Tomás Alexis Martín Venegas, gobernador de Ciego de Ávila, se reincorporó al trabajo después de una convalecencia dura. Se le veía el rostro desencajado; había perdido 33 libras de peso.
“Me dijeron ʹempieza suaveʹ, pero ese primer día trabajé 14 horas”. Lo comenta ahora, bastante recuperado (aunque algunas procesiones irán por dentro), mientras conversamos en su despacho, apurados por un alto de apenas una hora en la jornada. El cierre de un año particularmente difícil, a nivel profesional y personal, motiva el diálogo.
Un adelanto de los resultados socioeconómicos del territorio ya lo había dado el 1ro. de diciembre, cuando rindió cuentas de su gestión. Era la primera vez que tenía lugar ese ejercicio democrático y, ni así, Martín Venegas se permitió la condescendencia. “Con la nueva normalidad se definen propósitos que requieren un alto compromiso, objetividad y capacidad para encauzar el desarrollo económico-social de la provincia”, concluyó en esa oportunidad.
Durante su mandato, Ciego de Ávila ha debido enfrentar duras pruebas: una pandemia de COVID-19 ensañada, zafras que no han logrado sus objetivos, empresas con deficiente desempeño, un turismo venido a menos y una escasez e inflación que laceran bolsillos y ánimos. En esta circunstancia cabría decir, como Martí, que “el deber es tan recio que parece azote”.
—Del año que termina, ¿qué resultados pondría sobre la mesa de debate?, ¿hacia dónde mirar en 2022?
—Estamos trabajando con estimados, porque el año no ha cerrado aún. Hasta la fecha el plan de la provincia es de poco más de 11 000 millones de pesos y sólo está cumplido al 82 por ciento. En ello ha incidido un grupo superior a las 40 empresas que no lograron sus metas técnico-productivas, incluso, una veintena con pérdidas. De manera integral, sólo Baraguá y Primero de Enero honraron sus compromisos con el plan. El resto no cumplió, motivado, sobre todo, porque las ventas netas se comportan al 81.4 por ciento. La principal afectación para la provincia fue el incumplimiento de la zafra azucarera.
“Recordemos que el año pasado molieron tres centrales, aunque en realidad el Ciro Redondo no terminó la molienda".
En esta zafra lo harán dos: el Ciro Redondo (que se probó y debe ser el primero en arrancar, después de las sincronizaciones con la Bioeléctrica) y, también en los primeros días de enero, el Ecuador, en Baraguá.
“Una de las cuestiones que tenemos que seguir puntualizando son los derivados de la caña de azúcar. Aquí tenemos una fábrica de ron en Falla, una de tableros en Primero de Enero, una de torula en Ciro Redondo y una refinería en Baraguá. El reto está en sacarle a la gramínea todo lo que puede darnos, pero, para eso, lo primero es sembrar más caña.
“Después de un 2020 y 2021 de casi paralización mundial, esperamos que en 2022 el turismo experimente un crecimiento, porque en los últimos dos meses de este año, los principales clientes, Canadá y Rusia, han venido incrementando el número de vacacionistas. Empezamos con cuatro hoteles, hoy tenemos 14 y debemos incorporar otros. Eso nos dará una posibilidad de aumento para el plan.
“El otro gran desafío es lograr que todas nuestras empresas agropecuarias cumplan sus encargos estatales. Para una provincia eminentemente agrícola no es permisible un mal desempeño en este sector. Tienen que seguir fortaleciéndose, y aunque algunas ya muestran un despegue, otras se han quedado rezagadas.
“Cerramos el período con 24 Mipymes privadas y 66 proyectos de desarrollo local aprobados. En ese sentido, uno de los propósitos es que en 2022 podamos crear Mipymes estatales, pues la meta es robustecer el entramado empresarial estatal, sabiendo que los nuevos actores son imprescindibles en el desarrollo territorial.
