Ricardo Pérez Alemán

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Ricardo Pérez Alemán. Fundador del movimiento 26 de julio en Ciego de Ávila e integrante de una de sus primeras células participó activamente en misiones clandestinas. Sus Inicios Nació en la ciudad de Ciego de Ávila el 24 de agosto de 1932, en el seno de una familia honesta, revolucionaria y modesta, hijo de Ricardo Pérez Trejo e Isabel Alemán Muñoz.

Su niñez se desarrolló atada a la situación económica de su familia la cual no era satisfactoria, su padre a duras penas trabajaba para obtener un mínimo salario con el cual mantendría a su familia y poder pagar los estudios a sus hijos. Trayectoria estudiantil Ricardito cursó la primera enseñanza en la escuela Enrique José Varona, privada, ubicada en la esquina de Bembeta y Marcial Gómez. Fue integrante de la banda rítmica del plantel. Asistía siempre a todos los desfiles y actos cívicos. Más tarde quiso estudiar comercio para lo cual acudió a casa de un particular que era quien podía proporcionarle las teorías, pero desafortunadamente no pudo estar mucho tiempo en estos estudios, la situación poco favorable de sus padres no le permitían el pago de los mismos. Los momentos libres los dedicaba a criar animales, especialmente cotorras y periquitos. Era un niño respetuoso y educado.

En 1954 ingresó en el Instituto de Segunda Enseñanza de Ciego de Ávila. Allí ganó amigos por su habilidad y simpatía para tratar con la gente, su sonrisa contagiosa y su apariencia agradable. Asistía puntualmente a clases y cumplía con sus deberes; pero pronto se reveló contra los métodos y las medidas represivas que se venían tomando contra las manifestaciones estudiantiles, así fue naciendo en él la rebeldía y comenzó a destacarse como líder revolucionario. Rápidamente las fuerzas batistianas se dieron a la tarea de su implacable persecución. Fue elegido presidente de la Asociación de Alumnos del Instituto.

Ya en 4to año de bachillerato sus estudios se veían interrumpidos constantemente por las huelgas y acciones de calle. Para aprobar las asignaturas tenía que realizar exámenes extraordinarios porque no lo dejaban entrar a clases. Paralelo a sus estudios de Segunda Enseñanza, trabajó como mecánico dental. Tenía el propósito de matricular en la Facultad de Odontología de la Universidad de la Habana, después que terminara el bachillerato. Era aficionado al deporte de caza submarina, donde sobresalió notablemente, además practicaba otros deportes.

Para él la literatura ocupaba uno de los lugares favoritos; era un asiduo lector de revistas y periódicos ya que a través de ellos veía la mentira en su máxima expresión con la cual era sobrellevado el pueblo cubano. Mediante estos documentos podía obtener una base para llevar a cabo sus propagandas en contra del gobierno y la explotación a los cubanos. Actividades revolucionarias Los acontecimientos del 7 de diciembre de 1955, cuando la policía esbirra batió a palos y tiros a los manifestantes revolucionarios y que cayó herido Raúl Cervantes fueron suficientes para que Ricardito encabezara una gran manifestación estudiantil, repudiando ese inaudito acto.

Fue uno de los cubanos de su época que estuvo dispuesto a lanzarse a la lucha por defender a su patria de las garras de la tiranía. En estos momentos cualquier demostración de rebeldía constituía un delito, él conjuntamente con otros compañeros de estudio y trabajadores dirigieron numerosas acciones de protesta contra la miseria moral de la dictadura, en muchas ocasiones personalmente tuvo que enfrentarse a puño limpio con los esbirros en las calles de su pueblo.

En una de estas ocasiones frente al Instituto donde cursaba la Segunda Enseñanza, los estudiantes dirigidos por Ricardo Pérez Alemán en repudio a un profesor, el cual estaba en contra de las luchas del movimiento revolucionario y servidor al tirano, elaboraron un muñeco de trapo el cual personificaba a dicho señor; después de haberse realizado un mitin relámpago de protesta se procedió a quemar el muñecón encaminándose más tarde hacia la casa del batistiano, donde hicieron patente una vez más su descontento y desprecio al mismo. La fachada de su casa fue rallada con consignas y críticas desfavorables a su persona. A cada momento el profesor le anexaba a los expedientes de estos alumnos actas y cartas como pretexto para expulsarlos seguidamente del plantel.

