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    “Baches” del transporte público en Ciego de Ávila

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    Durante 2022 los ómnibus del servicio público de Ciego de Ávila transportaron 7 millones 700 000 pasajeros, según las estadísticas de la Empresa Provincial de Transporte (EPT).

    “Baches” del transporte público en Ciego de Ávila

     Ese es un número “reversible”: parece muy grande (comparado con la población total de la provincia o con la disponibilidad perceptible de ómnibus urbanos, por ejemplo), pero es la tercera parte del plan inicial del año, 21 millones 937 000. En 2023 el objetivo es duplicar la primera cifra, lo que significaría crecer, mas sin alcanzar niveles de actividad suficientes.

    Todos los números apuntados son la confirmación del deterioro de los indicadores del sector en la última década. El territorio pasó de mover unos 35 millones de personas anualmente a estos siete, y la reducción de la quinta parte habla de necesidades de movilidad insatisfechas y de un desempeño empresarial debilitado, aun cuando al cierre del pasado año pudieran generar utilidades en el entorno de los 100 000 pesos.

    Manuel Eduardo Marín Torres, director de la EPT, explicó que, tanto en 2022 como en 2023, su empresa chocó y chocará con dos problemas de mucha envergadura: bajo coeficiente de disponibilidad técnica y escasez de combustibles.

    De un parque de 236 ómnibus, apenas se emplean en la actualidad 90 y las proyecciones no son incrementar ese último dígito, aclara el directivo. Todo lo que podrá hacer la entidad es intentar sostenerlo y frenar en seco la salida de servicio de otras guaguas para, de obtener un mayor abastecimiento de combustibles en comparación con 2022 —año en el que recibieron menos del 40 por ciento de la demanda en la actividad de ómnibus—, poder cumplir el plan de pasajeros a transportar.

    Pero mantener el coeficiente de disponibilidad técnica por encima del 35 por ciento es una tarea titánica, porque la adquisición de recursos es ahora a través de mipymes privadas, pues el esquema del Ministerio del Transporte no los provee. Como consecuencia, el costo de comprar neumáticos y baterías para un ómnibus puede ser cuatro o cinco veces más que los aproximadamente 100 000 pesos de utilidades que generó la empresa por concepto de arrendamiento, flete o carga. Y hay 31 guaguas urgidas de estos componentes.

    “La transportación pública provoca pérdidas, no es sustentable, aunque las tarifas hayan subido últimamente”, recalca Marín Torres, poniendo de relieve los desafíos de la entidad, que debe suplir con otros servicios los déficits que va dejando uno de sus encargos estatales principales.

    Todo lo anterior repercute directamente en que sean cubiertas “como debe ser” solo 84 de las 139 rutas del territorio y nada más en los horarios de apertura y cierre, viajes alrededor de las 8:00 de la mañana y de las 4:00 de la tarde.

    “Estamos llegando a todas las rutas, pero no como mandan las normas”, dice el directivo, que explica, además, que los ómnibus se convirtieron en ruteros, o sea, extienden, si les hace camino, su ruta priorizando a estudiantes, por lo que no se compensa a cabalidad a la población. “Son rutas escolares, aunque ese no sea nuestro objeto social”.

    La situación es casi idéntica en las principales urbes provinciales, Morón y Ciego de Ávila. Inclusive, de cierta manera contraviene ese llamado servicio de transporte urbano, porque para ser así debería tener una frecuencia de viajes superior a la anterior. Esa amplificación dependerá, como se mencionaba antes, del abastecimiento de combustibles.

    Por lo pronto, la Empresa de Transporte se propuso implementar, primero en la ciudad cabecera, una iniciativa en la que los carros administrativos de todas las entidades están en la obligatoriedad de reforzar en la apertura y el cierre los trayectos de Norte a Sur (del reparto Aeropuerto hasta la escuela José Martí) y de El Piñacito a la Universidad de Ciego de Ávila Máximo Gómez Báez.

    De los números que no están en rojo, al decir de Marín Torres, resaltan los de los puntos de embarques, 44 en la provincia, desde los que se transportaron en 2022 unos 4 millones de pasajeros, resultado limitado, no obstante, en comparación con la etapa anterior a la pandemia de COVID-19.

    En medio de todas las limitaciones descritas, el empresario destacó que se priorizó y se seguirá priorizando los servicios de traslado de pacientes a sus respectivos turnos médicos en los hospitales provinciales y a los que hacen el trasbordo para centros de asistencia médica de otros territorios.

     

        

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