Cabezal Acontecer Elimina el Bloqueo ElMundoDiceNo1

    Los precios del diablo

    Inicio desactivadoInicio desactivadoInicio desactivadoInicio desactivadoInicio desactivado
     
    Valoración:
    ( 0 Rating )
    Pin It

    Los precios del diablo

    Qué me van a hablar de precios los estafadores, uno de los cuales hace unos días me cobró 50 pesos por nueve tomates (dos libras). Y yo, como un cordero, tuve que pagarlos, porque mi madre los necesitaba.

    Qué me van a hablar si por un racimo de plátano le cobran a uno 120 pesos en el Crucero de Quesada, un lugar casi colindante con la Empresa Agropecuaria La Cuba y la integral de Ciego de Ávila, dos emporios plataneros; qué me van a hablar si piden ocho pesos por una libra de guayaba, 15 por un mazo de lechugas, igual cifra por uno de berenjena, cinco por una libra de pepino, 500 por una pata de ajo en la Autopista Nacional (en Sancti Spíritus o Villa Clara, da lo mismo) o nueve pesos por una «cabecita» del mismo producto en la ciudad de Ciego de Ávila y 40 por una piña robada en los campos.

    Ni hablar de la cebolla blanca o la libra de frijoles colorados, que amenazan con alcanzar el precio del bitcoin.

    ¡Qué me van a hablar!

    Algunos delos revendedores ponen cara de perro triste, como para que le creas el cuento de la buena pipa, que casi siempre comienza en el campo, con «lo caro que venden los guajiros» y terminan en la mesa, trayecto en el que los productos encarecen varias veces como por arte de birlibirloque; más claro: con la habilidad de birlar, estafar y revender.

    Qué me va a hablar esa gentuza (disculpen lo despectivo) irrespetuosa a la cual no le cobran por ir a un hospital, o porque su hijo o hija —recién nacido o no— forme parte del 95 % de la población (infantil y adulta) vacunada contra 13 enfermedades, gracias al Programa Nacional de Inmunización; o porque a esos mismos niños, que no tienen culpa, por supuesto —los hijos de los revendedores, claro está—, vayan a los círculos infantiles, a las escuelas, las universidades y lleguen tan lejos en la cadena del saber como ellos se lo propongan.

    Un amigo del municipio avileño de Florencia me decía que hace tiempo herrar el caballo costaba 40 pesos; ahora, mucho más de 100 y no duda que ponerle «zapatos» a su animal llegue a costar 200, o más, «si ayer, le dije al mismo amigo guajiro, que poner esta cabeza calva en las manos de un barbero costó 25.

    Marino Murillo Jorge, jefe de la Comisión de Implementación y Desarrollo de los Lineamientos, ha dicho en reiteradas ocasiones que aun cuando la devaluación está asociada a la Tarea Ordenamiento e implica un crecimiento de los precios por encarecerse las importaciones, hay que combatir a quienes incurren en precios especulativos y abusivos, incluidos los establecimientos estatales, que también andan desordenados en materia de precios.

    «Sabemos que hay fenómenos como el déficit de ofertas e incremento de costos y de ingresos, pero el 10 por ciento del mercado minorista no puede trazar la pauta del aumento de los precios», dijo Murillo Jorge en una de las mesas redondas informativas, además de llamar a declararle una guerra sin cuartel a quienes tanto irritan a la población con esa actitud egoísta.

    Manifestó que aun con déficit de ofertas hay que enfrentar las indisciplinas porque no puede ser que una minoría que genera el 10 por ciento de todo lo que se vende en el país trace la pauta de los precios; los cuales serían especulativos y abusivos, por lo cual recordó que es facultad de los gobiernos municipales y provinciales enfrentar este fenómeno.

    En Ciego de Ávila, no son pocos los que andan preocupados y ocupados en ponerle el cascabel al gato como parte de la Tarea Ordenamiento, desde Carlos Luis Garrido, presidente del Consejo de Defensa en la Provincia, Tomás Alexis Martín, vicepresidente, Víctor Limia de la Rosa, especialista de Precios en el Grupo Empresarial de Comercio de Ciego de Ávila; Yoalis García Álvarez, directora contable financiera  en la Empresa Provincial de Industria Alimentaria (EPIA) y, entre muchos, Evaristo González Camacho, director provincial de la Dirección Integral de Supervisión, a toda costa, encargado de poner orden entre los violadores.

    La propia Yoalis habla de 724 productos que se comercializan a través de Comercio y puntos de venta propios y es necesario ordenar. La tarea no es fácil.

    Y Evaristo da cuenta de que en los últimos 15 días, sus inspectores, como parte del Grupo Provincial de Enfrentamiento, impusieron 58 multas por violar los precios topados.

    Topar los precios, ya sabemos, y esperar que solo eso regule cadenas tan largas como las que sigue una libra de frijol desde el surco hasta la jaba es bien difícil de lograr, aunque no imposible, todo ello avalado por el gran desorden existente en materia de precios, la mayoría exorbitantes y con muy poca, o casi nula, relación con el costo de la mercancía.

    Las nuevas cotizaciones arrancaron el 2021 multiplicadas por tres, por cuatro y otras, por seis y hasta por 10, por 20 y más, no siempre con los argumentos necesarios a la hora de valorar la verdadera formación de precios.

    Da pie a la especulación otro fenómeno: en medio de la facultad que tienen los territorios para ponerle «etiquetas» a determinada mercancía, un producto puede costar diferente de una provincia a otra o de un municipio a otro y con ello dar paso al cruceteo y los negocios. Esa es la realidad.

    Esto es solo una alerta para los que tienen que poner el orden, en una sociedad que prácticamente ha vivido hasta ahora con salarios y precios no tan alto como las nubes; ajena al vocabulario económico, muy de moda desde inicios de enero último: costos de producción, gastos y valor de la mercancía, palabras que ocupan hoy un lugar en el oído y el bolsillo de la gente.

    ¿Con qué frecuencia accede al Portal del Ciudadano?
    ¿Cómo valora la calidad y el funcionamiento del sitio?
    ¿Qué secciones visita de nuestro portal?
    A su juicio, nuestro portal debería enfocar la prioridad de trabajo en: