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    Como cocuyos en la oscuridad del monte

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     Como cocuyos en la oscuridad del monte

     

    Por allá, lejos, el teléfono se queda sin cobertura y el GPS se transforma en las pocas personas que van loma arriba o vienen loma abajo, a las cuales les preguntas si han visto una “guagüita” con gente de cascos amarillos y escalera en el techo.

    “Ufffff, hijo, esa hace rato que pasó por aquí. Diariamente ellos cruzan bien temprano. Los vi pa’llá arriba”, dice un hombre que parece haber andado varios kilómetros a lomo de caballo y se encontró a los de cascos amarillos en algún lugar de la inhóspita geografía de una parte del municipio de Chambas.

    Y ese “pa’llá arriba”, significa unos cuántos kilómetros. El Suzuki corcovea como potro cerrero y la señora de unos 78 años de edad que hemos recogido en el camino, le dice a su esposo con entonación guajira: “asujétate, viejo, que si salimos vivos de esta…” El chofer-periodista escucha y aminora un poco la velocidad.

    Minutos después, no sé si por miedo o porque aquel era verdaderamente el destino final, nos sorprendieron con un “nos quedamos aquí, gracias por la botella”.

    Y seguimos. Subíamos, bajábamos y cruzábamos hilos de agua que, al regreso, con la lluvia, se convertirían en torrentes con una velocidad inusitada.

    —¡Oigaaaaa!, ¿Dónde queda Sitio Molina? —preguntó a otro caminante mi coequipero, Pastor, con sobrada experiencia en este tipo de periodismo de montaña, de misiones internacionalistas, de aventuras…

    —Al doblar la curva —respondió.

    LA NOCHE SERÁ EL PARAÍSO

    Y hasta allí llegamos para narrar historias —no por cotidianas, menos heroicas— de una cuadrilla formada por hombres de la Unidad Empresarial de Base (UEB) Fuentes Renovables de Energía, de la Empresa Eléctrica Ciego de Ávila, y la División de Copextel, encargados de instalar paneles solares en zonas intrincadas de cuatro municipios avileños afectados por el huracán Irma.

    Cuando aparecimos, los hombres de la brigada mixta se encontraban en plena faena, mandarria, barreta y llaves en mano. Esta vez eran cinco: Ismael, Osmel, Pedro Ernesto, Jorge y Rosiel Reyes, este último, ingeniero mecánico y jefe de brigada. Solo faltaba Juan Carlos Sorí, quien disfrutaba de las vacaciones.

    —¿Y cómo dieron con nosotros? —preguntó Rosiel.

    —Todos los caminos conducen a un lugar —respondió mi coequipero.

    Las gotas de sudor corrían como ríos por los rostros de ellos, mientras que a un lado del patio trabajaba Yaimar Carballeira Lluvero, cuyo hogar debe de estar en estos momentos entre los 138 electrificados en la provincia con paneles de dos kilowatts.

    “Estaba lavando a mano, para después pasarle la plancha calentada con carbón a la ropita del niño, porque la de nosotros…”, dejó entender. Y de inmediato los sorprendió. “Hemos venido preparándonos y cuando la corriente esté, podremos utilizar la lavadora, el televisor y no tengo que cocinar con leña. A partir de ahora será diferente. Jamás habíamos tenido electricidad en esta zona. Nos lo dijeron hace poco tiempo y cumplieron con nosotros. Ahora nos corresponde a mi esposo y a mí, revertir eso con hacer producir la tierra. ¡Ah!, y para el almuerzo tenemos congrí y una carnecita que tenía guardada para esta ocasión. ¡Pueden quedarse, periodistas!”.