“Por eso habrá que prestar especial atención a las empresas de Comercio y Gastronomía, que son las que más aportan a los planes municipales. Es perentorio ir a la eficiencia de esas entidades, más con las nuevas estructuras y prerrogativas dadas a este sector. Eso tiene que acabar de cuajar, para que los territorios tengan fuentes seguras de financiamiento.
“En 2022 serán prioritarios los planes de autoabastecimiento municipal y la producción de alimento animal. Estamos en condiciones de que cada territorio produzca la comida para su gente, en los niveles diseñados: 30 libras de viandas y granos, y cinco kilogramos de proteína animal. Esto incluye garantizar el alimento animal, porque no hay dinero para importar piensos”.
La historia de Ciego de Ávila no podrá ser contada, en lo adelante, sin mencionar la cruenta batalla contra la COVID-19. Tanto en 2020 como en 2021, el virus se cebó con los avileños. Cuando parecía que dejábamos atrás el rebrote de septiembre, el inicio de este año y, especialmente, el pico pandémico de julio y agosto nos pusieron contra las cuerdas.
gobernador
—Creo que a todos nos tomó un poco desprevenidos, ¿le parece?
—Aunque nos alertó la dirección del Ministerio de Salud de la posibilidad de un evento así, no imaginamos la magnitud del fenómeno. En ese sentido, fue muy acertada la decisión de reforzar la provincia con cuadros y especialistas de varios ministerios, así como del Gobierno central y el Partido. Unido a ello, el aporte invaluable de más de 700 profesionales de la Salud que llegaron a la provincia en los momentos más críticos, en julio y agosto.
“A pesar de todo, logramos montar 54 centros de aislamiento, utilizando la totalidad de los centros educativos, del deporte, de la cultura, del comercio y la gastronomía, de la empresa de alojamiento. Pero no imaginamos que sobrepasaríamos los 740 fallecidos. Fue un golpe duro e irreparable.
“Lo que más se dificultó en la provincia fue la atención al grave, ya que sólo contamos con dos hospitales generales. Estamos entre las tres provincias mencionadas por el Presidente hace unos días, con una infraestructura de Salud deficiente. Tuvimos que buscar alternativas y no siempre fueron adecuadas para atender al creciente número de pacientes que requerían cuidados especializados. Añádele a esa circunstancia el bloqueo recrudecido y la rotura en la principal planta de oxígeno del país.
“Aprovecho para extender un reconocimiento y agradecimiento a la Marina Marlin de Júcaro que, en el peor momento, nos entregó más de 250 botellones de oxígeno al 40 por ciento diariamente, y nos permitió mantener niveles mínimos de disponibilidad, mientras llegaban las balas de oxígeno desde Santiago de Cuba o La Habana.
“Si me preguntaras el período más difícil de este año no te diría que fue mi enfermedad o la de mi familia, sino llegar a los dos hospitales y comprobar que en el banco de botellones de oxígeno sólo quedaba uno de reserva”.
—¿Sintió miedo de que la situación lo sobrepasara?
—Siempre estuve muy tenso, pero no me tembló la mano para tomar decisiones. Llegó un momento en el que dije ´no esperen camiones, monten los botellones en un Lada y arranquen para donde haga falta´. Lo otro fue la comunicación directa con el Primer Ministro y enviarle un mensaje diciéndole ´si no recibimos ayuda en dos horas se me muere la gente. No tenemos opción´. Y antes de las dos horas llegó el primer helicóptero, a las 11:30 de la noche, y el segundo a la 1:30 de la madrugada. Cada uno con 30 botellones; eso nos dio la cobertura para que el carro que venía desde Santiago de Cuba llegara.
“Fue necesario tomar otras medidas en los hospitales, buscando racionalizar el uso del oxígeno y buscando y sellando los posibles escapes. Fueron los momentos más difíciles.
“El otro muy muy complejo fue cuando se agotaron las capacidades de enterramiento en el cementerio. La primera decisión fue ampliar nichos en un área que, originalmente, estaba en el plan de desarrollo del camposanto. Sin embargo, luego le pedimos a la dirección del país evaluar la posibilidad de construir un nuevo cementerio fuera del perímetro urbano de la ciudad, y así lo hicimos. Además, en todos los municipios creamos brigadas para ampliar los cementerios municipales”.
