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    “Creo, como Fidel, en dar el ejemplo”

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    Apenas unos días después de encomendada la misión, el hombre recibió un par de noticias que llevaba tiempo esperando. A sus 55 años no tendría, necesariamente, que añorar la “abuelitud”, pero los mensajes de Whatsapp anunciando dos nietos en camino coronaron un momento que, ahora lo entiende, fueron el impulso definitivo.

    “Creo, como Fidel, en dar el ejemplo”

    Liván Izquierdo Alonso tiene el teléfono lleno de fotos de sus nietos y, como todo abuelo, las muestra si se da la oportunidad. “Este es el de Laura y este el de Livancito”, dice sin asomo de preferencia alguna, aun cuando Livancitín (o sea, Liván III) lleve su “pinta”.

    Elijo mostrar primero al hombre de familia antes que al miembro del Comité Central del Partido y su primer secretario en la provincia, pero tales distinciones no pueden hacerse más que a la hora de escribir. Esta, obviamente, es una conversación con el cuadro dirigente, a las puertas de cerrar un ciclo de particular complejidad y, acaso la intensidad como padre, abuelo, esposo e hijo explique mejor su otra “intensidad”, la de un jefe que no da tregua, que pone presión todos los días.

    A Izquierdo Alonso le tocó llegar a Ciego de Ávila terminando el primer trimestre del año, un momento en el que ya estaban trazadas las pautas económicas y sociales del territorio. Tendría dos caminos: ajustarse a lo pactado o revolucionarlo todo.

     

    ─ ¿Cuál fue la “misión” encomendada por la máxima dirección del Partido?

    ─ Me dijeron que había que trabajar diferente en Ciego de Ávila, en todos los frentes. Empezando por lo que le corresponde al Partido como rector de la sociedad: hacer funcionar las organizaciones de base y que estas irradien a su entorno. Para ello hemos estado atendiendo con especial interés la política de cuadros y el funcionamiento interno de la organización, y, por supuesto, las cuestiones de la economía, lo social.

    Desde su primera comparecencia pública, el 25 de marzo, el primer secretario del Partido recién electo en Ciego de Ávila empleó una frase que ya era conocida por los avileños. Sin perder un día había sido el eslogan de un movimiento político-social que transformó la provincia después de un largo periodo estancamiento. Luego se añadiría el Latir Avileño y más recientemente el Esfuerzo Decisivo.

    ─ ¿Qué entrañan estas frases y por qué asumirlas como estandarte del trabajo del Partido y el Gobierno aquí? ¿Siente que hubo comprensión y acogida para la continuidad planteada?

    ─ Cuando llegué me dijeron que Sin perder un día era una frase que se usaba y me pareció magnífica, porque viene desde los potreros de Lázaro López, el tremendo acontecimiento de ese día y lo que significó para el futuro de la Revolución mambisa. Lo del Latir avileño se utilizó cuando la pandemia, a partir del esfuerzo de los médicos y otros compañeros que pusieron en riesgo sus propias vidas para salvarnos. Y lo de Esfuerzo Decisivo es de Fidel. Tiene que ver con la heroicidad de la zafra de los 10 millones, con Girón, con todas las metas asumidas por este país en todos estos años, y vinculándolo con la impronta de Fidel en Ciego de Ávila. Pienso que él hizo esta provincia con sus manos, no solo para los avileños, sino para Cuba toda.

    “Creo que, aunque se ha trabajado, no hemos llegado adonde tenemos que llegar. La deuda no es solo de los cuadros, sino del pueblo. Es el pueblo quien debe ser protagonista de todo cuanto se haga. El propósito no es mío ni de un puñado de cuadros: tiene que ser de todos.

    “La distinción Latir Avileño que se entrega trimestralmente a los organismos, a los municipios, es un incentivo para esa continuidad. Los demás tienen que preocuparse, porque qué dirán los trabajadores de una empresa que no está latiendo por el pueblo. Quienes reciben la condición tienen muchos retos y cosas por hacer, pero los demás tienen que ocuparse todavía más.