     Como cocuyos en la oscuridad del monte

     Como abejas a los paneles solares

     

    A Pedro Ernesto Cruz Broche, ingeniero industrial y segundo jefe del grupo, más bien del imperio de trabajo que han conformado los especialistas de Copextel y la Empresa Eléctrica, le ha calado hondo el comportamiento de las personas. “La gente se pone contenta cuando llegamos, brinda lo que tiene, con gusto. Nos han tocado lo más hondo de la fibra humana; es muy humilde, que comparte. Eso merece respeto y creemos que lo menos que podemos hacer es acelerar la tarea para que disfruten de las bondades de la electrificación.”

    Para Ismael Oliva —nos marchamos del lugar sin saber exactamente por qué le llamaban el Conquistador— cada inicio de la jornada laboral representa el comienzo de la cruzada contra la oscuridad, a favor del desarrollo. “Vamos p’alante y nada nos detendrá. Ya tenemos 138 sistemas instalados, de los 165 programados para la etapa”.

    Osmel Hernández Beltrán es diabético, dependiente de la Insulina desde que nació, anda con la mochila llena de sueños, con los medicamentos que le hacen falta, agua, un poco de azúcar y el alimento que siempre trae desde su casa.“Nací con la diabetes, pero aquí soy uno más y hasta ahora, con la ayuda de mis compañeros, no he tenido problemas. Lo mismo doy mandarria, que agarro el pico o la pala; tiro los cables, armo los sistemas”.

    De estos hombres, como nómadas en el monte, comunidades enteras: Las Veguetas, Potosí, El Palmar de Mabuya, La 25, Caracol, Santa Bárbara, Palo Gordo, La Serrana…

    —¿Y por qué la mochila llena de sueños?

    —Porque a la gente del campo hay que cuidarla; de ahí salen los alimentos y aquí se ha visto que muchos han regresado, porque la corriente los ha traído de vuelta y de eso nos sentimos protagonistas todos los de la cuadrilla.

    Oralia Broche Sánchez es una anciana de 89 años de edad y 76 vividos en Sitio Molina, donde prefiere morir antes que abandonarlo. “Si no fuera porque el transporte es lo más complicado por estos rumbos, esto fuera el idilio: vivir al lado del carpintero, del tocororo, de la paloma torcaza, del majá Santa María, que no ataca; no hace na’, el pobre; vivir donde se produce el alimento. ¡Y ahora con corriente eléctrica! Ahora es que yo quisiera tener los 13 años de cuando llegué aquí.

    “Me apena que ustedes no avisaron y no tengo ni un buchito de café que brindarles. Se lo hubiera hecho en la cafetera nueva, en el fogón eléctrico. ¡Qué pena me da que hayan venido a visitarme y no tenga nada que ofrecerles,  qué pena!”, repite y pone una de sus manos en el pecho. 

    “En la noche esto es bonito. No tan feo como muchos piensan. Ahora, en las noches, veo, entre los matorrales, luces cercanas, luces lejanas, y son las viviendas electrificadas, como cocuyos en la oscuridad del monte”.

    Había que ver, al momento exacto de la conexión, el rostro “iluminado” de Coralia, quien a partir de ahora deberá pagar 10.00 pesos mensuales por el consumo de electricidad generada por un sistema valorado en unos 2 600.00 euros.

    DOS KILOWATTS “MUEVEN EL MUNDO”

    Rosiel explica que los nuevos sistemas son más potentes que los anteriores y tienen capacidad para dos kilowatts, que se alimenta por la energía y está provisto de seis paneles fotovoltaicos de 340 watts cada uno y un inversor (equipo que convierte la corriente directa en alterna).

    “La instalación —comenta—, demora entre tres y cuatro horas, siempre que, previamente, hayan cavado los huecos, como casi siempre sucede. Es el trabajo más difícil y de mayor demora:  hacer los orificios donde irá anclado el andamiaje.

    “Cuando son mujeres solas, ancianos, la propia brigada ayuda, también los miembros de la comunidad cercana, como sucedió con el viejito de Las Veguetas, en el municipio de Florencia.

