Si nos dejáramos llevar por el entusiasmo de una semana sin nuevos casos confirmados en Ciego de Ávila podríamos, incluso, justificar no solo las colas ―que nunca se extinguieron―, sino el regreso a cierta normalidad que ya se nota en nuestras calles.
Las personas andan con los nasobucos, sí, pero salen con más frecuencia, se los bajan y suben, según sea el caso, para fumar, beber, “respirar”; se paran en la esquina a conversar; hacen visitas y tertulias entre vecinos; volvieron también los vendedores de ajo y cebolla… ¿volverá también la COVID-19?, ¿se habrá “ido” de verdad?
Lo que sí se ha ido ―curva abajo con todo el peso de la Fuerza de Gravedad (nunca mejor dicho lo de gravedad) ― es la percepción de riesgo y, como tantas veces hemos escrito, irónicamente será su descenso lo que hará crecer nuevamente el número de contagios si se nos queda fuera del cerco epidemiológico un asintomático, uno solo.
Y como no se puede estar 100 por ciento seguros de que un “sano” no tan sano se baje el nasobuco mientras habla cerca de otra persona, comparta un trago de café o ponga sus manos infectadas sobre el mostrador de una tienda donde logre alcanzar pollo, la gravedad mantendrá al SARS-CoV-2 pegado al cuerpo del país por más que los números desciendan y se espacien.
Sin embargo, no se puede pasar por alto esta semana sin nuevos casos confirmados como si se tratara solo de la casualidad. No digo que no haya una dosis de azar, pero también es resultado de llenar guaguas con familias enteras y amigos y vecinos, y aislarlos hasta saber la magnitud del peligro.
Aunque no llega al total de las casas avileñas diariamente, la pesquisa aquí no se detiene y, solo en la última semana, ha detectado un promedio diario de 30 infecciones respiratorias agudas (IRA). Si la Matemática no falla se trata de más de 200 personas que, en principio, podrían ser sospechosos de haberse contagiado con la COVID-19.
Pero para acercarse todavía más a la realidad clínica de las personas, luego una comisión evaluadora determina qué riesgos epidemiológicos están presentes e identifican quiénes deben ser aislados de inmediato y quiénes pueden continuar en sus residencias, vigilados por el Médico de la Familia. Tampoco es “cargar” gente por cargar.
De hecho, el promedio de pesquisados con IRA que fue clasificado como sospechoso la última semana fue de apenas dos. Tal y como hemos apuntado, el curso de la epidemia en Cuba y en la provincia la decidirán los asintomáticos.
Las autoridades sanitarias avileñas coinciden, no obstante, en que si bien la pesquisa es una tecnología utilísima en el control de la epidemia, las deficiencias en su realización podrían generar los efectos contrarios.
Al menos dos casos en Ciego de Ávila, que resultaron luego en decesos, fueron pasados por alto por la pesquisa. Las correspondencias directas entre la calidad de esa búsqueda, la sinceridad de las personas al momento de la respuesta y la posterior evolución de los enfermos, es evidente y no admite interpretaciones.
Los números de hoy
Al cierre del 19 de mayo, la provincia no reporta confirmados por séptimo día consecutivo. Así, el acumulado es de 93 positivos, tres fallecidos y 85 recuperados.
Las tres altas médicas del día corresponden a pacientes de Morón y Ciego de Ávila. Ahora solo permanecen hospitalizadas cinco personas, todas con evolución satisfactoria.
Se enviaron hoy 50 muestras al laboratorio de Villa Clara y se recibieron ayer 51, según informó el Doctor Axel López Valdés, epidemiólogo del Puesto de Mando para la COVID-19 de la Dirección Provincial de Salud.