Juan Veloso Cardoso

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El brigadier Juan Veloso Cardoso, el guerrero que siempre está en su puesto

Juan Veloso Cardoso Invasor

 

Cuando se conmemora el centenario del deceso del general de brigada del Ejército Libertador Juan Veloso Cardoso, es justo rememorar, de forma breve, su accionar en tierras avileñas y espirituanas.

Patriota que ha pasado inadvertido por la historiografía regional, el general Veloso es uno de los patriotas descollantes en el mambisado del territorio de La Trocha, pues su trayectoria revolucionaria lo convirtió en hombre de confianza del generalísimo Máximo Gómez Báez.

 

Autor: Héctor J. Izquierdo Acuña

El 24 de junio de 1844 nació en el poblado de Arroyo Blanco, en aquel momento perteneciente a Morón, un niño a quien nombraron Juan Bautista Veloso Cardoso y poco tiempo después se traslada a Morón junto a sus padres, José del Carmen y Rosalía. Allí, en ese pequeño poblado, transcurre su infancia en unión de su familia que se dedicaba a las labores propias del campo, razón por la cual recibió poca instrucción.

Nada se conoce sobre cómo transcurrieron los primeros años del joven Veloso quien, imbuido años más tarde en las ideas independentistas que se respiraban en la localidad, se lanza al campo de la revolución al iniciar la Guerra de los Diez Años.

Entre las múltiples acciones combativas en las que participó en esta gesta libertadora se destaca la ocurrida a fines de marzo de 1876, que tuvo por escenarios los terrenos de Revacadero y de Marroquí, junto a José Gómez Cardoso. Por su valor a toda prueba y por sus méritos, el 24 de junio fue ascendido al grado de capitán.

Iniciaba octubre de 1876, convulso para la Revolución, y en esos momentos el Generalísimo Máximo Gómez se enfrentaba a las ideas regionalistas de los villareños, que no toleraban ser conducidos por nadie que no fuera de ese territorio. Llegó el momento más difícil cuando el general Carlos Roloff le comunica que la mayoría de los jefes villareños deseaba que dejase el mando, acogiéndose al pedido del general polaco.

Gómez recordaría después: “para mayor garantía llamé al teniente coronel Serafín Sánchez, capitán Juan Veloso y Juan Molina a cuyos individuos de reconocida probidad le hice entrega de los fondos que aún estaban en mi poder ascendentes a nueve mil y pico de pesos […]”, demostrando con ello la elevada estima que sentía por Veloso, cuya honradez lo caracterizaba.

Concluida la contienda, Juan Veloso se incorporó a sus actividades que le habían sido habituales antes de la guerra, aguardando el momento de un nuevo estallido para reincorporarse a la lucha por la independencia de Cuba, a la que se suma el 24 de julio de 1895. Luego del cruce de la Trocha realizado por Máximo Gómez el 29 de octubre de ese año, Veloso se desempeñó como práctico sobre todo de la comarca de Jatibonico.

La heroica Guerrilla Veloso, que tomó el nombre de su jefe, formó parte desde los primeros momentos del Cuartel General del Cuarto Cuerpo junto al regimiento expedicionario “Maine” de Camagüey.

El 10 de abril de 1896, “reconociendo las aptitudes y los servicios prestados a la independencia de Cuba” y a propuesta del general Serafín Sánchez, el Consejo de Gobierno le otorgó el empleo militar de coronel.

Otras acciones se sucedieron a lo largo de ese año; hostilizar al enemigo, detectar y vigilar columnas españolas acampadas o en movimiento, entre otras, eran actividades cotidianas del coronel Veloso y la fuerza a su mando con las cuales combatió sobre todo en el oeste de la Trocha durante la Campaña de La Reforma, desarrollada con éxito por Gómez entre enero de 1897 e inicios de 1898.

