Ironía virulenta: mientras los confirmados bajan por días, la tranquilidad sube por horas y lo inversamente proporcional termina por invertir el orden de las cosas: las altas conducen a casa y la tranquilidad se fuga a las calles.

Entonces comienza un ciclo que parece el de nunca acabar; causas que provocan consecuencias, consecuencias que son la causa. Confirmados que antes fueron sospechosos, por ser contactos de un confirmado anterior, y contactos que luego serán sospechosos…y así sucesivamente hasta romper cadenas de contagios que ya se entrelazan por semanas.

Aunque de vez en cuando aparecen eslabones sueltos y tuercen las lógicas del virus que veníamos siguiendo: otra ironía, porque el SARS-CoV-2 es invisible. Ni siquiera sabríamos si la microgota fue inhalada en la esquina donde le reparten tickets a un tumulto que más tarde será cola. Apenas puede seguirse la ruta que trazan los confirmados y no siempre conduce al origen de la infección. Todavía en 55 ocasiones no ha sido posible, si bien el acumulado nacional llegó a rondar los 200 casos.

Con uno de esos imprecisos comenzó aquí la semana (del sábado 9 de mayo al viernes 15) y lo que parecía, en principio, una preocupación para el Sur del territorio se convirtió al otro día en lamento nacional. El tercer fallecido de la provincia, un paciente del municipio de Venezuela, volvía a recordarnos que lo peor puede ocurrir cualquier día, aun sin la predicción de modelos matemáticos que dejan en pasado el pico del país el 24 de abril, cuando alcanzamos el máximo de 847 hospitalizados.

La enfermedad pulmonar obstructiva crónica, la cardiopatía isquémica, la diabetes mellitus y la enfermedad cerebrovascular crónica le sumaron complicaciones al paciente venezolano de 65 años. Su deceso nos recordó también lo que antes señalara la colega Sayli Sosa en uno de sus reportes diarios a la web de Invasor: “55 de cada 1 000 avileños padecen Diabetes Mellitus, 228 de cada 1000 son hipertensos y 83 de cada 1 000 sufren de Asma Bronquial, tres comorbilidades determinantes en la evolución de la COVID-19.”

Esas tasas de prevalencia, calculaba, se triplican en los adultos mayores de 60 años, en el caso de la diabetes, y se duplican en la hipertensión y el asma. Parte del peligro que acentúa el nuevo coronavirus está ahí resumido. No obstante, estar en la primera línea es de alguna manera otro “factor de riesgo” al que aquí no hemos podido escapar. Ya son 15 los trabajadores de la Salud contagiados y el más reciente llegó con una enfermera de la ciudad cabecera, confirmada el pasado martes.

Solo el caso del domingo, un avileño de 56 años, también de la ciudad cabecera, pareció “no trascender”, más allá de las preocupaciones (y obligaciones) que tienen las autoridades con la epidemia. Porque el miércoles, otra vez, Turiguanó fue noticia, al confirmarse que un agente del orden que trabajaba allí, y reside en Bolivia, había sido confirmado, dejando en entredicho, sin querer, el orden que debía imperar. De ese modo se prolongaba la cuarentena y se mantenía abierto el único evento de trasmisión que tiene ahora la provincia.

Una residente del lugar nos alertaba de nuevo: “creemos que está faltando más organización que productos”, decía en una de sus líneas, en un comentario a nuestra web.

Comentario

De alguna manera lo insinuaba la reportera Amanda Tamayo, al referirse al alto porciento de los casos asintomáticos que no justificaban allí el misterio casi explicado. Los vericuetos del caso 93 serían descritos el día 13. “Es contacto del caso 83, informado el 2 de mayo pasado, que a su vez era contacto de un caso sospechoso que finalmente fue negativo. Nótese que han pasado exactamente 10 días entre uno y otro; y nótese, además, que la fuente de contagio inicial no está definida”.

Cabe esperar, entonces, que Turiguanó siga “sobresaliendo” en los partes diarios que esta semana redujeron la epidemia a ocho provincias del país, de las cuales en cuatro se observa la complejidad, marcada por su tasa de incidencia: La Habana (41.76), Villa Clara (27.03), Ciego de Ávila (21.38) y Matanzas (20.56).

Para el país, sin embargo, fue una semana de descensos, y solo las altas se mantienen “en altas”, representando cada día más del doble de los casos confirmados. Hoy el total de recuperados (1425) es más de cuatro veces la cantidad de casos activos (334). Y en Ciego de Ávila ya suman 80 los recuperados, contra 10 hospitalizados, todos con evolución clínica estable.

El único riesgo de la tendencia favorable son los síntomas de relajamiento que bajan, en paralelo, a la percepción de riesgo. No obstante, para las autoridades sanitarias el panorama se continúa enfrentando con cautela: alrededor de 200 personas en centros de aislamiento, unas 600 vigiladas por la Atención Primaria de Salud, y 12 controles de focos abiertos

Y para intensificar ese enfrentamiento —y “obtener estimaciones precisas del estado inmunológico de la población, monitorizar la evolución de la epidemia e identificar los factores de riesgo más importantes a los efectos de infectarse con el virus SARS-CoV-2”— un estudio de seroprevalencia y prevalencia de la COVID-19 ha comenzado en todo el país.

Aquí, pobladores de Majagua, Florencia, Morón, Ciro Redondo y el municipio cabecera han sido seleccionados, al azar, y más de la mitad de las 224 personas ya iniciaron esos estudios que incluyen un PCR inicial, a los 21 y 43 días un SUMA, y un cuarto análisis por definir a los 63 días del primer examen.

Al finalizar, la tasa de prevalencia nos ilustrará qué por ciento de esa población estuvo en contacto con un virus que hoy desvela a muchos y provoca no pocos asombros en el mundo. Este jueves, por ejemplo, una revista llamaba la atención de que Estados Unidos tenga 320 veces más muertes per cápita, en comparación con las de Corea del Sur, cuando su población de 328 millones es apenas 6,4 veces la de Corea del Sur (51 millones).

En Cuba, los contrastes de la semana han sido visibles entre provincias: Granma que retorna a su “estado de gracia” por 13 días consecutivos con cero casos, y la capital que sigue sumando ininterrumpida, cinco como mínimo en su día más “feliz”.

A Ciego de Ávila los cuatro de esta semana —aun siendo inferiores a los siete reportados durante la anterior— la dejan en un término medio que no llega a ser equilibrio tampoco. Y si así fuera, bastara un empujón para volver a caernos… o a subir, porque seguimos cuesta arriba.