Angel del Castillo Agramonte

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angel del castilloRasgos patrióticos que lo caracterizaban si en algún cubano el patriotismo lo determinó sacrificarlo todo en aras de la patria, pocos como el general Ángel del Castillo pueden exhibir tan honroso mérito. Cuando la Guerra de los Diez Años, lo poseía todo. Era inmensamente rico; su familia tenía varios ingenios azucareros y fincas ganaderas.

En 1853, con solo 19 Ángel, embarcó para los Estados Unidos, enviado por su familia, con su hermano Francisco. Fue uno de los primeros cubanos que se dedicó al estudio de la Cirugía Dental. Estudios El 8 de septiembre de 1858, George Scheffer, residente en Hudson No. 256, en Nueva York, le entregó el certificado que se exigía en aquella época y fue el propio Scheffer quien le extendió el diploma acreditativo, no solo de sus estudios, sino también de su práctica diaria durante 13 meses, en el arte dental. De regreso a La Habana El 16 de septiembre embarcó para La Habana con su hermano Martín. Se presentó inmediatamente, el 31 de octubre del propio año, ante las autoridades competentes para hacer valer sus estudios e incorporar los mismos en la Real y Literaria Universidad de La Habana.

El diploma dado por Scheffer se encuentra en el Archivo Nacional, legajo 139, No. 8 285; Ángel del Castillo tuvo varios tropiezos con las autoridades españolas para revalidar su título. El Secretario de Inspección de Estudios en primera instancia, le respondió que no podía darle curso por estar pendiente "una soberana resolución para los que estudiaban en el extranjero, en cualesquiera facultad". El 5 de noviembre del propio año reclamó su título; al parecer se volvió a presentar a fines de 1858, y esa vez le informaron que hacían falta otros documentos de Estados Unidos; por ello, reclamó su título nuevamente el 10 de febrero de 1859; fue entonces cuando apareció perdido o extraviado en las oficinas gubernamentales.

Por este motivo fue necesaria una serie de diligencias y escritos del cónsul general de España en Nueva York, quien, después de una serie de indagaciones, pareció llegar a la conclusión de que el título fue expedido el 18 de octubre de 1855, por el doctor Weescot, del Colegio Dental de Siracusa. Otras etapas importantes de su vida resueltos sus problemas en la capital de la isla, se trasladó para su ciudad natal, donde contrajo matrimonio con Carmen Bages Monteagudo; esta falleció y contrajo segundas nupcias con Ignacia de Quesada, con la que tuvo 5 hijos, algunos de los cuales se distinguieron en la Guerra de Independencia.

Participación en las Guerras de Independencia se dice que participó en la Guerra de Secesión de los Estados Unidos. Fue uno de los primeros conspiradores por la independencia política; y con el núcleo de camagüeyanos se incorporó a la Guerra de los Diez Años, el 4 de noviembre de 1868, después de darle la libertad a sus esclavos.

El 27 de noviembre, las fuerzas liberadoras de Camagüey le hicieron frente a la columna española que mandaba el Conde de Valmaseda, en cuya acción Ángel del Castillo y Agramonte hizo el primer disparo de la campaña contra el enemigo. Con 20 hombres asaltó el tren de Nuevitas a Camagüey.

Perteneció a Asamblea de Guáimaro.

A principios de 1869 fue nombrado general.

Atacó el Bagá y tomó parte en el Salado; posteriormente atacó, en más de una ocasión, a San Miguel de Nuevitas.

Se batió en Laguna de Piedra, Monte de Horno, Quinta Canosa, hasta que entró en la ciudad de Camagüey, donde combatió en la Plaza de la Caridad; peleó en Las Mercedes, Sabana Nueva y en otros combates de menor importancia, hasta que fue designado jefe de la Segunda Brigada de Camagüey.

Al ocurrir la muerte del general Honorato del Castillo, vilmente asesinado por el coronel español Portal, lo sustituyó en el mando y se enfrentó en el primer combate a las tropas españolas de Portal, en Pitajones; y a pesar de ser sus fuerzas inferiores, lo derrotó e hizo prisionero, y después de un consejo sumarísimo fue fusilado.

Sobre este hecho, Juárez Cano expresó: "El general Castillo se cubrió de gloria y demostró prácticamente lo que vale en caso de esta índole una infantería bien situada y una tropa de caballería armada de machete en una carga a fondo."

El general del Ejército Libertador, Ángel del Castillo Agramonte, sirvió a Cuba no solo como insurrecto de audaz entrega, sino también, como miembro de la Asamblea de Representantes del Centro y líder de la brigada de Caonao. Él integró la pléyade de los grandes adalides camagüeyanos de la centuria del diecinueve.

Encontró la muerte el 8 de septiembre de 1869, en el poblado de Lázaro López, después de haber arrancado un cañón al enemigo el 13 de agosto.

Se dice que el día del combate en que murió, con su proverbial ausencia de miedo a las balas avanzó hasta subirse en lo alto de una trinchera enemiga y sinceramente emocionado retó a sus adversarios gritándoles “¡Vengan a ver cómo muere un general cubano!;”

Rápidamente, una balacera enemiga le acalló la voz portentosa que daba ánimos a la tropa, y el brazo de muchas batallas bajó inerme, cuando daba jaque al enemigo en el fuerte de “Lázaro López”, en territorio de Ciego de Ávila. Solo así dejó de fustigar aquel mambí llamado por los insurrectos “bravo entre los bravos”.

El general Ángel del Castillo Agramonte inició sus afanes en la gesta emancipadora desde los mismos inicios, cuando entregó la libertad a sus esclavos y llamó a la insurrección en los ingenios suyos y de sus hermanos Martín y Nazario.