Cuando sonó la alarma este 30 de marzo no era temprano, ni tampoco había uniforme. Pudo dormir un poco más de lo habitual, sacudirse la modorra y acomodar una pequeña mesa frente al televisor antes que la indicación de extraer adjetivos y adverbios, redactar oraciones e interpretar lecturas llegara de una voz parsimoniosa desde el otro lado de la pantalla. Tuvo también un silencio casi sepulcral a su alrededor y el ojo atento de sus padres para completar la jornada sin contratiempos.
Como Eric Marcell cursa el sexto grado repitió idéntica rutina este miércoles a las 9: 30 de la mañana con Matemática; el jueves lo hará con Ciencias Naturales y el viernes con Geografía porque cada casa en Cuba será, mientras dure la pandemia, una suerte de aula personalizada, donde en lugar de un maestro de carne y hueso y un pizarrón habrá un teleprofesor, que orientará paulatinamente los objetivos y contenidos previstos a vencer en cada nivel educativo.
De modo que cuando la normalidad retorne, las deudas con el conocimiento serán menores.
Llegados a este punto habría que reconocer que el éxito de la propuesta dependerá mucho de la responsabilidad individual y de la exigencia de las familias, sobre todo, si pensamos en los más pequeños para los que un televisor siempre ha sido sinónimo de entretenimiento y no de lección.
Por eso, Ana López Rivera sabe que a su niña de nueve años no puede dejarla sola y en función de eso ha organizado un horario de vida en casa, que contribuye al aprendizaje y a su concentración.
Recomendación que esgrime Yeline Ruíz Betancourt, directora del Departamento Provincial de Promoción de Salud y Prevención de Enfermedades, a cada familia cuando explica que el distanciamiento social implica también establecer una rutina al interior de los hogares donde la actividad física, la recreativa y la educativa comparten igual prioridad.
Es que el aislamiento social no debe entenderse como desconexión y sí como una oportunidad de explotar las muchas plataformas digitales existentes para el esparcimiento y la instrucción. En este sentido, la empresa de informática y Medios Audiovisuales, Cinesoft, ha puesto a disposición de los usuarios de forma gratuita la plataforma Repasador Virtual, que insertada en el portal CubaEduca funciona como un foro en línea, donde el interesado expone sus preguntas y en un plazo máximo de 24 horas son respondidas por profesores de experiencia.
Si a estas nuevas dinámicas de estudio, obligadas bajo la amenaza de una pandemia, sumamos voluntad y deseos pudiera entenderse que el cierre de las aulas cubanas no será sinónimo de que recesará también el conocimiento.
Tomado del Periódico Invasor:
http://www.invasor.cu/es/secciones/sociedad/recesan-las-aulas-no-el-conocimiento