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    Cajeros automáticos: Cuentas claras conservan clientes ¿satisfechos?

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    Cajeros automáticos: Cuentas claras conservan clientes ¿satisfechos?

    El pasado 1ro. de agosto, cuando Lourdes La Rosa salió, al filo del mediodía, de la sucursal avileña del Banco de Crédito y Comercio (Bandec), enclavada en la intersección de las calles Independencia y Maceo, de la capital provincial, supo que acababa de estar en el lugar y el momento adecuados, tras llevar en su cartera el efectivo que, a última hora, se le ocurrió sacar en caja.

    Afuera, el comentario no hacía más que confirmar el panorama que a esa hora se vivía en los cajeros automáticos (ATM por sus siglas en inglés): “la conexión está pésima”, por eso algunos alternaban para ver en cuál los sorprendía el golpe de suerte.

    Lástima que el domingo último no saliera de casa con la misma dicha. Los primeros a los que llegó no estaban brindando servicio por interrupción en el servicio eléctrico; los segundos aparecían en mantenimiento hasta que la tercera fue la vencida, a punto de quedarse sin opciones en la penúltima cuadra del boulevard.

    No la deja mentir Rolando Corbea Sánchez, director provincial de Bandec, cuando reconoce que más de un dolor de cabeza le han dado los 10 cajeros automáticos que opera su Banco en esta provincia y, en el orden de causales, prioriza a las constantes interrupciones eléctricas, por no contar estos con un respaldo energético que les permita continuar brindando servicio.

    Una vez se produce el corte de electricidad, conforme precisan Corbea Sánchez y Noraida González Mellor, directora del Banco Popular de Ahorro (BPA), todo se reduce a una disponibilidad de combustible, con la que no siempre se cuenta, para echar a andar los grupos electrógenos habilitados en cada filial bancaria.

    A ello habrá que sumar que, al quedar restablecido el fluido, el sistema no siempre responde. En ese caso, apunta el directivo, lo dispuesto es reiniciarlo y de mantenerse la situación, se establece comunicación con la Institución Financiera Servicio de Pago Red S.A. (REDSA) —encargada en el nivel nacional de la red de cajeros automáticos— para que vuelva a reiniciarlo, un proceso que, por lo general, puede demorar.

    No obstante, la situación ha sido más crítica este mes, en parte, porque “el día1ro., REDSA presentó inestabilidad en el funcionamiento y disponibilidad de la red, lo que imposibilitó el servicio, con la consecuente insatisfacción de los clientes, que volvieron a verse afectados por el mismo motivo este martes”.

    Por si fuera poco, a la lista de fatalidades se suman también las roturas, de las que no pueden escapar dispositivos con varios años de explotación a cuestas.

    La urgencia de las soluciones en estos casos puede entenderse cuando se escucha decir a la directora del BPA que “si un cajero se rompe un sábado no se espera al lunes para arreglarlo, tiene que ser que dependa de una pieza que no tengamos en provincia”, y esa no debe ser la traba más común, a juzgar por lo que declara su homólogo de Bandec, cuando habla de que “en los últimos años se ha logrado crear un stock de piezas de repuesto”.

    El asunto no se complicaría tanto si no estuviéramos hablando de que, hasta la fecha, el BPA ha emitido 222 502 tarjetas magnéticas —de ellas 35 479 corresponden a jubilados y 21 487 a trabajadores con nómina domiciliada— las que se suman las 258 119 emitidas por Bandec, números que se traducen en personas que, probablemente, han tenido que recurrir a los 22 ATM con los que cuenta la provincia, en apenas tres municipios, para obtener dinero líquido.

    Para tener una idea de lo que ello significa: en septiembre del pasado año, INVASOR daba cuentas de 23 951 operaciones efectuadas en estos equipos, solo por clientes de Bandec, mientras que ahora su director habla de unas 68 200 como promedio mensual, datos que terminan por confirmar una verdad que tiene ya unos años: la disponibilidad de cajeros automáticos se quedó pequeña ante una demanda cada vez mayor.

    No por gusto cuenta Noraida que en sus sucursales han tenido jornadas de tener que habilitar el efectivo hasta tres veces en el día, sobre todo en fechas de pago a jubilados o de empresas, pues “no hay un número fijo, el llenado obedece a la demanda e incluso se hace los fines de semana”, como debe ser. Lo que no quita que todavía haya quien tropiece con que el cajero no dispone de dinero.

    Que se agote tan rápido el efectivo, se lo atribuye, en parte, el director de Bandec a “las dificultades que existen en la actualidad con las altas denominaciones (billetes de 1000.00 y 500.00 CUP), lo cual ha obligado a fijar como máxima denominación en las gavetas 200.00 CUP, lo que deriva en que el cajero se cargue con la misma cantidad de billetes, pero con un menor monto de dinero”.

    Ojalá hubiese sido ese el motivo por el que en estos días unos cuantos han regresado a casa con los bolsillos vacíos, y no por una tarjeta atascada o un saldo descontado sin dinero en mano, que los ha obligado a volver. De esas historias también abundan, como relata Rafael Suárez, a quien este miércoles, retirar efectivo en los cajeros del bulevar, le costó una espera de dos horas, entre otros motivos, porque “a uno el cajero le tragó la tarjeta”. Por eso Corbea Sánchez no pone reparos en admitir que suele suceder y recomienda que, en el caso de que el saldo se descuente y el cajero no desembolse los billetes, se esperen hasta 72 horas, antes de hacer la reclamación.

    No es cuestión de capricho, aclara, sino que “al tratarse de un sistema contable, como existe un descuadre entre el crédito y el débito, muchas veces el propio sistema reembolsa el dinero antes de los tres días. De no ocurrir así, la persona puede acudir al banco, donde será debidamente atendido y el dinero le será devuelto a su tarjeta, nunca en efectivo”. No obstante, trámite al fin, no deja de ser complicado y resta tiempo del que, muchas veces, no se tiene.

    Las trabas, las colas, las insatisfacciones… con el servicio de los ATM es una realidad que hoy salta a la vista y, a falta de soluciones que, en ocasiones, se le escapan de las manos, el directivo recuerda a los clientes que el efectivo puede retirarse de igual manera en las cajas de las sucursales bancarias y en las oficinas de CADECA, donde habrá que presentar, además de la tarjeta magnética, el documento de identidad.

    En medio de este complejo panorama en el que la informatización de la sociedad busca abrirse camino, mucho ayudaría que servicios como el de Caja Extra—disponible desde abril pasado en 56 bodegas de la provincia— acabaran de despertar, o que efectuar un pago por las plataformas electrónicas implementadas no resultara una cajita de sorpresas. Eso para no caer en los POS que, en muchas partes, siguen sin resolver ningún problema pues no funcionan, o sencillamente, no se hace nada para que funcione.

    Que sacar dinero en un cajero automático sea un tormento al que muchos avileños se enfrentan hoy por pura necesidad, lleva implícito causas objetivas que nadie se atreve a negar; sin embargo, ello nunca justificará que en una entidad bancaria falte la información oportuna, la orientación ni el buen trato a los clientes que, más que por derecho, lo merecen por respeto, para que las cuentas entre ambos puedan seguir estando claras.

     

     

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