Con el apoyo de la marina y la aviación estadounidense, los mercenarios desembarcaron el 17 de abril de 1961 por Playa Girón y Playa Larga, en la Bahía de Cochinos.

Los autoproclamados “patriotas” conformaban una tropa de 1 500 hombres (ex latifundistas, propietarios de viviendas, comerciantes, industriales y ex soldados del ejército batistiano; entre ellos, 14 criminales de guerra), quienes se dijeron salvadores del pueblo cubano y albergaron la esperanza de sumarlo a su grupo.

Ante las exclamaciones de “¡ríndanse!” y el fuego de las armas enemigas, los milicianos ofrecieron una tenaz resistencia y lanzaron su grito de guerra y victoria: “¡Patria o Muerte!, ¡Venceremos!”.

La invasión fue repelida por el batallón de milicias de Cienfuegos, la Policía Nacional Revolucionaria y aviones de la Fuerza Aérea Revolucionaria. Posteriormente, se incorporaron al combate el batallón de la Escuela de Responsables de la Milicia de Matanzas dos columnas del Ejército Rebelde y varios batallones de milicia. Mientras, en las ciudades, el pueblo organizado en los CDR paralizó, con mano férrea, toda posibilidad de acción contrarrevolucionaria.

En los combates sobresalieron por su heroicidad los pilotos, quienes, con viejos aviones, derribaron doce aparatos enemigos y cuatro barcos. Fueron capaces de realizar acciones suicidas, a causa de las cuales dos perdieron la vida.

Días después del ataque el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, señaló: “Lo que los aviones y los pocos pilotos que tenemos realizaron, fue una verdadera proeza…Los pilotos nuestros se portaron con un valor extraordinario…cada vez que derribaban un avión el ardor de los pilotos crecía. Incluso, discutían el lugar para ir a atacar…”

La lucha se caracterizó por el heroísmo de todos los combatientes, quienes honraron la palabra empeñada el 16 de abril de 1961, cuando Fidel proclamó el carácter socialista de la Revolución cubana, durante el entierro de las víctimas de los criminales bombardeos.

El pueblo había levantado sus fusiles y jurado defender la patria hasta la última gota de sangre. Con ese fervor, no pudo el enemigo. El día 18 los invasores comenzaron a replegarse y huir despavoridos; algunos trataron de reembarcar. En Playa Larga, Yaguaramas, San Blas y otros puntos, fueron desalojados de sus posiciones, concentrándose en Playa Girón, donde el último reducto enemigo cayó a las 5:30 pm del 19 de abril de 1961, con lo cual se materializó la primera derrota del imperialismo yanqui en América Latina. 

Al referirse al entonces presidente estadounidense, en entrevista con Ignacio Ramonet, el líder histórico de la Revolución cubana, expresó: “Creyó en el plan elaborado por la CIA y el Pentágono, creyó en la propaganda que aseguraba―como lo aseguró Bush antes del ataque a Irak en abril de 2003― que el pueblo se sumaría a los invasores que las milicias no combatirían y que se sublevarían contra el gobierno de la nación.

“Kennedy vacilaba y al final, ante las dificultades de los invasores, decide darles un apoyo aéreo, pero cuando van a darlo ya no había mercenarios, porque en 68 horas el contraataque nuestro liquidó por completo aquella expedición. Una dura derrota para el imperio. Y una gran humillación”.