Jaime: un guajiro nacido con el Sol

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"Esta finca la levanté a pulmón chapeando maleza marabú sacando piedras y sembrando hasta el último pedacito" afirma Jaime un joven de corazón campesino

En las tierras rojas del sur de la provincia, un guajiro se empeña en producir alimentos. Pese a las carencias de recursos, de las 67 hectáreas en producción han salido este año unas 1 300 toneladas de alimento para diferentes destinos.

Nadie crea que nació en cuna de oro, ni que le pusieron una alfombra rutilante en el camino hacia el éxito, porque para Jaime el éxito está en siempre hacerle algo nuevo a la tierra, en cultivarla, que germinen las cosechas, que la familia tenga algo que comer en el plato. ¿Qué da dinero? Imposible negarlo, pero a costa de sacrificios inmensos, a punto de hacer esclavo al hombre que la trabaja, si la trabaja bien.

No tiene pinta de loco, aunque asegura que habla con las plantas, con los sembrados. Se agacha, recoge un boniato y dice: «Este debe de estar por las cinco libras. Mira aquel, debe sobrepasar las 15 libras». Ante la duda, lo lleva a la pesa: ¡17! libras exactas.

Los deseos de hacer siempre los trae en la mochila imaginaria que cuelga en su espalda y lo llevan a (im)ponerse retos que le hacen crecer, tanto que decidió iniciarse en la cosecha de tabaco en la actual campaña y lo hizo con 14 hectáreas, considerada toda una proeza para un principiante en el exigente cultivo.

Jaime de León López, 32 años, asociado a la Cooperativa de Crédito y Servicios (CCS) El Vaquerito, en el sureño municipio avileño de Venezuela, de tanto caminar por el campo ha hecho trillos; de andar, lo mismo encima de un caballo, en una motocicleta, un tractor o a pie. Parco de palabra, porque «jamás he hablado con la prensa» es tajante: «los guajiros lo que tenemos es que producir comida y no andar hablando tanto».

Evade las comparaciones. Calla cuando uno le menciona a tal o más cual productor, o empresa, pero la realidad es que, como campesino individual, junto a sus trabajadores contratados, le sacan buen provecho a la tierra y exhiben mejores rendimientos por hectáreas que la Empresa Agropecuaria La Cuba, la de granos Máximo Gómez, la agropecuaria El Mambí, por solo citar algunos ejemplos de entidades estatales. Mejores que casi todas las empresas del territorio, entre las dedicadas a los cultivos varios. Se escribe fácil, lo difícil es hacerlo. Y si no produce más en volumen es porque no dispone, por ahora, de más áreas.

Uno, que en más de 30 años de profesión ha desandado toda la provincia —o casi toda, para no dejar que asome la inmodestia— se da cuenta que allí, en la CCS de tierras rojas, este joven ha conformado un imperio productivo.

Jaime, de poco hablar, se entiende mejor con la tierra que con el reportero, quien lo hace sentirse incómodo cuando le hace algunas preguntas.

«No tengo el don de la palabra. No soy de mucho hablar. «Si un don tengo es mi relación con la tierra; el de sembrar. Sembrar y sembrar. Busque una tierra vacía. No la encontrará bajo mi condominio.

Eso sí, en el polo productivo hacen las siembras en el ápoca establecida para cada cultivo para «no perder el tiempo ni el esfuerzo», siempre con la ayuda inmaterial de su padre, ingeniero agrónomo, especie de consultor agrario y su mayor crítico.

—Una vez quise adelantar una cosecha de frijoles y el viejo me había aconsejado que no lo hiciera. ¿El resultado? La perdí casi toda. Aprendí que hay un ciclo agrícola y otro de cosecha; aprendí que para la siembra de determinados cultivos hay que tener en cuenta las épocas del año.

El decreto 259 y, después, el 300 le vinieron como anillo al dedo en las aspiraciones de adquirir tierras. Anda por las 67 hectáreas y quiere pedir más, a partir de que la totalidad del área está sembrada y dispone de uno de los mayores polos dedicados a los cultivos varios. Este año comercializó hasta la fecha unas 400 toneladas de papa, 300 toneladas de plátano, igual cantidad de yuca y unas 180 de boniato, cifras para respetar.

Cuando a la tierra se le atiende da frutos como este boniato de 17 libras

«Esto lo levanté a pulmón, chapeando maleza, marabú, sacando piedras y sembrando hasta el último pedacito. Llevo años sacando piedras. Siempre que paso el arado, salen más.

Cuando habla de rendimiento, le dedica palabras a las buenas semillas. «Sin ellas no hay agricultura», afirma.

El llamado a elevar la producción Jaime lo traduce en planes elevados, cumplibles porque «un guajiro no empeña su palabra». También aporta a los hogares de anciano y materno, al policlínico, a la Casa de Niños sin amparo filial de Ciego de Ávila, las dietas médicas y por estos días de falta de harina, hizo su contribución con la industria alimentaria para la elaboración de pan y galletas.

Jaime se traza un plan y lo cumple. Lo asegura el director de Acopio en la provincia, Ariel Diéguez Concepción, quien casualmente llegó a la hora del intercambio con el joven productor: «Estamos ante un campesino altamente productivo. Cuando el ciclón Ian azotó a Pinar del Río fue el campesino de Cuba que más aportó a la occidental provincia, con el envío gratuito de 19 toneladas de alimentos, en lo fundamental, plátano vianda. Siempre tiene disposición de contribuir con su municipio, Venezuela, con los mercados de la ciudad de Ciego de Ávila y con el país».

Esto último lo corrobora Eri Valdés Carmona, administrador del mercado número 20, de la ciudad capital:

«He venido muchas veces y he comprado plátano, papa. Ahora llevaré yuca y boniato. Excelente calidad en las producciones y a un precio razonable».

Aunque asediadas, el marabú no ha podido entrar a su hacienda, más bien, Jaime, con un esfuerzo a lo Caupolicán, lo ha desterrado y se ha encargado de eliminar al denominado demonio de los campos de Cuba.

A Jaime, quien prefiere a Elegguá, tal vez por aquello de que «abre los caminos», antes que al rey Jano, «porque las personas no deben tener doble rostros» el único bembé que le agrada es la «fiesta del trabajo», que todos los días comienza en su finca a las cuatro o cinco de la mañana y, muchas veces, termina al otro día pasadas las 12:00 de la noche, más, si como ahora, está imbuido en la campaña de la papa y, para beneplácito suyo, las áreas cosechadas superan las ¡20! toneladas en la semilla de importación.

—¿Qué sería de Jaime de León López si no labrara la tierra?

—¿Sabes? Cuanto tengo se lo debo a ella. Sería alguien sin capacidad para pensar y hacer. Suerte la mía, que desde muy temprano comprendí cuanto tiene de verdad la frase martiana de que la tierra es la gran madre de la fortuna.