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    El largo (y no tan rápido) camino del código QR

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    Imagen para QR

    Están en todas partes: anuncios publicitarios, museos, menús de restaurantes y cafeterías, tarjetas de presentación y hasta en la última página del semanario impreso de Invasor. Su uso es variadísimo y cada vez más popular en Cuba.

    Tomado de Invasor Digital, por periodista Neilán Vera

    Desde sus orígenes en la industria automovilística japonesa, hace 29 años, hasta su “conquista” del panorama criollo como forma de simplificar el pago en línea a través de Transfermóvil y EnZona, los códigos QR han demostrado una asombrosa versatilidad, siempre al alcance de las soluciones creativas y de cualquier cámara de teléfono inteligente.

    A diferencia de sus primos, los códigos de barra tradicionales, que solo pueden guardar una limitada cantidad de información numérica, los QR (del inglés quick response, respuesta rápida) almacenan una amplia gama de datos, como texto, direcciones web, números de teléfono, información de contacto y más.

    Leer estos códigos resulta una operación sencilla: solo basta con tener un teléfono inteligente y alguna aplicación de escaneo de códigos QR. Al abrir la aplicación y apuntar la cámara, el dispositivo captura la imagen, la procesa, y revela el contenido oculto en su interior.

    A partir de las nuevas políticas de bancarización implementadas en el país, el uso de códigos QR debe volverse algo cada vez más popular en la población, al constituir una forma sencilla, efectiva y segura de adquirir bienes y servicios a través de pasarelas de pago virtuales o, incluso, a la hora de transferir dinero de un usuario a otro, pues con ellos ya no hace falta teclear números de cuenta ni móviles a confirmar.

    A paso lento, pero se camina

    En pleno bulevar avileño, un día de pocos clientes, los trabajadores de la cremería Arlequín conversan sentados en una de las mesas del establecimiento. Cuando alguien empuja las puertas de cristal y pregunta si hay helado, estos contestan que sí, le señalan una mesa y se ponen a trabajar. Luego llegará otra pareja de clientes.

    Aunque existe en el local un pequeño cartelito de plástico que indica la posibilidad de pagar escaneando el QR, la mayoría de la gente no lo nota, tampoco pregunta, y paga en efectivo las copas de helado. Probablemente, si estuviera en un lugar menos apartado o cada mesa tuviera uno, más clientes lo utilizaran. O quizás no.

    Dianelys Yera Saavedra, trabajadora de la cremería, explica que, la mayoría de las veces, recibe dinero físico. “Hace unas semanas nos pagaron 1500.00 pesos por transferencia, pero es bien raro que ocurra”, asegura, mientras recoge los billetes que le entrega el cliente.

    Una experiencia similar tiene Guillermo Acosta Rodríguez, cuentapropista y dueño de un pequeño negocio de impresión de documentos, pulóveres y jarras, a pocas cuadras del centro de la ciudad. “Lo más común es que nos den dinero en efectivo. Alguno que otro llega y paga por transferencia, casi siempre cuando es por encargo de una empresa o institución, pero son los casos que menos se dan”.

    En Lázaro López, comunidad rural del municipio de Majagua, existe una farmacia. Allí, frente a la caja contadora, muy cerca de la puerta, está impreso un código QR para el pago por la plataforma EnZona. Hasta hoy, dice la dependienta Misleidys Fernández Gómez, nadie ha pagado por esa vía. “Quizá si en lugar de EnZona fuera Transfermóvil, o ambos, alguien ya lo hubiera usado”, sugiere.

    No obstante, todavía existen establecimientos en los que solo se puede pagar con efectivo. Entre ellos está el punto de venta que gestiona la mediana empresa privada avileña Media Luna en el interior del Hospital Provincial General Docente Doctor Antonio Luaces Iraola, donde aún no hay códigos QR a la vista.

    Manuel Israel Rodríguez Lastre, especialista comercial de Media Luna, afirmó en conversación con Invasor que ya se tramita la obtención de códigos QR con la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba S.A (Etecsa) y Xetid, entidades proveedoras de las pasarelas de pago Transfermóvil y EnZona, respectivamente.

    “En breve esperamos comenzar los cobros en línea en los tres puntos de venta que mantenemos en la ciudad de Ciego de Ávila: el del hospital, el de calle B y el de la Casa del Jugo, antes de subir los Elevados”, aseguró Rodríguez Lastre.

    Un breve recorrido por la Ciudad de los Portales da cuenta de muchos establecimientos comerciales que todavía no explotan al máximo las nuevas facilidades de cobro digital o que, incluso, aún no las implementan.

    Vendedores “trabados” y asesorías pendientes

    Luego de ver tantos establecimientos sin el nuevo método de pago en plena ciudad de Ciego de Ávila ―que, por lógica, debería ser el punto de mayor desarrollo tecnológico de la provincia―, uno acaba preguntándose si la demora puede achacarse a lo difícil de cualquier cambio de mentalidad y rutinas o si, por el contrario, esta tardanza indica que algunas de las medidas tomadas para impulsar la política de bancarización del país amenazan con volverse letra muerta.