    “Nosotros salimos casi todos los días, porque el programa no puede atrasarse. Cuando el camino se pone muy malo, seguimos en tractores, carretones, a caballo. La gente nos ayuda. Aquí en la zona de Ruano hemos instalado 10 y faltarían cuatro. Como regla, montamos un panel diario, a veces dos y, excepcionalmente, tres”.

    Jorge Morales García, técnico de nivel medio en mantenimiento eléctrico, de la UEB de energía renovable, en la Empresa Eléctrica Ciego de Ávila, afirma que con buen sol y las baterías debidamente cargadas, el sistema tiene capacidad para que funcionen al unísono la olla arrocera, la Reina, el refrigerador y el televisor. “Y le digo más: es capaz de arrancar motores de hasta 1.5 kilowatt”.

    En unos pocos meses, a una velocidad inesperada para la mayoría de los que acudieron al intercambio, la calidad de vida dio un giro de 180 grados, en medio de la alegría y el bien del progreso.

    “Hasta hoy tenemos 138 equipos de dos kilowatts instalados en la provincia, más unos 400, de 300 watts que estaban colocados desde antes”, afirma Mario Alberto Toledo Carrasco, director de la UEB Fuentes Renovables de Energía.

    PROGRAMA CONTRA VIENTOS HURACANADOS

    Mario Patiño Franco, jefe del Grupo de Ejecución y Control de Inversiones en la Fuentes Renovables de Energía, de la Unión Eléctrica, explica que las acciones se concentran en pequeñas comunidades y asentamientos aislados de la costa norte de las provincias de Villa Clara, Sancti Spíritus, Ciego de Ávila y Camagüey, en lo fundamental en aquellas comunidades que fueron azotadas por el paso de los ciclones. 

    “Este programa tiene el objetivo contribuir a los esfuerzos del Gobierno de Cuba, para aumentar la resiliencia energética ante eventos meteorológicos extremos en las regiones más afectadas por el huracán Irma, específicamente ampliando el acceso a fuentes renovables de energía”.

    La iniciativa, que en Cuba beneficiará a 827 viviendas con sistemas fotovoltaicos aislados y el restablecimiento de ese servicio en otros 620 hogares que actualmente tiene los sistemas fotovoltaicos autónomos dañados, es liderada por la Unión Eléctrica e implementada por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo con el apoyo financiero de la Unión Europea.

    En la identificación y selección de las comunidades y viviendas beneficiadas se priorizó las familias encabezadas por las mujeres con más hijos y las de menores ingresos económicos.

    En total, en el país, fueron censadas las 827 hogares correspondientes a 107 comunidades enclavadas en 62 consejos populares de 19 municipios, con una población superior a las 1300 personas, incluidos menores, mujeres y discapacitados.

    El proyecto está financiado con un presupuesto de cuatro millones de euros del Fondo Europeo del Desarrollo para la cooperación regional con el Caribe, y dos millones 314 660.00 pesos del Gobierno cubano y será complementario a las acciones que realiza el Ministerio de Energía y Minas para alcanzar el ciento por ciento de electrificación del país y el incremento de la participación de las fuentes renovables de energía en la matriz energética nacional.

    Con esa modalidad de electrificación se persigue incrementar la calidad de vida del campesinado cubano, fomentar la vida en el campo y a su vez las actividades productivas relacionadas con la agricultura y la ganadería; disminuir el éxodo de la población rural a las urbes, incidir en la equidad de género, fomentar el uso de las Fuentes Renovables de Energía y la cultura energética, necesarios para el enfrentamiento al cambio climático.

    Escuché decir a varios lugareños que, después de instalados los sistemas de paneles solares, casi siempre hay fiestas, guateque o alguna que otra comidita a lo criollo: yuca, congrí, chicharritas y cerdo asado, acorde con el acontecimiento; pero lo del cerdo asado no es para que lo griten a todo pecho, los guajiros, que tenemos fama de fabuladores y exagerados.
     

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