El compromiso de la Mayor de Las Antillas con la mitigación y adaptación al cambio climático fue resaltado en la provincia de Ciego de Ávila por Lucía Lacalle Martín, agregada de cooperación para Medio Ambiente, Cambio Climático y Energía Renovable de la Delegación de la Unión Europea (UE) en Cuba.
Durante el monitoreo orientado a los resultados del proyecto internacional Resiliencia Costera en la comunidad costera de Punta Alegre, financiado por la UE para complementar el Plan del Estado Cubano para el Enfrentamiento al Cambio Climático (Tarea Vida), reconoció que esta nación se ubica entre las más avanzadas en esa tarea.
Lo realizado adquiere mayor connotación al considerarse las limitaciones de recursos y los efectos del bloqueo económico, comercial y financiero impuesto a la Isla por el gobierno estadounidense, limitantes para adquirir tecnologías que viabilicen las investigaciones y acciones de mitigación y adaptación.
La voluntad de los cubanos y el estrechamiento de las relaciones con la UE constituyen motivaciones para impulsar proyectos como Resiliencia Costera, cuyo aporte de cinco millones de euros catalogó como “granito de arena” para incentivar las labores orientadas a minimizar las consecuencias de las variaciones del clima.
Con cuatro sitios de intervención directa en la costa norte central del país (Punta Brava, Playa Victoria, Punta Alegre y Santa Rita), el proyecto fortalece e integra la reducción de riesgos de desastres y la adaptación al cambio climático en los planes de desarrollo socioeconómico de sectores y gobiernos de municipios costeros vulnerables.
En Punta Alegre, al noroeste de la provincia de Ciego de Ávila, la representante de la Delegación de la UE en el territorio cubano y sus acompañantes inauguraron el Centro de Creación de Capacidades Comunitario Los Buchillones, anexo al del municipio de Chambas y con la responsabilidad de promover la educación ambiental.
Desde el mes de septiembre último esa institución, equipada con recursos facilitados por Resiliencia Costera, capacita a estudiantes incorporados a las enseñanzas Primaria, Media y Media Superior, directivos y trabajadores de sectores claves, representantes de organizaciones políticas y de masas y líderes comunitarios.
Ihosvany Martínez Tamayo, especialista principal del Sitio Arqueológico Los Buchillones, donde se encuentra ubicado el centro, puntualizó que las lecciones fortalecen las capacidades para reducir los riesgos de desastres y efectos del cambio climático.
También se imparten contenidos relacionados con el cuidado y la conservación del medio ambiente y se estimula la incorporación de los alumnos a la iniciativa “Limpiando el Mundo”, dirigida a la higienización del litoral y demostrativa de la unidad de los factores de la comunidad para proteger los recursos naturales, añadió.
Según trascendió en el intercambio con los puntalegrenses, Resiliencia Costera también aboga por los derechos y el empoderamiento de la mujer, con mayor inserción en actividades productivas y cargos administrativos, tras lograrse una visión distinta de su rol en la sociedad que promueve la equidad de género.
Durante el intercambio con productores ganaderos apreciaron el impacto de los conocimientos adquiridos para el manejo de zonas costeras, incluida su labor en la rehabilitación de manglares dañados por los fuertes vientos y el oleaje provocados por el Huracán Irma a su paso por el lugar en septiembre del año 2017.
Se corroboró que los saberes transferidos por especialistas de los centros de Investigaciones de Bioalimentos (CIBA) y de Ecosistemas Costeros (CIEC) favorecen el cumplimiento de los objetivos del proyecto, en tanto, la asignación de recursos materiales y tecnológicos humaniza el trabajo de restauración en bosques de manglares.
Paola Larghi y Teresa López Seijas, evaluadora externa y coordinadora del proyecto por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), respectivamente, conocieron sobre la limpieza de canales para facilitar el escurrimiento de las aguas ante posibles inundaciones por lluvias o penetraciones del mar.
Jorge Ariel Ferrer Buchillón, propietario de la Finca “La Salina" explicó que aprovecha especies de plantas invasoras y el mangle dañado para fabricar carbón vegetal que satisface necesidades familiares, de la comunidad y una minindustria, además de generarle ingresos y emplear el residuo de los hornos como abono para las áreas reforestadas.
Como parte del periplo también se chequearon áreas rehabilitadas por la Unidad Empresarial de Base Forestal del municipio de Chambas, cuyas labores se han extendido por 50 hectáreas e incluyen la conformación de pases ecológicos y la limpieza de canales para favorecer el crecimiento de las plantaciones y la regeneración natural.
Al término de la visita se reconoció el impacto ambiental, económico y social del proyecto, iniciado en 2020, en fatal coincidencia con la pandemia global de COVID-19, que impuso restricciones de movilidad, sin embargo, las acciones no se detuvieron y lograron trasformaciones sustanciales en el territorio de Punta Alegre.
Resiliencia Costera actúa de manera directa en los municipios de Caibarién, Yaguajay, Chambas y Nuevitas, en tanto, las acciones de réplica se extienden hasta otros 11 territorios para beneficio de más de 600 mil personas.
Esta iniciativa es liderada por el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, a través de la Agencia de Medio Ambiente y su Grupo Nacional de Evaluación de Riesgos, con el acompañamiento del PNUD y la participación de la Defensa Civil, Agricultura, Recursos Hidráulicos y Planificación Física.
