Cuando el 45 rebasa su condición de número para representar los decesos de recién nacidos, la frustración de mujeres que quisieron ser o repetir la experiencia como madres, y el dolor familiar; las alarmas se encienden y urge determinar causas, condiciones y responsabilidades.
Se activa el bombillo rojo porque en una provincia como Ciego de Ávila algunos indicadores comprometen los resultados del Programa de Atención Materno-Infantil (PAMI), entre los más sensibles y merecedor de todo el empeño del sistema de salud cubano, caracterizado por equipararse al primer mundo.
En su reciente rendición de cuenta, el gobernador de la provincia, Tomás Alexis Martín Venegas, subrayó que el PAMI no muestra resultados satisfactorios, con 32 fallecimientos, una tasa de mortalidad de 12.5 por cada mil nacidos vivos y una reducción de los nacimientos respecto al año precedente.
Llamó la atención, además, sobre el incumplimiento del índice de bajo peso al alcanzar 6.5, representativo de un incremento en 21 casos en relación con el periodo 2020, en lo cual influyeron, de manera esencial, municipios como Morón, Florencia, Primero de Enero, Venezuela y Ciego de Ávila.
Días después se conserva la tendencia creciente: casi 14 decesos por cada mil nacidos vivos y el reporte de bajo peso próximo al 7%. En tanto, la disminución de los alumbramientos ronda los 200 si se compara con el periodo precedente.
El diálogo con el doctor Luis Carmenate Martínez, jefe del Grupo Ginecología y Obstetricia y funcionario del PAMI en el territorio avileño, permitió escudriñar en las diversas aristas del problema, sustentado en deficiencias en la atención prenatal, debido al incumplimiento de los protocolos para atender a embarazadas y niños con factores de riesgo.
Esto tuvo un reflejo en la asistencia adecuada y oportuna a gestantes con hipertensión arterial y diabetes mellitus; y a neonatos prematuros y con restricciones de crecimiento, sin descartar que en algunos bebés la combinación de ambos factores conlleva al estado de gravedad, argumentó.
El facultativo se refirió, también, a la incorrecta identificación de las embarazadas que requieren ingreso en hogares maternos y deficiencias en el funcionamiento del Centro de Genética, resueltas con el mejoramiento de la infraestructura del local.
La pandemia de COVID-19, aunque no fue la causa esencial del problema, tuvo un impacto negativo en el PAMI, al destinarse la mayoría del personal de salud y los centros hospitalarios al control de esa enfermedad, lo que inevitablemente disminuyó la calidad en la asistencia a gestantes y recién nacidos.
Hasta la fecha, el virus del SARS-CoV-2 no causó la muerte a ningún neonato avileño, pero cuatro, de las 10 gestantes fallecidas, se debieron a complicaciones derivadas de ese virus, aseveró el Jefe del Grupo Ginecología y Obstetricia en la provincia.
Para mejorar los indicadores se prevé perfeccionar los cuidados sanitarios, completar los grupos básicos de trabajo y cubrir las necesidades de especialistas en Pediatría y Medicina Interna, a lo cual tributan procesos de capacitación y formación de nuevos profesionales, enfatizó.
Precisó que los centros hospitalarios y grupos básicos de trabajo no presentan dificultades con especialistas en Ginecobstetricia, no obstante, se prioriza la formación en esta especialidad y en otras como Perinatología e Imagenología, lo que representará una fortaleza en el futuro cercano.
Otras acciones, relacionadas con la actividad de dirección (movimientos de cuadros, arreciamiento de los controles a los servicios de atención primaria de salud y el rediseño de protocolos de asistencia médica) también deberán revertir las tendencias negativas del último cuatrienio.
Constituyen garantías el mejoramiento de las condiciones en las áreas vinculadas al PAMI, incluida la restauración de salas de gestantes y neonatología, los salones de parto y legrados, y la creación de un banco de leche que aportará el líquido de su especie a infantes prematuros para evitar trastornos de nutrición y digestivos.
Se precisa, además, perfeccionar el trabajo intersectorial, porque este no es un problema exclusivo de Salud Pública.
Hace más de 15 días un equipo del MINSAP controla y asesora a los especialistas avileños vinculados al PAMI. Carmenate Martínez, declaró que intervienen, de manera conjunta, en la reevaluación de todas las embarazadas de la provincia con 26 o más semanas de gestación, lo que facilitará la toma de decisiones.
Al margen de los adeudos institucionales, el directivo insistió en las responsabilidades de la población para contribuir con la salud de gestantes y neonatos. Particularizó en el riesgo preconcepcional, relacionado con la planificación y el control anterior de las enfermedades antes del embarazo, como la diabetes mellitus, la hipertensión y la obesidad, por mencionar solo algunas de las más frecuentes.
Programar un embarazo incluye la ingestión previa de ácido fólico y suplementos de hierro, medicamentos disponibles en la red de farmacias, aseguró el doctor Carmenate Martínez. El consumo es responsabilidad de los pacientes, sin embargo, resulta esencial la orientación por parte del sistema de atención primaria y los equipos de promoción y educación para la salud.
Incumplimientos de las dietas médicas, irregularidades en la asistencia a las consultas y negativas a ingresar en hogares maternos cuando las condiciones de la embarazada o el futuro bebé lo requieran, también repercuten en los resultados de la provincia.
En las actuales circunstancias, si no existe una formación espontánea de la conciencia, el médico y la enfermera de la familia deberán contribuir a crearla durante la interacción con la comunidad, ese espacio donde se demuestra que una parte considerable de los problemas hayan solución.
No basta con disponer de una decena de hogares maternos si el índice ocupacional es bajo, cuando las más de 150 capacidades debieran ser insuficientes ante frecuentes trastornos. Hay que indagar las verdaderas causas de la resistencia a permanecer allí, no es posible que tantas mujeres asuman la maternidad con imprudencia, ni es justo ocultar las carencias mediante la generalización de indisciplinas.
En su más reciente visita a la provincia, el viceprimer ministro Jorge Luis Perdomo Di-Lella se manifestó preocupado por la situación del PAMI, con tendencia al agravamiento en el último cuatrienio y, tristemente, con los indicadores más desfavorables del país. Su llamado fue a perfeccionar los sistemas de trabajo en las atenciones primaria y secundaria de salud, donde la COVID-19 reveló los principales problemas, incluso demostró cómo solucionarlos.
Solo resta hacer y hacerlo bien, para saldar las deudas con la vida y desconectar la alarma que permanece activa ante el llanto apagado por la muerte.