    Que cada establecimiento estatal, cada cooperativa, cada mipyme privada o negocio por cuenta propia posea varios métodos de pago y el cliente pueda escoger el de su preferencia debería ser la regla —mandatada así por la Resolución 111 de 2023 del Banco Central de Cuba (BCC)— y no la excepción en el panorama del comercio de bienes y servicios en tierra avileña.

    • Descargue aquí la Resolución 111 de 2023 del BCC 

    Otra pregunta que conviene hacerse es cuán difícil o sencillo puede resultar para el vendedor habilitar este código QR, que enviará cada billete virtual hasta una cuenta corriente en el Banco. Especialistas de Etecsa y Xetid han comentado a Invasor que el trámite es gratuito, puede hacerse desde un teléfono celular y no necesitaría de otra cosa que conexión a Internet. Es decir, los sujetos obligados por la mencionada resolución del BCC, que a más de un mes de su entrada en vigor todavía no garantizan métodos electrónicos de pago a sus clientes, no lo han hecho más por no querer que porque el proceso sea burocrático.

    No obstante, si tenemos en cuenta que no toda la población cubana posee una adecuada alfabetización digital, no extrañaría que unos cuantos vendedores, lanzados por sí solos a conseguir el código QR, se “traben” en la retahíla de pasos que piden Transfermóvil y EnZona para habilitar el nuevo canal de comercio electrónico. Urge entonces brindar el asesoramiento necesario, algo en lo que ya se proyecta Etecsa, según aseguraron a este periódico.

    Escobita nueva…, a veces, no barre bien

    Independientemente de si en determinado establecimiento existe (o no) el mencionado código, otro factor a tener en cuenta es la capacidad de la población para asimilar los nuevos métodos de pago y, por supuesto, sus experiencias personales en la utilización del servicio.

    La joven majagüense Yuliet Díaz Gómez valora de positiva la implementación de las compras en las que median los códigos QR, al representar una forma de pago más ágil y eficiente, además de estar accesible en la mayoría de los establecimientos que frecuenta. De igual modo opina el avileño Hanoi Castro Reyes, aunque reconoce que todavía hay entidades estatales donde el QR no se usa o, al menos, no está visible.

    Dayana Carvajal Basulto, quien también ha utilizado el servicio, explica su conveniencia en momentos en los que se dificulta la extracción de efectivo. Por otra parte, llama la atención acerca de lo compleja que se vuelve su utilización para las personas mayores. “Por ejemplo, mi abuela no sabe cómo realizar este tipo de operaciones y, por su edad, no es fácil que aprenda. Es decir, debo realizar yo los pagos o en mi casa no se compraría ningún producto”.

    Otros avileños encuestados para este reportaje reconocen no haber pagado nunca a través de QR o, de hacerlo, describen experiencias poco alentadoras. Es el caso de Yoandris Chamorro Belén, del municipio de Primero de Enero, quien señala entre las debilidades del proceso los problemas de conectividad y la excesiva cantidad de pasos a seguir para lograr pagar.

    Ernesto Javier Hernández García, estudiante universitario, es tajante. “Solo he pagado por código QR dos veces, y no es cómodo ni efectivo. Prefiero el dinero físico”, sostiene, en tanto su compañero Lázaro Arley Martín Márquez expone otras limitaciones:

    “El proceso es muy lento, pues tienen que anotar tu carné de identidad, número de teléfono, nombre completo, número de pago... En muchos establecimientos existe el identificador de pago, pero en algunas ocasiones lo esconden y en otras dicen que no funciona”, refiere el joven.

    “La cuenta pendiente —continúa Lázaro Arley― sigue siendo que el vendedor priorice el pago por esa vía y elimine un poco la burocracia, puesto que con solo realizar el pago ya quedan en el sistema los datos del cliente. No hay por qué anotar todo de nuevo”.

    Si bien la tecnología ya está, todavía queda un largo camino para que su implementación sea una realidad palpable en cada establecimiento estatal, cooperativo o privado que preste servicios al público.

    Como todo nuevo proceso, el pago mediante códigos QR deberá enfrentar el desafío de cambiar mentalidades, ofrecer al cliente una experiencia de calidad y no olvidar, en nombre del progreso, a quienes queden más vulnerables debido a la brecha tecnológica y de capacidad adquisitiva que cada vez resulta más visible al interior de la población cubana.

    • Esta promoción no está visible en todas las tiendas de la cadena CIMEX y no parece necesario, atendiendo a que estos establecimientos cuentan con terminales de punto de venta, pues la Moneda Libremente Convertible es una moneda virtual. Serviría en caso de fallo de electricidad o de conexión, pero tampoco encontramos mucha disposición entre los dependientes. Ante estos imprevistos, simplemente cierran las tiendas.

    Leer noticia en Invasor: http://www.invasor.cu/es/especiales/el-largo-y-no-tan-rapido-camino-del-codigo-qr

     

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