En repudio a esto Ricardito al frente de otros compañeros determinan eliminar estos documentos pegándole candela. Esta acción se realiza más de una vez, pero en una de esas fue su expediente uno de los destinados a desaparecer, el cual se conserva hoy día ya que quedó semiquemado. En los primeros días de 1957 se dio a la tarea de preparar junto al compañero Carlos Ceballos una química que traían de Camagüey para elaborar obuses para hacer disparar los morteros. A Ricardito se le dio la tarea de hacer explotar los obuses en cualquier parte de la ciudad siempre que existiera la oportunidad. Conjuntamente con Pepe el Toro confeccionó otros obuses que sirvieron para el desarrollo exitoso del movimiento 26 de julio y el movimiento revolucionario en general.

El 19 de abril de 1957 fue detenido un grupo de combatientes por ser acusados por delito contra los poderes del Estado y sabotajes. En este grupo se encontraban Ricardo Pérez, Mariano Poveda, Raúl Bolufé y otros. Tripulaban el automóvil chapa 162-527. Se les efectúo un registro en el vehículo, ocupando debajo del asiento trasero gran cantidad de proclamas del movimiento 26 de julio y un petardo de dinamita con su mecha. También les ocuparon un ejemplar de la revista Alma-Mater y un folleto para los combatientes del movimiento 26 de julio. Urgencia ratificó la prisión de los detenidos y dispuso unir las diligencias al sumario 220 de 1957… El juicio fue suspendido debido a que varios testigos no comparecieron. Días más tarde les dieron la libertad.

Debido a su carácter dispuesto y abnegado por su patria no vaciló al proponérsele la tarea de tomar o atacar la Emisora de Radio Cuba, luego se encaminó hasta las proximidades de la jefatura de la policía junto a Eduardo Pérez, Everildo Vigestaín y tumbaron el alumbrado eléctrico a las 7:59 P.M en las calles Honorato Castillo y Marcial Gómez. Fue detenido pero pronto lo liberaron al no existir pruebas de su culpabilidad, a pesar de todo primero fue maltratado y atropellado por los esbirros tiránicos. También estuvo presente en la manifestación de protesta realizada por el movimiento avileño al producirse el asesinato del joven revolucionario Frank País.

Fundador del movimiento 26 de julio en Ciego de Ávila e integrante de una de sus primeras células participó activamente en misiones clandestinas donde tuvo entre sus compañeros más cercanos a Roberto León, Everildo Vigestaín, los hermanos Triana, Feliberto Ávila, José Lestayo y los mártires Pedro Martínez Brito, Pedro Ballester y Ramón Domínguez de la Peña.

Participó en muchas acciones como tirar cadenas a las líneas eléctricas, tirar carteles de protesta contra el tirano, vender bonos del movimiento 26 de julio, recoger armas y municiones, practicar tiro. La represión aumentó grandemente producto a la valiente e incansable resistencia del M-26-7 en la ciudad avileña, esto hizo que Ricardito se trasladara para La Habana donde se le hizo muy difícil desarrollar sus acostumbradas acciones propagandistas. Allí estuvo muy poco tiempo mientras hacía los preparativos con vista a su partida para La Sierra Maestra.

A mediados de agosto cuando su inseparable amigo Everildo Vigestaín cumplía cadena en una cárcel en la provincia Villaclareña recibió un pequeño embase de pasta dental, donde Ricardito le hacía llegar a su amigo preso la noticia de su partida a las montañas. Incorporación al Ejercito Rebelde Asediado por los esbirros se incorporó al Ejército Rebelde el 1ro de agosto de 1958 en la Sierra Maestra. Al poco tiempo de llegar a la Sierra obtiene el grado de Teniente. Cuando se fundó la columna 11 “Cándido González” pasa a formar parte de ella, donde era jefe de la escuadra No.2. La Columna 11 bajó de la Sierra Maestra para operar en los llanos de Camagüey.

El día 8 de septiembre, durante la marcha por el territorio Oriental se cometieron indisciplinas que violaban las órdenes dadas por Fidel y comprometieron la seguridad de la columna. El día 22 penetraron en la provincia de Camagüey. El 24 por la noche iniciaron marcha rumbo a la finca Laguna Baja. En este sitio el capitán Jaime Vega contacta con la dirección del movimiento 26 de julio del central Francisco para que situara en el lugar adecuado algunos camiones que le sirvieran para trasladarse ese día. En la noche del 25 se inició la marcha rumbo al batey de Sitio Viejo, extremando las medidas de seguridad ante la cercana presencia del enemigo.

