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    Ingreso domiciliario: del protocolo en Ciego de Ávila

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    Ingreso domiciliario: del protocolo en Ciego de Ávila

     

    Cuando Asleidis Hedilia Hernández Pie, de 14 años, debutó en enero pasado con síntomas sugestivos a COVID-19, su familia no esperó para llevarla a un centro de Salud. “Ella comenzó con fiebre muy alta, la llevamos para el hospital, le hicieron un test de antígeno y dio negativo, por eso la mandaron para la casa.

    “Eso fue un jueves, y el sábado continuaba con fiebre; la volvimos a llevar y la misma prueba dio positiva entonces, pero ya los otros síntomas habían pasado”, relata su abuela Zoraida O’Farril Heredia.

    “No fue hasta el lunes que le hicieron un PCR en el policlínico y el mismo dio positivo. La niña pasó la enfermedad a base de cocimientos y antialérgicos. Como a los tres días de eso fue que vinieron a fumigar la casa, y como a los cinco o seis vinieron del consultorio, esa única vez”, dice ahora a Invasor con la calma que probablemente no conseguía semanas atrás en su casa de la calle Joaquín de Agüero, en Ciego de Ávila.

    Según O’Farril, la pequeña enfermó por un brote que hubo en la Escuela de Arte Ñola Sahig Saínz, en la que más de 10 muchachos estuvieron involucrados y, “por suerte, ninguno llegó a la gravedad”.

    “La niña todavía no tiene el refuerzo, porque ella fue de Soberana 02 y Soberana Plus, pero la verdad no pasó mal la enfermedad. Y aquí en casa todos tuvimos síntomas al unísono, no nos hicimos pruebas porque ya sabíamos que ella tenía la COVID-19”.

    Desde la calle Simón Reyes, entre República y Chicho Valdés, a Damil Leonard Soa, de 47 años, la suerte le acompañó más en el cumplimiento del actual protocolo para la atención a pacientes positivos y sospechosos de poseer el SARS-CoV-2.

    “Mi esposa trabaja en Salud Pública, empezó con una febrícula de 37 y medio, cuestión que resolvió una Dipirona. Se hizo un test rápido en el hospital y resultó positivo. Ante esa alarma fui con mis dos niños también para hacernos la prueba y los tres dimos positivo a la enfermedad.

    “La única que se hizo PCR fue mi esposa y tenía la COVID-19. Después de eso vinieron desde Higiene para fumigar la casa y todos los días por la mañana venían la doctora o la enfermera del consultorio a vernos”.

    ¿Qué establece el protocolo?

    Expertos cubanos coinciden en que esta ola de contagios por COVID-19 que, según las estadísticas, ya va en descenso, está asociada, en una parte, a la expansión de la variante ómicron, la cual, alertaron, es la que prevalece ahora.

    Por eso, el Ministerio de Salud Pública adoptó medidas para minimizar contagios, dar un seguimiento a los sospechosos, contactos y positivos, y actuar en correspondencia con un contexto diferente al que se vivió meses atrás.

    Los avileños bien sabemos que esta enfermedad no es un “catarrito” y ya, por eso resulta imprescindible atar cabos sueltos y obedecer a la más reciente actualización del procedimiento para la atención en el hogar a pacientes de bajo riesgo.

    En este sentido, Coralia del Pilar García Montenegro, jefa de Atención Primaria de Salud (APS) en la provincia, informó a Invasor que este reajuste establece el seguimiento que se le debe dar a sospechosos, confirmados y contactos de casos positivos, si bien está sujeto a cambios en dependencia del comportamiento de la enfermedad.

    “Lo primero que debe hacer una persona que tenga algún síntoma es ir a las consultas de Infecciones Respiratorias Agudas (IRA) ubicadas en los policlínicos para hacerles un test de antígeno. De ser negativo, se procede al aislamiento domiciliario y se revalúa a las 48 horas.

    “De presentar agravamiento de los síntomas, se ingresa en una institución para realizarle PCR. Si mantiene sintomatología leve, se continúa su seguimiento, según el comportamiento de su cuadro clínico”, aseveró.

    Cuando un test de antígeno resulta positivo, está establecida la realización de un PCR y el ingreso en el hogar. Una vez recibido el resultado, de ser positivo, se cumple el protocolo para confirmados, y, si es negativo, se mantiene el seguimiento y se define la conducta acorde con la evolución y cuadro clínico.

    En este sentido, explicó que hoy el 70 por ciento de positivos, contactos y sospechosos se encuentran bajo ingreso domiciliario, mientras el resto está en centros de atención al paciente COVID-19 u hospitales. La tendencia, dijo, es a que este indicador se mantenga así, por lo que la primera acción será la que predominará en pacientes de bajo riesgo.

    “Un paciente es considerado de bajo riesgo cuando es positivo al SARS-CoV-2, pero está asintomático o presenta síntomas leves asociados a la enfermedad. Si, por el contrario, una persona posee signos o síntomas de agravamiento, ya hay que remitirla para un centro de atención especializado”, destacó.

    Para quienes se mantengan positivos en casa, el protocolo establece que cuando tienen criterios clínicos de alta (al menos 48 horas sin síntomas o síntomas leves), con cinco días del test de antígeno o PCR positivo, se procederá a dar alta clínica, sin la realización de otra prueba que confirme su negativa a la enfermedad.

    García Montenegro apuntó que, si al quinto día del primer test de antígeno o PCR positivo continúa la sintomatología leve, no se procede al alta clínica (ni se estudia microbiológicamente), sino que se mantiene el tratamiento aprobado y se reevalúa cada 48 horas, hasta que revierta los síntomas.

    Por su parte, los contactos de casos confirmados deben permanecer en el régimen de aislamiento en sus hogares durante 14 días. Esto requiere “un seguimiento diario con vigilancia clínico-epidemiológica para identificar la posible aparición de síntomas y será realizada por médico, enfermera, estudiante de Medicina o trabajador de la Salud designado.

    “Si presentan síntomas, se estudiarán mediante test de antígeno (SUMA). De ser positivo el resultado, se realiza PCR, y si es negativo, se descarta”.

    Asimismo, la directiva alertó que una serie de pacientes, por distintas causas, no serán sometidos al criterio de ingreso domiciliario.

    En este grupo se incluye a todos los niños menores de dos años, infantes con esquema de vacunación incompleto o no vacunados, independientemente de su edad y cuadro clínico, y pacientes en edades pediátricas con factores de riesgo que, según evaluación clínica, sean tributarios de ingreso.

    Tampoco permanecerán en casa las embarazadas y puérperas, personas no vacunadas (por cualquier razón) y quienes, independientemente de la edad y vacunación, por su cuadro clínico y comorbilidades, sean tributarios de ingreso.

    Sobre la medicación, la Jefa de APS en el territorio subrayó que, ante sintomatologías leves, como ocurre con quienes permanecen en casa, no es necesario ningún tipo de tratamiento, pues las dosis de las vacunas anti-COVID-19 son una defensa que ya presenta el organismo.

    Es un alivio saber que nuestra salud no está vigilada desde la improvisación, si bien no es un secreto que en todos los niveles no se cumple al pie de la letra con lo escrito.

    Lo que sí demuestra el protocolo que se implementa en Cuba, es que nuestras vacunas son efectivas. Aun con la alta transmisibilidad de la variante ómicron, nuestro país no vivirá otra ola de contagios tan agresiva como la de agosto a noviembre de 2021, según los expertos.

     

     
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