Hay por ahí, más de lo que uno se imagina, trabajadores que asumen horarios complicados e incluso sacrificios para cumplir con su deber, más cuando de él depende la satisfacción de muchas personas. Pablo Saavedra Cabrera, liniero de la Empresa Eléctrica avileña, es uno de ellos.
Por kilómetros y kilómetros se contarían, si acaso fuera posible, las líneas eléctricas montadas por Pablo a lo largo de sus más de 35 años de vida laboral en el sector energético. Pero más allá de la cuantificación fría del dato, es lo que lo representa cada acción cuando, por ejemplo, el cable repuesto devuelve la corriente a una comunidad o cambia un transformador defectuoso a altas horas de la noche, en esos momentos en que el calor y los mosquitos hacen en casa de las suyas.
De ciclones, dice Pablo, ha perdido la cuenta de su participación en aras de recuperar la infraestructura eléctrica, lo mismo en las llanuras de Vuelta Abajo que en el lomerío guantanamero. Semanas lejos de la familia y las comodidades del hogar, pero con la satisfacción de llevar, con su labor, el vital servicio al pueblo afectado. Y también fuera del país.
En esas más de tres décadas de trabajo ha dado muestras de su elevado compromiso y responsabilidad. Los cinco años como Vanguardia Nacional son expresión de ello, y otras condecoraciones, a lo que se suma recientemente ser merecedor de la medalla Jesús Menéndez, que otorga el Consejo de Estado y la Central de Trabajadores de Cuba.
Una distinción que, a decir de Daniel Pérez García, director general de la Empresa Eléctrica de Ciego de Ávila, llega tarde, porque el liniero tenía hace tiempo los méritos para ostentarla, al igual que otros de sus colegas dignos del reconocimiento.
Y no quisieron sus compañeros que lo de la distinción quedara solo en su imposición durante el acto nacional por el Día del Trabajador Eléctrico en Sancti Spíritus, sino que también le dieron sus muestras de aprecio y respeto en su centro laboral de la Planta Eléctrica de la capital provincial, además de en su barrio, junto a sus familiares.
Hombre de pocas palabras pero con fibras de líder, siempre entre los primeros, celoso del cuidado de la técnica, dispuesto a ayudar a quienes lo necesiten, guía de los jóvenes iniciados en el oficio, Saavedra Cabrera es ejemplo de consagración y humildad para quienes lo conocen.