    “Estoy convencido de que es una motivación especial, para echar p’alante, para que cada uno termine su jornada laboral consciente de haber cumplido su deber. ¿Qué necesitamos en Ciego de Ávila? Que todos participemos, que cada uno contribuya con su esfuerzo al avance de la provincia, que la gente critique, pero participando, haciendo”.

      

    ─ ¿Podríamos decir que usted estudió a la provincia antes de llegar?

    ─ Sí, claro. Intercambié con compañeros que dirigieron aquí, con Tapia, con Félix. Me estudié la impronta de Fidel en Ciego de Ávila, los hechos relacionados con Lázaro López, la vida socieconómica del territorio y, sobre todo, las potencialidades productivas en la agricultura, en la agroindustria azucarera. Al punto de que me convencí de que pocas provincias pueden producir a la par de esta, por tres razones fundamentales: el suelo, el agua y los avileños.

    ─ Precisamente el primer lugar que visitó en Ciego de Ávila fue el central Primero de Enero, ¿fue una coincidencia o tiene que ver con lo que usted apuntaba, la confirmación de que la agroindustria azucarera es decisiva?

    ─ En realidad, fue un poco de coincidencia. Pero siempre reconocimos el potencial de ese municipio. No solo por el central, sino por la Empresa Arnaldo Ramírez, una de las que ha estado demostrando que sí se puede, que, si el hombre sirve, la tierra sirve.

    ─ En múltiples escenarios he visto que usted trata con respeto y deferencia al director de la empresa, Jorge Maceo

    ─ Es que ese guajiro es un Maceo de verdad. Volviendo a la pregunta, después de haber desarrollado un proceso de balance en los núcleos y comités del Partido, previos al congreso, llegamos con las ideas, conceptos y directrices definidas, y eso nos ayudó a trazar muy bien los objetivos de trabajo. En realidad, son una adaptación de esas ideas, conceptos y directrices a las responsabilidades de la provincia. Lo otro que nos ayudó muchísimo fue la visita del Secretariado del Comité Central del Partido y sus chequeos y evaluaciones sobre el terreno. Fueron la mejor hoja de ruta.

    ─ Se cumplirán 9 meses de su propuesta y elección como primer secretario…

    ─ El 25 de diciembre se cumplieron ya los 9 meses.

    ─ Los tiene contados… ¿Mantiene la idea de que el avileño es un pueblo laborioso? Y si es así, ¿por qué nos conmina todo el tiempo a cambiar el paso?

    ─ Porque yo creo que tenemos para más y hay varias empresas y organismos que lo demuestran, pero no pueden ser excepción, sino regla. El sistema empresarial, la agricultura y la agroindustria azucarera tienen que cambiar el paso, son la columna vertebral de esta provincia. Son la base, incluso, para el desarrollo del destino turístico Jardines del Rey. ¿De qué autonomía podríamos hablar si no desarrollamos la agricultura?, cuando hay municipios que solo tienen una empresa del Comercio y la Gastronomía. Lo que sí tenemos es tierra y hay que desarrollarla.

    Además del trabajo hombre a hombre, de los intercambios con los colectivos, de las reuniones de chequeo y análisis de indicadores, Izquierdo Alonso dedica tiempo ─bastante tiempo, diríamos mejor─ a las redes sociales de Internet. En consecuencia, ha impulsado una mayor presencia de los contenidos sobre y desde Ciego de Ávila en plataformas como Facebook y Twitter entre directivos, cuadros y trabajadores de todos los sectores. Ese impulso parte de su ejemplo personal y transita por la exigencia, como es natural.

    ─ Si la batalla económica, el día a día del pueblo es tan determinante y exige tanta dedicación, ¿por qué compartir el tiempo con las redes sociales, que pueden llegar a ser tan veleidosas y hasta traicioneras?

    ─ Porque tenemos que cuidar la Revolución, también, en ese escenario. Durante todo este año de apagones y vicisitudes, demostramos que podíamos defenderla. Recuerdo un trabajo voluntario en la siembra de caña, fuimos más de 1000 personas, y había un hombre en una esquina del campo que se paró en seco y me dijo: “verdad que somos increíbles. La noche entera en apagón y hoy estamos sembrando caña”.