Posteriormente los combatientes abordaron los vehículos y partieron hacia la finca San Miguel del Junco donde arribaron al amanecer del día 26. Aquí se produjo el primer combate de la Columna No.11. En esta acción el enemigo sufrió 3 muertos y 4 heridos y el movimiento 26 de julio perdió a un valiente militante de la zona. El jefe de la Columna decidió emprender la marcha esa misma noche con el propósito de impedir que unidades del ejército lo cercaran, esta decisión fue cuestionada por algunos oficiales, ya que el plan preveía la utilización de vehículos para el transporte de la Columna. Se detuvo a un individuo que dijo nombrarse Rolando Cantero, quien llevado a presencia del jefe de la columna fue enviado a comprar gasolina.

La tropa se trasladó a pie hasta el batey de Pino 4 donde estaban situados los vehículos. Aquí se le informó al Jefe de la Columna sobre la vinculación de Rolando Cantero con el ejército enemigo. El Capitán Vega no prestó atención a la información recibida y continuó los preparativos para la partida. Ya en horas de la noche, ante la certeza de una delación, la tropa opinó que era necesario continuar la marcha a pie y lo más rápido posible, pero los oficiales no pudieron convencer a su Jefe de la inminencia del peligro. La caravana de 4 camiones y 1 máquina partió en la madrugada, a los pocos minutos una lluvia de plomo y muerte ocasionaba la más triste derrota a la Columna No.11. Muerte En el lugar conocido por Pino 3, la tiranía previendo el paso de los combatientes, emboscó un gran número de soldados que en fuego cerrado, dispersó la tropa y le produjo 22 muertos y logró 11 prisioneros heridos que fueron masacrados ese propio día en La Caobita.

Entre los muertos estaba Ricardo Pérez Alemán. Con fecha 27 de Octubre de 1958, el Capitán José Botello recibió una carta donde el Comandante en Jefe le expresó que… “Ha dispuesto la destitución del Capitán Jaime Vega que deberá ser sometido a consejo de guerra por su irresponsabilidad por la masacre de Macareño que ocurrió por falta de protección y por no haber cumplido la instrucción previa que se le dio de marchar a pie”. El juicio culminó con la degradación de Jaime Vega a soldado.

Cuando triunfó la Revolución la familia de Ricardito no sabía nada del desastre, al hacer entrada la columna en que militaba sus familiares y amigos lo esperan con impaciencia, hasta que un compañero se dio cuenta de lo que pasaba y les informó sobre la muerte. Se desconocía el lugar donde reposaban los restos de estos combatientes.

Por gestiones de la madre de Ricardito se consiguió un permiso para trasladarse al lugar donde se encontraban los restos. Preguntando a los campesinos de esa zona, le informaron de unos cadáveres que estuvieron allí varios días al sol y que ellos enterraron, quizás entre ellos podía encontrar el de su hijo. Ella solo pudo reconocerlo por sus botas y por lo que quedaba del uniforme. Posteriormente llegó al lugar un carro fúnebre que los condujo a Ciego de Ávila.

El sábado 31 de enero de 1959 se realizó el sepelio de los restos de Ricardo Pérez. El cortejo fúnebre partió del Instituto de Segunda Enseñanza, donde estaba tendido desde el viernes a las 4 de la tarde. Abrió el desfile la banda municipal seguida de los alumnos del Instituto que portaban una hermosa bandera cubana y un gallardete de flores, colegios públicos superiores, un pelotón del glorioso Ejército Rebelde al mando del Teniente Vigestaín, los carros fúnebres completamente llenos de coronas de flores; y el carro del cuerpo de Bomberos convertido en armón de artillería llevaba el féretro cubierto con las banderas del 26 de julio y la Cubana. Detrás el pueblo entero, más de tres mil personas querían demostrar todo el cariño y respeto hacia el mártir.

El cortejo fúnebre recorrió las calles de Libertad e Independencia, cerrando todo el comercio las puertas al paso del mismo como sincero homenaje al héroe caído En el cementerio hicieron uso de la palabra el compañero Francisco Requera Alfonso a nombre de los familiares y Blasito Hernández a nombre de los alumnos del I.C.A. y compañeros de Ricardito. Sus restos reposan en el panteón de los Mártires del cementerio de Ciego de Ávila. Allí sobre su tumba cayeron una a una las ofrendas florales que familiares, compañeros y amigos le dedicaron.