a través de tres grandes puertas y tres ventanas corridas hasta el suelo, delimitadas estas últimas por balaustradas a la altura aproximada de 80cm. Los arcos descansan sobre pilastras con capiteles de un toscano recreado. Los contornos de estos arcos se encuentran resaltados por una pequeña voladura de unos 5cm. aproximadamente, estando rematados en su punto máximo por una ménsula decorada con pequeñas molduras. En el espacio comprendido entre uno y otro arco aparece una guirnalda con un fin netamente decorativo y que recuerda los óculos renacentistas. Una puerta más amplia ocupa la parte inferior del ángulo ochavado.

Por el frente a Joaquín de Agüero se repiten los mismos motivos, otras cuatro arcadas idénticas a las antes descritas, con siete puertas de acceso a locales distintos, tres al salón de la cantina y restaurante, dos a la agencia de viajes y dos a la barbería. Después del cuarto arco, la fachada se prolonga con uno de medio punto que señala el acceso a la planta alta, luego otros dos arcos iguales a los primeros mencionados, con cuatro puertas, dos de ellas que servían de acceso al gabinete del dentista y otras dos a la quincalla.

La sección ochavada presenta un ancho arco carpanel, que junto con la puerta enmarcaban la vidriera. Todos los vanos eran adintelados y las puertas de hierro, tipo rodillo. El puntal de este primer nivel es ligeramente más alto que el de la superior; ambas se unen por una sencilla cornisa sutilmente volada y escalonada. Todos los muros presentan incisiones horizontales.

En la planta alta con el frente a Simón Reyes se destacan cuatro vanos con arcos de medio punto que corresponden a cada una de las habitaciones en su comunicación visual con el exterior, cada uno de estos vanos limitado por balaustradas al nivel de la fachada con una exquisita puerta del tipo francesa. Los medios puntos formados por lucetas rematadas con acrílicos de colores, de formas geométricas, sencillas, con empalme vertical. Entre cada vano, una compleja moldura ornamental, similar a un blasón de la nobleza.

El acceso por la calle Joaquín de Agüero, la fachada es idéntica a la antes descrita, exceptuando la existencia de tres arcos más, el quinto de ellos limitado igualmente por balaustradas, pero algo volada sobre el nivel de la fachada. La sección ochavada presenta un vano ancho con arco carpanel, seccionado verticalmente convirtiéndolo en dos balcones un tanto volado sobre el nivel de la fachada. Remata en un friso con sucesiones de ménsulas que soportan la cornisa, más volada que la del nivel inferior, escalonadas igualmente y que concluye con un pretil que alterna el simple paño liso con balaustradas lumínicas. La sección ochavada presenta un remate quebrado en cuyo centro se ubica un medallón helicoidal que enmarca el centro de atracción arquitectónica del edificio.