La sincronización exitosa de la primera bioeléctrica (BE) de Cuba con el ingenio azucarero Ciro Redondo, en la tarde-noche de este sábado, marca un hito en Cuba en el «hermanamiento» entre un central y una planta generadora de electricidad con el empleo de la biomasa de marabú y el bagazo de la caña de azúcar.
Aunque la BE comenzó a generar y entregar corriente al Sistema Eléctrico Nacional (SEN) desde el martes pasado, especialistas de ambas partes catalogaron de positiva la interconexión, a partir de los resultados que permitieron la molida y entrega de bagazo por parte del coloso y, a su vez, la vecina aportó los primeros megawatts de corriente al ingenio, las acciones de mayor relevancia programadas para esta etapa.
Carmen Taboada González, vicepresidenta de la empresa mixta Biopower S.A, dijo a Granma que el funcionamiento de la planta forma parte del proceso de pruebas y puesta en marcha de la bioeléctrica, que en esta ocasión trabajó con una sola caldera, al encontrarse la otra en fase de secado del refractario, que debe de estar listo antes del 25 próximo, fecha de la arrancada del Ciro Redondo, que luego del proceso de modernización elevó su potencial de molida a 8 000 toneladas cada 24 horas.
Taboada Hernández precisó que también fue necesario realizar algunas correcciones en los sobrecalentadores de vapor y en el turbogenerador, los cuales funcionaron bien en la prueba de este sábado.
Horas después de la sincronización, Danilo Fernández Madrigal, director de la Empresa Agroindustrial Azucarera Ciro Redondo, ratificó que, como estaba previsto, el central recibió corriente de la bioeléctrica, molió caña y probaron todos los sistemas, incluidos los molinos y, a su vez, le entregó bagazo a la nueva planta generadora.
Detalló que el ciclo no se cerró al no poder intercambiar vapor y agua condensada entre ambos, proceso que ocurrirá cuando inicie la zafra, el próximo 25 de diciembre.
En enero de 2020 la bioeléctrica sincronizó por primera vez con el SEN, pero salió del sistema por dificultades con la entrega de condensado por parte del central que, a su vez, conllevó a la suspensión del suministro de vapor generado en la BE, que también vio limitada su capacidad en la planta de tratamiento del agua.
Aunque la planta tiene capacidad para generar 60 megawatts, solo aportará unos 45 —los restantes son necesarios para el propio insumo de ella y el central azucarero— en tiempo de zafra y se prevé queme en sus calderas la biomasa compuesta por un 70 % de bagazo y un 30 % de marabú.
La inversión en la construcción de la BE y la modernización del central supera los 300 millones de dólares, cifra que demanda y exige un sincronismo casi perfecto para hacer coherente la política de Estado de incrementar la producción azucarera y desarrollar las fuentes renovables de energía.