Un año pródigo de enfrentamientos fue 1897, además de haber sido nombrado sub inspector del Ejército. En su transcurso se enfrentó al enemigo con valor temerario en combates como el de “Santa Teresa”, el 2 de enero;  “El Dagamal” ocurrido el 28 de ese propio mes; en febrero pelea en “Juan Criollo”, todas resonantes victorias de las fuerzas libertadoras bajo las ordenes de Máximo Gómez.

Fue tan importante la derrota española en “Juan Criollo” y la participación de Juan Veloso que Fermín Valdés Domínguez escribió para el periódico Patria:

“En aquella famosa carga de Juan  Criollo en la que la fuerte columna española no pudo resistir el vigoroso empuje de nuestros valientes […], solo dos hombres secundaban la obra del experto y valiente caudillo Máximo Gómez: uno era el coronel Juan Veloso, que a pesar de estar inútil de un brazo –si como Sub-Inspector del Ejército trabaja por la organización, como guerrero siempre está en su puesto- y es el otro el Brigadier Jefe de esta zona militar de Sancti Spíritus: José Miguel Gómez”.

Para los meses finales de 1897 y el primer semestre de 1898, la situación de la guerra se tornaba conflictiva después de la oportunista intervención en la guerra de los norteamericanos. Como se recoge en la obra Rafael Sorí Luna, Máximo Gómez tomó medidas para salirle al paso a esta realidad y formó su guardia especial; aquellas comisiones escogidas entre los más serenos, corajudos y probados hombres de sus fuerzas, los que fueron como puros guardianes de la revolución. Entre ellos se destacaron los nombres del general Bernabé Boza, Juan Veloso y Paulino Guerén. “Por la integridad de tal puñado de cubanos con solo unos pocos convencidos y de acreditado valor personal, pudo Gómez salvar la integridad del Ejército Libertador”.    

El de diciembre de 1897 a Juan Veloso Cardoso le fue conferido el grado de Brigadier del Ejército Libertador en atención sus antecedentes, los servicios prestados a la revolución y aptitudes militares.

No pasó inadvertido para el generalísimo la intachable conducta de Veloso. Al respecto, el jefe de despacho Melchor Loret de Mola hace la siguiente apreciación fechada en  Las Delicias el 30 de septiembre de 1897:

Honrosa distinción: el General en Jefe ha dispuesto se haga constar oficialmente su satisfacción por el digno comportamiento y los señalados servicios del coronel subinspector de la Brigada de Sancti Spíritus Juan Veloso quien con todo celo, con inteligencia, actividad y constancia, además de dar cumplimiento a las obligaciones de su cargo, ha secundado y ayudado eficazmente a este Cuartel General en todas las empresas y operaciones realizadas en su permanencia en el territorio.

Este digno jefe, así enfermo y mutilado un brazo por heridas como está, no desmaya en el servicio, y en el zona de S. Marcos con su reducida Escolta que no llegan á 30 hombres, pero valientes, prácticos y adictos á su cariñoso Jefe, se ha hecho fuerte y temible, batiendo sin cesar las columnas enemigas que constantemente invaden esa zona, logrando diezmarlas y contrariarlas en sus operaciones. Numerosos son los hechos de armas ya solo con su Escolta ya en combinación o á las órdenes del Ctel Gral, demostrando en todas entusiasmo, acierto y valor.

Por su carácter afable y leal, su acrisolado patriotismo y honradez, su celo y exactitud y honrosa hoja de servicios, se ha hecho el coronel Velozo (sic) al cariño y respeto de todos sus compañeros y subordinados, es uno de los jefes a quien más distingue nuestro recto General en Jefe

 Concluida la guerra, poco se conoce de este patriota moronense que es, sin dudas, una de las figuras más relevantes del mambisado avileño, en los pocos años que vivió en la República. Falleció en La Habana el 11 de mayo de 1912, luego de una fecunda vida y una intachable hoja de servicios a la patria, por la cual, en más de una ocasión, derramó su sangre generosa.