—¿Cuántas horas dormía?
—Muy pocas. Me acostaba a las 2:00 de la madrugada y me levantaba antes de las 6:00. Aunque, realmente no descansaba, tenía mucha presión. Al punto de que logré tener el número telefónico de todos los choferes que transportaban las balas de oxígeno y los monitoreaba para saber en qué tiempo llegarían. De esos días nació la idea de que los acompañaran la policía motorizada y patrulleros, para que el traslado fuera más expedito.
—Usted venía de una convalecencia, precisamente de COVID-19. ¿Tiene idea de dónde se contagió?
—Sí. Me enfermé por un compañero que visitó la provincia. Su PCR era negativo al llegar aquí, pero fue la fuente de contagio, confirmada unos días después. Al cuarto día me empecé a sentir mal; al sexto, cuando subí los cuatro pisos hasta mi apartamento, estaba fuera de combate. Le dije a mi esposa ´llama a la niña (su hija Aniley), que me parece que hoy me voy a morir´. Eso fue a finales de mayo, me había hecho tres PCR-RT y sólo el último dio positivo. Estuve 11 días en Terapia Intensiva. Bajé 33 libras.
—¿Qué lecciones quedan?
—La primera lección es que hay que poner en función de la Salud todo, especialmente la transportación. Ante una pandemia las ambulancias nunca serán suficientes, por tanto, desde un primer momento se debe movilizar y apelar a la conciencia y la responsabilidad, de todos. Aprovecho para reconocer a los avileños que aportaron lo que pudieron en el enfrentamiento a la pandemia. Desde quienes pusieron a disposición sus medios de transporte, hasta los que donaron alimentos y recursos. Por supuesto, al personal médico y al resto de los trabajadores que se mantuvieron en sus puestos, garantizando servicios vitales, en medio de una tensa situación sanitaria.
“Una segunda lección es la urgencia de crear capacidades de aislamiento en todos los municipios. Para esta y cualquier epidemia, sólo así se interrumpe el contagio y se logra el control. Por último, quedó evidenciado el protagonismo del Médico de la Familia y el resto de los factores de la comunidad ante coyunturas epidemiológicas como esta. Eso tiene que ser condición indispensable para enfrentar cualquier desafío”.
—¿Dónde ubicaría los desafíos del Poder Popular para que sea, precisamente, eso: poder y popular?
—Nos falta mucho todavía. En esta etapa se evidenció cuánto más se podía atender a las personas vulnerables y los barrios con desventajas sociales. Quedó claro que el trabajo comunitario integrado es fundamental para la gobernanza y hacia el perfeccionamiento de ese y otros mecanismos debemos caminar. Desde el Consejo Provincial de Gobierno debemos visualizar mejor las necesidades y condiciones particulares de cada territorio, para administrar mejor los recursos. Este año próximo debe ser un período de capacitación al interior de las estructuras del Poder Popular, de manera que se dominen las nuevas normativas y se cumpla lo establecido. Es la Asamblea quien manda y el Consejo de la Administración ejecuta.
Si le pedimos al Gobernador una valoración rápida de sus dos años en el cargo, dice que, por suerte, su vida transcurrió en un municipio y por 18 años tuvo responsabilidades en el gobierno. Luego fue dirigente en dos empresas. “Tengo la visión de los dos ámbitos y eso, sin dudas, me ha ayudado a emprender mi encargo. No obstante, casi todo mi tiempo como Gobernador ha estado en función del enfrentamiento a la pandemia. Ahora es que hemos podido caminar a los lugares y fortalecer sistemas de trabajo. Nos queda estar más cerca del pueblo”.
—Me queda claro que tiempo, lo que se dice tiempo, hace mucho tiempo no tiene.
—No, no tengo (y sonríe).