    Estamos cuidando la Revolución en el espacio físico, de una manera superior, y también hay que hacerlo en el espacio digital. Desgraciadamente las redes sociales pueden movilizar o desmovilizar. Y aunque hemos avanzado, nos quedan muchas reservas. Eso, está claro, no va a sustituir el trabajo de las organizaciones de masas y políticas; aquí seguimos creyendo en el trabajo hombre a hombre que nos enseñó Fidel.

    ─ Usted cree en predicar con el ejemplo…

    ─Tiene que ser así, no concibo otra manera.

    Cuando hay un cuadro que socializa, participa, es el primero en todo, ¿no crees que sus trabajadores lo sigan más que a otros, que hasta se dan el lujo de llegar tarde?

    ─ ¿Siente que en Ciego de Ávila ha podido “ejercitar” lo hecho en Matanzas o ha debido “innovar” sobre la marcha?

    ─ Mi sistema de trabajo ahora tiene que ver con lo que hice anteriormente en Matanzas, no solo como primer secretario. Aprendo todos los días de mis años en el Comité Provincial de los CDR y creo que los cuadros deben transitar por distintas responsabilidades, que no se improvisen.

    “Pero he debido incorporar otros métodos. Mira, hay tres cosas a tener en cuenta. Este año ha sido tan complicado que todos los días a las 7:00 de la tarde chequeamos y revisamos cómo termina y cómo arrancan los servicios principales a la población. Eso es nuevo. También lo es la participación más sistemática en los consejos populares, el contacto directo con la gente. Eso tiene que ver con la indicación del país, pero también con la necesidad de conocer el territorio. Y como tercer elemento, las reuniones mensuales con los cuadros y secretarios de los municipios, en función del fortalecimiento de los principales indicadores del funcionamiento del Partido. Puedo decirte que hemos avanzado en la política de cuadros, en el crecimiento, pero queda mucho más por hacer”.

    ─ ¿Qué balance puede hacer a pocas horas del final del 2022? ¿Cuáles son las pautas del 2023?

    ─ Ha sido un año muy complejo, de mucho trabajo y muchos retos. Pero también de grandes victorias. Saber que la nuestra fue la segunda provincia de mayor participación popular en el proceso del referendo y las elecciones municipales, da satisfacción. Acabamos de elegir las nuevas asambleas municipales, decisivas para las responsabilidades de los territorios. Son pequeñas grandes victorias.

    “Fue un año que nos prepara para un mejor 2023, siempre pensando en nuestras potencialidades y en el esfuerzo colectivo. Tenemos que ser capaces de movilizar al pueblo, no hace falta hacer nada extra, solo con que cada uno de nosotros haga lo que le toca, en el lugar donde está”.

    ─ ¿Qué es lo más difícil de ser primer secretario del Partido en una provincia?

    ─ Yo diría que es querer solucionar un grupo de problemas e insatisfacciones del pueblo y no poder porque nos falten recursos materiales. Y la causa fundamental es el bloqueo. No podemos entender el bloqueo para una cosa y para otra no. Nos afecta a todos los niveles. Hay que estudiar más las pretensiones de los americanos con Cuba. No se nos puede olvidar lo que hizo Batista, toda la hostilidad posterior al triunfo de la Revolución; aquí hubo provincias con más de 40 bandas de alzados. Eso lo que hay es que estudiarlo. Como ha explicado el Presidente, no es solo resistir, sino resistir y avanzar. Cambiar el paso.

    ─ Usted llegó a la provincia solo. Su familia quedó en Matanzas y eso sugiere que su paso por Ciego de Ávila podría ser breve, a la vez que añade complejidades a la tarea. ¿Se ha sentido solo, desde el punto de vista del trabajo y la respuesta de cuadros y subordinados? ¿Esa respuesta compensaría de alguna manera la distancia con los suyos?

    ─ No. Nunca me he sentido solo, aunque uno siempre extraña a la familia, a los nietos. Pero los avileños son solidarios y compensan cualquier soledad. No sé si estoy de tránsito, eso no lo decido yo. Estaré el tiempo que sea necesario, con el mismo espíritu del inicio. Todas las mañanas amaneceré latiendo por el pueblo, sin perder un día.

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