Conjunto monumentario Lázaro López, donde se constituyó definitivamente el Ejército Invasor en 1895.
El fuerte español de Lázaro López fue construido a principios de La Guerra Grande; formaba parte del tercer escalón defensivo de La Trocha, por la importancia de este el general Ángel del Castillo ideó un plan para atacar dicho fuerte, por lo que centró su atención en la interrupción e interferencia de las comunicaciones y en el traslado de pertrechos y vituallas.
Este recibe información de que en dicho fuerte existía un arsenal de armas y municiones y decide atacar. Pero la guarnición del fuerte ya se encontraba alertada de la proximidad e inminencia de la acción. En esos difíciles momentos en que el general Ángel Castillo, presto a saltar sobre los fosos, arengó a sus hombres a que lo siguieran en el asalto, al gritar estas palabras: "¡Vengan a ver como pelea un general cubano!" y acabando de pronunciar esta frase, cayó abatido, perdiendo la vida.
La muerte del combatiente insurrecto en medio del fragor de la batalla por la toma del cuartel español del poblado de Lázaro López el día 9 de septiembre de 1869, constituyó, un duro golpe a las armas mambisas del territorio avileño, por el respeto y admiración que él caudillo se había ganado y además por la experiencia combativa que transmitió a sus subalternos.
El lugar escogido para la conformación del Ejército Invasor debía tener en cuenta las condiciones de ubicación del campamento en Lázaro López, elementos que tuvo muy en cuenta el general Máximo Gómez. El otro aspecto obedecía a la cercanía del punto donde había caído en combate el general Ángel del Castillo en la toma del fuerte español en 1869.
La selección del paraje para organizar el Ejército Invasor comprendía gran parte de la finca Santa Isabel y una porción de los terrenos de Lázaro López, ello obedeció a las condiciones tácticas para la acampada como eran: Red de caminos con excelentes condiciones de maniobrabilidad, ubicación del Estado Mayor en la encrucijada de estos, con visión y acceso a los cuatro puntos cardinales, la posibilidad de ubicación de partidas de reconocimiento y postas de aviso, características propicias para el enmascaramiento y descanso, potreros y corrales para la atención de los animales y la existencia de agua para el abastecimiento de las tropas y caballos.
En corto tiempo Gómez y Maceo organizaron el Ejército Invasor en Lázaro López, analizaron las características del terreno donde operarían, la combatividad y respuesta del enemigo, las condiciones de las fuerzas cubanas y se consideró las misiones y objetivos que cumplir. El sitio más acorde para la parada militar y partida del recién constituido Ejército Invasor, eran las ruinas del fuerte donde ofrendó su vida el legendario general camagüeyano. En ese lugar se desterró el regionalismo, el caudillismo y la desunión de los cubanos, que había llevado al fracaso la Guerra de los Diez Años. Los pobladores de Lázaro López guardaron siempre en su memoria los hechos ocurridos, construyendo así el 9 de septiembre de 1947 un obelisco en honor al general caído.
En la actualidad se erige un conjunto monumental de grandes proporciones que quedó inaugurado el 2 de diciembre del 2012 que rememora la conformación definitiva del Ejército Invasor, porque para los avileños es un hecho trascendental de su historia.
Este monumento conmemorativo consta de 11 pedestales de 2.50 m de alto, que lleva la imagen de los generales, las estrellas que simbolizan los grados militares, el nombre, la fecha de nacimiento y muerte de cada uno. Representando de esta forma a los 10 generales presentes en la parada militar así como el Presidente de la República en Armas. Toda el área está adoquinada, se restauró el obelisco a Ángel del Castillo y se construyó un machete de 11 m de largo colocado sobre un pedestal. 
En la parada militar que realizara el ejército invasor en Lázaro López se destacan figuras como los mayores generales José Antonio Maceo Grajales, Serafín Sánchez Valdivia ambos cubanos y representantes de estatus internacional como Máximo Gómez Báez de origen dominicano y Carlos Roloff Mialofsky, polaco. Así como también brigadieres o generales de brigada, entre los que se encuentran José Quintino (Quintín) Bandera Betancourt, Luis de Feria Garayalde y Ángel Guerra Porro (todos cubanos) además de José Miró Argenter (catalán), Dionisio Gil de la Rosa (dominicano) y José Rogelio del Castillo Zúñiga (colombiano), quedando demostrada la solidaridad extranjera con la causa que defendíamos. A todo ello habrá que sumar la presencia del Presidente de la República en Armas Salvador Cisneros Betancourt, el cual reafirmó en Lázaro López el patriotismo, sentido de unidad y la táctica de lucha para lograr la victoria.